Urgente problema estatal

Hay un afán perverso de alcance nacional de no ponernos de acuerdo en nada o casi nada. Ni en temas de justicia, ni en economía, menos en la política, ni en seguridad y casi nunca en si somos xenófobos o no. Pero el desacuerdo más atroz e inadmisible es el de quienes deben darnos a toda la sociedad cifras creíbles del número de desaparecidos en todo el país.

A las familias que denuncian la desaparición de alguno de sus miembros las cifras de la Fiscalía y la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida y Muertes Violentas (Dinased) no les parecen confiables. Datos confusos, imprecisión en cuanto a los períodos registrados e inconsistencias en las estadísticas son algunos de los señalamientos a los informes oficiales. En definitiva, una justificada desconfianza al respecto.

El panorama se ensombrece cuando se recuerdan cuestionamientos a datos proporcionados sobre empleo y empleo inadecuado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) desde el gobierno mismo. En las materias de las que se ocupa el INEC, tan básicas a la hora de tomar decisiones de política de Estado, quizás se necesite un análisis y correcciones de fondo.

En el caso de los desaparecidos todo se vuelve contradictorio y, por la delicadeza del asunto, desesperante. Mucho más cuando se ve a padres, hermanos y amigos de los ausentes buscando información y respuestas a sus casos, la mayoría de larga data. Los silencios, que tal vez disimulen errores, son inadmisibles. Las respuestas precisas, un clamor diario. Este es otro problema estatal de urgente e inaplazable solución.


El ignorante, si calla, será tenido por erudito, y pasará por sabio si no abre los labios”. Salomón Rey de Israel (970 AC-931 AC)

La ignorancia es la noche de la mente, pero una noche sin luna y sin estrellas”. Confucio Filósofo chino (551 AC-478 AC)