Se derrumba la Casa

Adolfo Coronel Illescas

Al país no debe extrañarle que la revolución ciudadana pretenda derrumbar la Casa del ilustre lojano Benjamín Carrión, construida hace 71 años para el cultivo de la inteligencia, robustecimiento del alma nacional y para esclarecer la vocación y el destino del país, la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE).

Ya lo advirtió a tiempo su hija Pepé, que con la nueva Ley de Cultura “ya no será casa, va a ser un departamento del Ministerio de Cultura, ni siquiera “propiedad horizontal” sino vertical, es decir con dirección de arriba hacia abajo; y de concretarse esta intención de trastienda “el departamentito” no debe llevar el nombre de su padre”. Y la advertencia toma cuerpo. El proyecto de Ley derrumba la Casa donde Benjamín Carrión enseñó a leer a la Patria, al suprimir la matriz de la Casa de la Cultura Ecuatoriana para mantenerla como núcleo, al igual que los 24 provinciales, lo cual “fraccionaría el trabajo cultural a escala nacional y borraría la supuesta “autonomía”, pues todos los núcleos pasarían a depender del Ministerio de Cultura como ente “rector, regulador y controlador de los mismos”, según el manifiesto de rechazo a esta medida firmado por artistas, escritores, gestores culturales y por los presidentes de los núcleos, algunos de los cuales están de acuerdo con la supresión de la Matriz por la inequidad en la asignación de recursos. Si les falta financiamiento hay que aplicar el exabrupto del Mashi, la tarjeta de crédito.

Para la “revolución” resulta difícil trabajar con generosidad y amor por el arte y la cultura, solo los usa en algunos eventos como aderezo de los mítines políticos; y ahora en la campaña preelectoral, donde obnubilados los que se han subido a la tarima del populismo y no quieren bajarse por miedo, repiten como “loros verdosos”: “ya tenemos presidente”; “ya tenemos carreteras”, pero jamás “ya tenemos libertad”, porque la cultura es eso, libertad de expresión.

Se está haciendo todo lo posible para evitar el derrumbe de la Casa. Sin embargo hay que advertir que a los regímenes populistas, dictatoriales y tiranuelos, la prensa y la cultura, les estorba. Y eso lo saben varios presidentes de los Núcleos incluido el de la Matriz, que llegaron rodeados de banderas verde flex. (O)