Saturación y voto

Una vez que ha llegado el final de la saturación a la que se ha sometido a los ecuatorianos por el desborde de la campaña, hay que enfrentar con decoro y valentía la obligación de votar para elegir al próximo mandatario.

Contribuir en las urnas y dejar atrás una década llenas de oprobio, mentiras y falsedades , que opacaron lo que pudo destacarse al final de la jornada como aciertos, del proceso autodenominado revolución y redefinido por el sentimiento popular como ‘robolución’. El día veinte la prensa nacional, incluida la corrupta a juicio del juzgador grosero, publicó una oferta de que la lista de Oderbrecht y los nombres de los implicados que recibieron los regalos, que no dejaron recibo por supuesto, se daría a conocer.

Falsa alarma como tantas, a pesar de que en el Whatsap de muchos celulares ya está circulando una de veinte nombres, por lo menos, encuadrados en lo que se conoce como el secreto a voces.

Es deplorable reconocer que el lavado cerebral que la técnica goebbeliana, definida por Edward Hunter a su tiempo, sigue funcionando en el territorio nacional, aún existen aquellos que dicen “cierto es que han robado, pero han hecho obra”, pero se ubican en una minoría de votantes que no ayudan al cambio de conciencia política que tendría que existir, es decir, molestan y provocan la división programada y fomentada para que el totalitarismo siga en vigencia.

El electorado nacional, que debería ser fraterno y consecuente con el futuro, concurrirá saturado de agresiones, para depositar su voto. Por lo mismo debe votar por el candidato que le representa un cambio sustancial, para que la democracia perviva, porque el continuismo persigue que la división de la familia oculte lo que se ha hecho en contra de ella, persigue que el caudillo siga en el Gobierno, aplicando por detrás lo paranoico de su proceder ya demostrado.

Reactivar la producción espiritual del ecuatoriano es lo que le queda al electorado. Dejar atrás el insulto procaz, misógino, vulgar, las letanías silvestres del feriado bancario como argumento para seguir adelante. Debe ser hoy, porque si no, puede ser nunca. Vamos por la vida, fuera la muerte.

Jaime López