Cinco presos fueron asesinados ayer, en la cárcel de Guayaquil. Las armas, blancas y de fuego, y otros objetos entran de forma aérea, dijo Edmundo Moncayo, director de los centros penitenciarios.
El 23 de febrero de 2021, Ecuador vivió la mayor matanza en la historia dentro del sistema penitenciario: 79 muertos, en amotinamientos de cuatro cárceles.
Dos meses después, las bandas al interior de la cárcel de varones de Guayas N°1 se volvieron a enfrentar, este miércoles 28 de abril de 2021, con armas blancas y armas de fuego y dejaron un saldo de cinco muertos, 12 heridos, 300 indicios balísticos, revólveres y cuchillos decomisados.
Nada se aprendió de la masacre
Mario Pazmiño, coronel en servicio pasivo y exdirector de Inteligencia Militar, indicó que esto refleja la “inoperancia” de las autoridades al frente del sistema carcelario que, tras la masacre del 23 de febrero de 2021, “debieron hacer una reingienería total del proceso penitenciario y no lo hicieron (…) esto genera mayor cantidad de amotinamiento y muertos”.
Edmundo Moncayo, director del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI), señaló que tomaron acciones luego de las 79 muertes. “Reforzamos infraestructuras, puertas, pabellones, cambiaron, en su totalidad, los sistemas de seguridad, me estoy refiriendo a los candados”.
Pazmiño dijo que los pabellones no pueden estar separados por un candado cuyas llaves “están en manos de los reos”.
Las armas caen del cielo
¿Por qué siguen ingresando armas a los centros de rehabilitación? Moncayo señaló que hay falta de ética entre funcionarios de todos los niveles y destacó que hay “bombazos aéreos” en los que caen celulares, armas y otros productos a los patios de los centros penitenciarios.
Moncayo destacó que solo el Centro de Rehabilitación Social de Cotopaxi está alejado de la población, pero el resto de cárceles tienen proveedores externos.
Sin embargo, ya han identificado que a los alrededores de Cotopaxi se construyen casas como puntos de abastecimiento, por lo que hace falta, según Moncayo, una normativa que prohíba las construcciones cerca de cárceles.
Pazmiño añadió que los “bombazos aéreos” no se solucionan evitando las construcciones aledañas, sino con sistemas de inhibidores en el perímetro interno y externo de los centros penitenciarios, y sobre todo, “un sistema que no sea vulnerable por los mismos guardias o directores”.
Solo con la aplicación de estos sistemas, evitarían el sobrevuelo de drones y que los celulares que ingresan no funcionen. (AVV)
“El ajusticiamiento tipo sicariato trata de llamar la atención de la población y demostrar, a la fuerza pública, que hay una estructura o un crimen organizado operando en la ciudad”.
Mario Pazmiño
Exdirector de Inteligencia Militar.
“No podemos comprar guías penitenciarios en el supermercado o llamar a un país extranjero y decir que necesitamos 3.000 guías, porque tenemos un déficit.”,
Edmundo Moncayo
Director del SNAI
El SNAI ha identificado que, por medio de drones, ingresan paquetes de aproximadamente dos libras de peso.