Ecuador tiene que dejar de llevar a los presos a la cárcel que ellos quieren

LIMPIEZA. En las cárceles se despintan los logos de las bandas.
LIMPIEZA. En las cárceles se despintan los logos de las bandas.

Sin la redistribución de presos, los carteles siguen siendo dueños de cada centro. Ahí, los nuevos reos son reclutados, obligados a tatuarse. Otros son amenazados y extorsionados.

 “Nosotros exigimos que a nuestros familiares les lleven a la cárcel de Esmeraldas, porque ellos son ‘Tiguerones’ y allá es cárcel de ellos”, decían las esposas de presos en la cárcel de El Inca, en Quito, durante un amotinamiento en 2023.

Las mujeres tenían claro que la última palabra para envíar a un detenido a uno u otro centro carcelario no la tenía el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI), sino cada banda narcocriminal que opera en Ecuador.

Por ejemplo, las cárceles de Cotopaxi, Quito y Latacunga están en el territorio de los Lobos. En las de Manabí y Guayas, especialmente en la Regional, mandan los Choneros y en Esmeraldas los Tiguerones.

Dentro de la Penitenciaría también hay pabellones para cada grupo delincuencial. Es decir, que en las cárceles los presos se distribuyen de acuerdo a la banda con la que se identifican y no por su nivel de peligrosidad o tipo de delito.

 Según Andrea Cadena, socióloga, esto “institucionaliza” a cada banda y le da “más poder”. Es decir, al momento de entrar en la cárcel “no sienten que van a un centro donde deben cumplir una pena, sino a lugares que son puntos de encuentro con sus pares”.

Para quienes no pertenecen a una organización y van a una cárcel, la banda que tiene el control “les obliga a pertenecer, a ser parte, a veces los tatúan en contra de su voluntad y esos son los primeros asesinados por las bandas rivales”, relata un guía penitenciario, quien pidió mantener su nombre en reserva.

Espacios para planear atentados

Si los miembros de una organización criminal son llevados a las mismas cárceles y pabellones, el riesgo en el exterior es mayor, ya que tienen tiempo y un espacio con sus pares para atentar contra sus rivales y la ciudadanía.

“Sin una redistribución, los atentados como el perpetrado contra el fiscal César Suárez seguirán ocurriendo, porque desde ahí salen las órdenes”, destaca Cadena.

Fuentes de la Policía Nacional detallan que para contrarrestar este problema ya se prepara la redistribución de detenidos por su nivel de peligrosidad y tipo de delitos. (AVV)

En Ecuador hay 22 bandas narco-delincuenciales catalogadas como terroristas.

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