Daniel Noboa se curó en sano con el pacto en el legislativo; entrevista a Henry Cucalón

CRÍTICAS. La oposición a Noboa hasta ahora ha sido de altura, de propuestas, sin insultos. Foto: Archivo.
CRÍTICAS. La oposición a Noboa hasta ahora ha sido de altura, de propuestas, sin insultos. Foto: Archivo.

El exministro de Gobierno criticó la generalidad de las preguntas de la consulta popular. Recalcó que seguirá trabajando y proponiendo soluciones para el país y no descartó la posibilidad de participar en el escenario electoral.

El ex asambleísta y exministro de Gobierno, Henry Cucalón, conversó con LA HORA para hacer una amplia revisión a lo que está sucediendo en la política del Ecuador, en la que manifestó su rechazo a la forma en que el nuevo mandatario maneja las críticas a su gestión.

Al contrario de lo que muchos señalan, para Cucalón el gobierno desarrolla un nuevo estilo de comunicación, enmarcado en el mensaje de las redes sociales, que parece carecer de profundidad en los criterios pero que lo acerca al público joven

Aunque celebró el llamado a la consulta popular como un mecanismo legítimo de democracia directa, insistió en la necesidad de desarrollar cuestionamientos y modificaciones más allá de obtener un resultado que calificó como una “encuesta” o “consulta light”. Dejó claro que la situación del país no está para perder oportunidades.

Pregunta.- ¿Cómo hacer un balance de este casi mes y medio de gestión del gobierno de Daniel Noboa?

Respuesta.- Todos los gobiernos al principio tienen el derecho de asentarse, de que la clase política le dé un poco de oxígeno para que se empape de las acciones gubernamentales y pueda poner en práctica lo que se comprometió y ofreció en campaña. Eso es propio de la cordialidad cívica. Todos los autócratas piensan que después de ellos viene el diluvio y que todos los que los reemplazan van a ser los peores de la historia, no importa quién gane. Entonces, yo sí creo que hay que darle un espacio para que el nuevo gobierno pueda aplicar lo que prometió. Esa es mi forma de ver las cosas. La situación del país es compleja, económicamente es muy difícil. El ascenso al poder del presidente no se ha dado en circunstancias en regulares, sino que es producto de una disolución de la Asamblea, del anticipo de las elecciones, todo fue mucho más rápido, no obedece a un proceso político consolidado, así que no debe ser fácil tener que afrontar todas estas dificultades, básicamente en materia de seguridad y en materia económica. En la materia política, él (Noboa) la resolvió llegando a un acuerdo que hasta ahora sabemos en qué consiste el acuerdo, con dos fuerzas importantes de la Asamblea Nacional, una sumamente cuestionada, como lo es el correísmo, cuestionada por sus prácticas, no por descalificar a las personas.

 P.- ¿Pareciera que todavía hoy no tiene una oposición?

R.- Yo sí creo que debe existir una oposición, es necesaria, pero la gran pregunta y reflexión es: ¿oposición a qué? A la persona deseándole que le vaya mal, para ver si a mí me va bien, eso no es democrático, es clientelar. Debe haber oposición a las propuestas cuando hay divergencias, a las posiciones. Hay que observar al presidente que ha lanzado su tan comentada consulta, ha habido muchísimas críticas con altura, con muchísima divergencia en cuanto al contenido, en cuanto a la forma, eso es lo propio del devenir democrático, en los cuales me incluyo. Es una oposición de alternativas a una propuesta, no es una oposición por oposición.

P.- ¿Cómo ve esta estrategia de minimizar a quien lo critica?

R.- Él, que es absolutamente pro y no le gustan los anti, ha llegado a acuerdos con personas, más allá que no sabemos el contenido del acuerdo, pero parlamentariamente, inclusive con personas que, como en el caso del expresidente Correa, tiene estas sentencias. Resulta ser que por quien votamos repite viejas prácticas de descalificación a personas que lo único que han hecho es estar en divergencia sobre la posición que él ha optado. Ni siquiera obedece a una réplica de un insulto nada más. Yo creo que poco favor le hace a elevar el nivel de debate político, estas descalificaciones tan pueriles.

P.- ¿La consulta popular busca solucionar de fondo los problemas del país o generar una seria de hitos preelectorales de cara a la reelección?

R.- Varias consideraciones, el consultar al pueblo siempre será importante y positivo, es un ejercicio de democracia directa, eso lo saludo. También está cumpliendo un compromiso de campaña; en lo conceptual, porque se nota que no sabe qué es lo que están consultando. Un tercer aspecto, es que hay una gran convergencia en la temática, 10 de 11 preguntas giran en torno a la seguridad, lo cual me parece bien, porque en eso todos estamos de acuerdo. ¿Dónde yo tengo mis diferencias? Más allá, que muchas de las preguntas son prácticamente intrascendentes y que parecería una consulta al vuelo, algunos temas ya están vigentes, no creo que por aumentarles dos comas y una palabra habría que hacer una consulta, y otros temas ya están siendo despachados en la Asamblea. Lo que a mí me preocupa como técnica democrática, jurídica y política, es que en el fondo es una encuesta. Todas las preguntas son a nivel jerárquicamente inferiores, ninguna es de aplicación directa. Aprovecho para decir que la que sí tiene fondo y que debería juntarse con esta consulta, es la propuesta hecha por el presidente Guillermo Lasso, tramitada, y aprobada por la Asamblea Nacional en dos debates, que cambia la Constitución y permite a Fuerzas Armadas intervenir en la seguridad interna, la Constitución establece 45 días después de la aprobación en la Asamblea que ya están corriendo, lo lógico es que tanto el Consejo Nacional Electoral, el gobierno, que tiene una parte en esto, quizás la Corte Constitucional, avalen que hagamos esto en un solo proceso, el cambio constitucional y la encuesta que nos ha pedido el presidente Daniel Noboa.

P.- ¿Pero entonces esta consulta o encuesta tendría más un valor dentro de un proyecto de reelección?

R.- Tiene un valor democrático porque, más allá de las mayorías de algún legislador, veo difícil que, si el pueblo dice que sí a una temática o una propuesta, por más que no son articulados fijos, veo difícil que no aprueben el concepto. El presidente cumple con una propuesta, presentó una consulta, más allá de que las preguntas son distintas a lo que le escuché a la ministra de Gobierno y a él, él habló de temáticas de justicia, entre otras cosas, si eso sirve o no para tener consistencia, volumen, coherencia entre lo que prometió y lo que cumple, esas son variables del día a día de la política. Lo que a mí me preocupa, es que, si ya vamos a ir a una consulta, que sea por temas de fondo, trascendentales y constitucionales. Y pongo sobre el tapete porque ahora lo tenemos más claro, la importancia del tema de la extradición como una herramienta para luchar y enfrentar el crimen organizado. No es la solución per se, pero sí abona y si ayuda, considerablemente. Y ahora cada vez están más claras las relaciones del crimen organizado y del narcotráfico, con ciertos elementos políticos. Hay tantos temas para ponernos a debatir que estas preguntas que en general, insisto, son como una consulta light y lo que está generando el debate es la pregunta sobre los casinos, cuando en el mismo proyecto hay contradicciones.

 P.- ¿Cómo calificar la premura de esta consulta y sus preguntas?

R.- Creo que en el ánimo de cumplir y que ellos mismos se pusieron la soga al cuello con las fechas para evitar mayor desgaste, parecería que es una consulta al vuelo. Tanto así que la ministra de Gobierno dice que van a aumentar unas preguntas más.

P.- Estamos ante un nuevo estilo de gobierno, que evita las críticas y parece no comunica. ¿Cómo podemos interpretar este nuevo estilo?

R.- Yo sí creo que comunica, pero son nuevas formas de comunicación. Puede ser que a algunos les guste o no. No son tan formales. Pero el presidente permanentemente comunica en las redes sociales, lo que pasa es que él no es la escuela clásica. Me puedo equivocar, pero no me acuerdo haberlo visto siendo candidato o ahora de presidente, me puedo equivocar, en entrevistas en periódicos, en una entrevista como la que estamos sosteniendo. He sido de tres escuelas, me levanto y leo los periódicos, soy así desde los ocho años. Eso no significa que sea necesariamente lo correcto. Entonces, ellos comunican, hacen muchas redes sociales, son las nuevas formas de comunicarse. Si a uno le gusta o no, ese es otro cantar. Él automáticamente que sacó la consulta, hizo un video, salió en el balcón de Carondelet y habló a cierto sector de la colectividad que entiende las cosas de esa manera y que no esperan una explicación al estilo de Raúl Clemente Huerta.

P.- ¿Cómo entender este nuevo modelo?

R.- Ese fue el modelo que lo hizo ganar, nunca dijo una idea. En el primer debate todos los datos que dio estaban equivocados, nunca le escuché una idea de fuerza en la primera vuelta. Nunca algo descollante, un concepto, nada. Igual, cuando fue parlamentario, casi nadie supo que era diputado. Se enteraron que fue diputado por un viaje a Rusia. Eso le gustó al gran sector del ciudadano son nuevas formas de comunicar, no son las teorías clásicas. Lo vi en Radio Sucre, en Guayaquil, en una radio, y de ahí se generaron deliberadamente unos bytes, la entrevista fue dedicada a eso. Es lo único que se resalta.

P.- ¿El gobierno parece estar a la deriva en los temas fundamentales del país, la seguridad, el Plan Fénix, la economía?

R.- Se nota que él (Daniel Noboa) es intolerante a la crítica y eso que es novel en este asunto, todavía. Porque yo creo que las críticas que ha hecho la oposición ha sido una posición de altura, sin ningún insulto. Si el presidente hubiera estado en la época de los 90, en los 80, no te quiero decir cómo era respondida. Se han hecho criticas lo cual es normal, nada del otro mundo y ya ves el tipo de respuesta. La opinión pública, básicamente los abogados, políticos, han hecho una crítica generalizada, no al llamado a consulta, sino al contenido, la gente quiere ayudar, me incluyo, yo quiero proponer, quiero ser propositivo, sé la magnitud del problema, no se puede jugar con el destino del país y estamos todos para apoyar y cuando haya una divergencia, decir en dónde. Yo no estoy para ponerle el pie en la canilla a nadie. Los problemas del país son demasiado graves, los conozco de primera mano. Entonces, como que vieron esa reacción y esa reacción de la gente que genera opinión no es endilgable a un sector político en particular, porque fueron analistas de derecha, de izquierda, abogados, quiteños, guayaquileños, profesores, universidades públicas y privadas. Entonces, es que reaccionan. Más allá que el expresidente Rafael Correa, salió a criticar, cuando él quiere, es mucho más salvaje, me explico, pero se dieron cuenta que la prensa, la opinión pública, los abogados, los académicos, van a estudiar el contenido de la consulta.

P.- ¿Cómo lo hablamos al principio, parece que no hay una oposición a un gobierno que estará poco más de un año y medio? ¿Cuánto esperar para evaluarlo?

R.- Absolutamente tienes la razón. La regla no escrita de los 100 días para cuatro años es distinta en este ámbito, tanto para la crítica constructiva y la oposición racional como para el accionar gubernamental. Coincido y hago mías, estas palabras. Pienso exactamente lo mismo. Si te dije que en los primeros 30 días no era noble pegar por pegar. Ya estamos en otro escenario.

P.- Al gobierno no le gusta la crítica. Lo que sucedió con la vicepresidenta Verónica Abad y con María Paula Romo nos podrían estar dando el mensaje: “me criticas o te opones y te saco del juego”.

R.- No lo descarto, ya se está viendo porque ha tenido muy poca trayectoria política, insisto, casi nadie sabía que era diputado y ahora como presidente electo y como presidente en ejercicio, vamos viendo ciertos matices, sin embargo, es bastante condescendiente y delicado, por así decir, ante las críticas que le ha hecho Rafael Correa, porque Correa, si bien no lo ha dejado como lo deja al empleado de él, que es Henry  Kronfle, a quien le ha dicho bribón, canalla, ignorante, mentiroso y bruto. A Daniel Noboa, si bien lo critica no este no responde absolutamente nada. Yo, como dignatario, diría ‘usted se equivoca’, ‘señor, respete para que lo respeten’. Sí es que no quiere insultar, sin embargo, las desavenencias que ha tenido con la vicepresidenta, o con los distintos actores de la opinión. No pienso para nada igual que la vicepresidenta de la República, pero si conversas con todo el mundo y si eres pro y no eres anti, sí eres hiperpragmático y conversas hasta con delegados de sentenciados, sí conversas con todo el mundo, porque hay que sumar. Para mí (Henry Cucalón) lo importante no es con quién, sino para qué. Yo saludo ese pragmatismo, pero el pragmatismo es global, porque uno podría tener críticas, uno por haber tenido divergencias con la exministra Romo, pero uno debe propender a que es una mujer inteligente, seria y que, al igual que nosotros, quiere lo mejor para el país. Y que también tiene su mérito haberse enfrentado a mafias y haber evitado golpes de Estado, así como en otras cosas no estoy de acuerdo. Pero en este termómetro político, no ha de ser que los malos a rayar sean ellos y los otros a santificar, si vas a tener esa actitud, debe ser en el general. Y con la prensa, él tiene un estilo, insisto, no lo he visto dar entrevistas como las que esta. En todo caso, al poder le incomodan las críticas, pero uno debe aprender a sobrellevarlas y ahí se ve el talante democrático del cual uno está hecho.

P.- En Ecuador comienza a configurarse una política que algunos llaman del “buenismo”, donde la crítica o la oposición no es bien vista. ¿Cómo trabajar para que el país pueda avanzar y salir de esta política que es una mentira?

R.- Absolutamente de acuerdo. Coincido en el lenguaje, si bien creo en la cordialidad cívica y después de 25 años de vida pública, creo que he demostrado que puedo conversar con todos, que no creo en las etiquetas inclusive ideológicas, ni regionales, pero sí me gusta contrastar, porque el honesto no es igual al que es corrupto; el vago no es igual que a la persona dedicada. Soy muy pragmático, creo que hay más cosas que nos unen, que las que nos separan, creo en el diálogo y he lo demostrado, pero en el buenismo per se, no creo, porque hay que diferenciarse por las ideas y por cómo se aplican. Ahí es donde yo tengo lo que contrastar las posiciones, porque me he dado cuenta después de años de experiencia, que muchas veces la gente que vive al margen de la ley.  Y los que vienen al margen de la ley, los que son enloquecidos por el dinero, son a los que más les conviene, es ese buenismo. Y el todos somos iguales. Te explico, yo no te atacó, tú no me atacas y aquí no pasa absolutamente nada, eso no está bien. Entonces, lo que no está bien es etiquetar o segmentar a las personas por origen político, ideológico, racial, por quien es, eso no está bien. Era muchas las cosas que hacía el señor Rafael Correa, valga la aclaración, que prohibía hablar a las personas, lo que hacen los caudillos.

P.- Hay quien advierte del hartazgo en la política

R.- La gente está harta, y eso se notó en las encuestas, de pelear por pelear y me parece que está bien. Y si el pelear por pelear favorece a un sector o no, ahora puede ser. Es un análisis interesante, o sea, no se puede caer en la trampa que, por criticar a Rafael Correa, decir que todos los que votan por Correa son como él. Porque uno no puede endilgar, endosar los defectos y los delitos de otras personas a quienes creen en esa persona y esto es válido para todos. Por la gente que ha votado por Guillermo Lasso, la gente que ha votado por Jaime Nebot. Yo no puedo criticar el correísmo por ser correísta, los criticó porque han actuado mal, porque solapan la corrupción. ¿Estamos? O sea, no por ser izquierdista, correísta, derechista, o la típica etiqueta, oligarca, que veo que el presidente actual se la ha sacado hábilmente.

P.- ¿Hay hartazgo en la política?

R.- Hay hartazgo no solamente en el Ecuador, es un hartazgo mundial hacia la representación política y democrática y peor desde la post pandemia. No hay libro de ciencias políticas, en el mundo, que no hable de la crisis de la democracia, justamente por el apogeo del populismo, de la polarización de vida, de las causas, de las personas, que inclusive cuando no hay problema, se inventan el problema para polarizar. Estados Unidos lo está viviendo. Todo eso produce un hartazgo absoluto, y la gente no es que quiere pasarla por alto, pero está asfixiada de este tipo de situaciones.

P.- ¿Hay quienes dicen que el Estado no les importa, no les afecta?

R.- Sí, hay mucho individualismo, no solamente en Ecuador, es general, con el auge de las redes sociales, hay que volverse a preocupar del bien común y eso sirve para las derechas y para las izquierdas. Entonces, ese el Estado no me importa, no se dan cuenta de que sí importa, cuando los Estados son buenos cuando hacen los procesos de vacunación. Te das cuenta que la política pública si importa, que los jóvenes quieran ser políticos, quieran ser funcionarios públicos, sí importa, uno puede ser ajeno a la realidad social, pero eso no es propio, y no pasa solo en Ecuador, pasa en muchísimos lados.

P.- ¿El Acuerdo legislativo que ha generado en el país?

R.- La estrategia o el acuerdo legislativo hasta ahora no conocemos de qué se trata. Lo separo en dos partes. Si fue para elegir las dignidades, yo no le veo ningún problema, tenían que ponerse de acuerdo. Tenía que haber una mayoría. El problema no es con quién, sino el ¿para qué?, si era una mayoría para elegir a un asambleísta, presidente. Bueno, que lo haya. Yo no critico que haya un acuerdo con la fuerza más grande, que es el correísmo, que tiene 50 votos, tienes que llegar a un acuerdo para nombrar a las dignidades. Pero nombrar a una dignidad del correísmo presidente en las comisiones de fiscalización. Allí, no estoy de acuerdo. Voy a poner un ejemplo de lo que es la práctica legislativa y por qué hago tanto énfasis en el ¿para qué? y no en el ¿con quién? En dos de mis victorias legislativas, las obtuve con votos del correísmo y de media Asamblea. Cuando destituía a José Serrano de la presidencia de la Asamblea y destituía al fiscal general Carlos Baca Mancheno, que era afín a Rafael Correa. Lo hice con los votos del correísmo, esa es la política. Y otro ejemplo, para las reformas, el Código de la Democracia, nos juntamos con la izquierda, con el centro, con los trabajadores para votar a favor de los trabajadores, a favor de la participación de las mujeres con la democracia. Por supuesto, si tengo que juntarme a la izquierda racional para apoyar las causas sociales, lo haré. Si la “izquierda” tiene que juntarse con la supuesta “derecha” para apoyar la economía de mercado, para apoyar la iniciativa privada y gestión pública, para apoyar la descentralización, bienvenidos sean. Entonces, no hay que temer a los acuerdos, no hay que temer a que entre partidos distintos voten por algo. El tema es ¿para qué?

P.- ¿Y desde tu punto de vista, cual es el para qué en este momento político?

R.- Te voy a decir lo que pasó antes. Yo no hice un mes antes y lo que llevó a mi labor como ministro. Yo no, dejé de ser diputado en el año 2021. Pero vi que muchas de las iniciativas concordaban en lo que yo nunca había concordado. A mí el correísmo me insultó y yo respondí cuando destituí al cura José Tuárez, que era un títere del correísmo. Me insultaron, me dejaron cuando instituimos al superintendente Ochoa. Así nos dimos duro, porque ciertos sectores nos criticaron, dijeron que teníamos un acuerdo con el correísmo en el 2017- 2021. No señores, no dimos palo. Palo. La gran pregunta es en dónde nos dimos palo. Ahí están dando dos ejemplos, así como en otros que ellos votaron. Si me explico, en el juicio político contra Guillermo Lasso, era una vergüenza, yo que he sido fiscalizador e interpelante, me he reído, me he burlado, inclusive de la pantomima que hicieron hace poco de querer destituir al presidente Lasso, hicieron el ridículo, el correísmo, el social cristianismo, no lo podían hacer, y estoy seguro que pocos de las personas inteligentes que hay allí lo sabían, pero estaban recibiendo órdenes. Ese es el para qué, queda claro. Ahora, vamos a esto aquí. Me imagino que el presidente Daniel Noboa, muy inteligente, y que más allá que casi nadie supo que fue diputado, él sí se acuerda lo que pasó por la Asamblea, vio la ingobernabilidad que el socialcristianismo y el correísmo le hicieron al presidente Lasso. Entonces se curó en sano, más allá de que no conocemos el contenido del acuerdo, porque no hay transparencia. Él (Noboa) en ese momento le puso un coto a su problema de gobernabilidad. Porque por más que Rafael Correa lo critique, no lo ha insultado, pero sí lo ha criticado duro, y el silencio en su socio cristiano, el hecho cierto es que no están conspirando contra él, no lo insultan y no lo quieren derrocar. Eso ya es bastante. Y que debería ser lo normal.

P.- ¿Ahora cuáles son los proyectos de Henry Cucalón para el 2024?

R.- Yo después de 25 años de servicio público me he convertido en un actor político. Soy un político y estoy dando y voy a seguir dando la cara. Voy a proponer, cuando no esté de acuerdo con algo como el tema de la consulta, propondré alternativas, seré propositivo, quiero ayudar a ser país. Quiero seguir preocupado y dando alternativas de lo que pasa en el Ecuador, y para eso tengo que seguir siendo un político, no me voy a alejar de la política, eso no le hace bien al país. Necesitamos que la gente participe, que no se ausente. En esa línea, una de las aristas es la electoral. Así que es una posibilidad, y eso habrá que analizarlo, es una aspiración legítima. Yo tengo una voz sería participar en elecciones. Pero más allá que no estamos ni muy lejos ni muy cerca del tema y es un año preelectoral, lo que sí te puedo asegurar es que yo voy a seguir haciendo país. El país, el elector puede contar conmigo. Tengo la disposición, la vocación, el interés de seguir sirviendo al Ecuador, esto es lo que me gusta, esto es lo que sé hacer, es lo que he hecho gran parte de mi vida y quiero seguirlo haciendo. (ILS)