Rosalía Arteaga Serrano
Nos referimos al voto de Ecuador en la OEA respecto del gobierno de Maduro, quien acaba de asumir para un nuevo período en la presidencia de Venezuela, de una manera absolutamente cuestionable y ante el rechazo generalizado de la opinión internacional.
Ecuador había mantenido una postura ambigua frente al Gobierno bolivariano de Venezuela, sobre todo durante el ejercicio del ministerio de Relaciones Exteriores por parte de la canciller Espinoza, quien ahora ejerce como Presidenta de la Asamblea General de Naciones Unidas.
La necesidad que tiene el pueblo venezolano, de sentir un respaldo de los países, especialmente los Latinoamericanos, frente a lo que está viviendo, lo que ha generado el éxodo masivo y sin precedentes de su población, debe plasmarse en voces conjuntas exigiendo que se ponga fin a la crisis humanitaria y que se tenga un gobierno de transición que convoque a elecciones limpias y totalmente acompañadas por la comunidad internacional.
Solo quien no ve o no quiere ver, no se da cuenta de la situación de los venezolanos, con carencias en los ámbitos de salud y alimentación, como no se ha visto nunca en nuestro continente, situaciones que son incompatibles con los Derechos Humanos por un lado y con la evidente riqueza de un país petrolero que más bien estaba acostumbrado a recibir migrantes de los otros países del continente.
El Gobierno de Paraguay ha dado un paso más al romper relaciones diplomáticas con el inconstitucional Gobierno de Venezuela, habrá que ver qué otro tipo de presiones desde fuera pueden obligar a que Maduro y su grupo dejen el poder y el país, ya liberado, ingrese a un sistema que garantice un camino de retorno a la libertad y a la democracia para sus ciudadanos.