Pensiones vitalicias

Rodrigo Santillán Peralbo

La persona que llega a ser Presidente o Vicepresidente de la República tiene el honor y el privilegio de servir o intentar servir a su pueblo. La administración sea buena o mala pasa a la historia y hasta su retrato, si es elegido constitucionalmente, queda en el salón de los presidentes de Carondelet. En tanto dura su mandato, tiene su despacho en el Palacio de Gobierno, y ahí está su residencia sin que les cueste un centavo. Además, tiene alimentación para él, su familia e invitados que los paga el pueblo. Dispone de vehículos con chofer permanente, aviones y helicópteros para sus viajes sean necesarios o no.

Cuántos privilegios para el Presidente, tanto si se los merece o así sea repudiado por el pueblo. En ocasiones no termina su mandato porque es expulsado del poder por la ciudadanía, o en otros tiempos por los militares. Sin embargo, por el honor de haber sido Presidente de la República, recibe una pensión vitalicia, es decir de por vida, que consiste en un sueldo completo, sin descuentos, pero con una pequeña rebaja. Haya estado en el poder cuatro años o meses recibe la pensión vitalicia. Igual ocurre con el Vicepresidente.

¿Es lógico y ético que reciban una pensión vitalicia? ¿Es justo y ético que el Vicepresidente Glas que ha sido condenado a seis años de cárcel reciba la pensión vitalicia? ¿Acaso el presidente Moreno recibe el sueldo de Presidente y también, la vitalicia, de vicepresidente? Cuán importante sería que en este país de crisis económica se siga el ejemplo del presidente de México Andrés López Obrador que después de posesionarse su cargo, dictó un Decreto que acabó con las pensiones vitalicias, se rebajó el sueldo, lo mismo a sus ministros y altos funcionarios. Dijo basta a los privilegios de todos los electos por la ciudadanía.

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