Recordar conceptos

Jaime Vintimilla

En épocas donde la corrupción carcome y las normas morales y éticas se han olvidado por completo, viene a mi mente un libro, que aunque con connotación naturalista teológica, no siempre la única, resulta muy importante para recordar conceptos como bien, libertad, voluntad, virtud, Eudemonología, Deontología y Aretología, entre otros.

Se trata de la segunda edición del denominado ‘Ensayo teórico de Derecho Natural apoyado en los hechos’ escrito entre 1841 y 1843 por Luis Taparelli, maestro del jesuita Enrique Terenziani, que, a su vez, liderará las reformas garcianas introducidas al sistema educativo ecuatoriano en 1870. Se trata de tres tomos que adunan análisis sobre las fuerzas morales que nos llevan a la felicidad y a la rectitud. Fue en su tiempo la enciclopedia de la Moral, del Derecho y de la Ciencia Política.

Entre sus enseñanzas se advierte que la “ciencia de los actos humanos es llamada de ordinario Moral” donde el valor inapreciable está a la vista de todos, pues no puede ocultarse a nadie que lo que al ser humano le importa sobre las demás cosas es saber bien las leyes por donde deben ser regidos los movimientos de su libre albedrío.

La libertad podría ser abatida por apetitos o por pasiones como la ambición, la avaricia y la gloria, donde las personas sin virtud inexorablemente sucumben, ya que no hallan jamás satisfacción alguna que las aquiete, antes acrecen con la posesión de su objeto. ‘Crescit amor nummi quantum ipsa pecunia crescit’.

Además resulta evidente que las virtudes y los vicios deben de hecho dominar al ser humano interiormente para dirigirlo todo al fin que la razón les señale: sentido moral, voluntad libre, pasiones, todos los elementos en beneficio del ser moral deberán experimentar la fuerza del hábito y formarse o para la virtud o para el vicio.

Más allá de que las opiniones y necesidades del ser humano mudan permanentemente, se advierte un alejamiento constante de algunas personas de la prudencia, de la justicia, de la templanza y de la fortaleza. La consecuencia de una sociedad que ha tiranizado la verdad, ha humillado la transparencia y ha relativizado todo.

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