Sin prepotencia ni alardes de grandeza

No solo se trata de un cambio de nombres. Antes era la Refinería del Pacífico y ahora se llama Refinería de Manabí. Hay con el bautismo la intención de que los pobladores de esa provincia sientan la obra como propia. Por añadidura en la invitación pública a representantes de 30 empresas de más de una decena de países habla de transparencia en la posible asignación para hacer de esta industria una realidad.

Sentido de pertenencia que nos recuerda que en nombre de todos los ecuatorianos el régimen anterior desembolsó 1.500 millones de dólares en la preparación del terreno. Las nuevas reglas para el posible inversor se ajustan a la modalidad de construcción, operación y transferencia. Luego estará en concesión durante diez años, al término de los cuales pasará a manos del Estado.

“Tengan ustedes plena garantía, amigos queridos, que al hacer negocios con nosotros tendrán completa seguridad jurídica. ¡Aquí, la corrupción no está permitida!”, les dijo el presidente Moreno a los posibles inversores. Un estilo diferente en el tratamiento del complejo problema heredado, sin prepotencia ni alardes de grandeza. Como cuando el difunto Chávez y Correa pusieron la primera piedra.

Tampoco se negocia como de un ‘perdona vidas’ en lo público y a solas con la otra parte como un negociador ‘por debajo de la mesa’ y tras bambalinas, siempre de espaldas al pueblo que decían representar. Sobre la etapa inicial del proyecto hubo denuncias de sobre precios y juicios de por medio. Todavía queda mucho camino por recorrer, pero este paso dado por Lenín Moreno y su gabinete es alentador.


La memoria es una espía que se aloja en mi cabeza y cumple órdenes del enemigo. Jaime Bayly Periodista peruano (1965)

Se precisa, urgentemente, una utopía para reemplazar a las que se perdieron”. Fernando Trias De Bes Escritor español (1967)