¡Lo que está por venir!

Mariana Velasco

El nuevo año representa la metáfora del destino próximo, de aquello que está por venir. Nos disponemos ante él con la ilusión de hacer realidad deseos importantes, sueños personales y objetivos de felicidad, donde también entran en juego interrogantes y esperanzas. Anhelamos dejar en el viejo año el sufrimiento, tristeza, decepciones y malos momentos acumulados.

Pero hay algo que cambia: la actitud. Esa que viene acompañada por la energía positiva que aportan los nuevos comienzos. Esa que marca la felicidad de un nuevo año ante la agradable sensación de empezar de cero y tomar el momento como una nueva oportunidad.

Valorar lo que tenemos, superar lo que nos duele y luchar por lo que queremos, debe ser la consigna para escribir una nueva historia. Como todo comienzo, es importante hacer un balance de lo que dejamos atrás para saber cómo nos proyectamos al futuro. Salud, fuerza y fe para enfrentar los nuevos retos a los que tendremos que enfrentarnos.

Mas allá de la euforia, es necesario tener presente que el “año” por muy profético que parezca, no puede hacer nada por nosotros, son nuestras acciones las que marcan la diferencia. Por lo tanto, depende de cada uno para convertir al nuevo año en una puerta de oportunidades.

Sin duda alguna, la fuerza del amor es el combustible para hacer cambios. El tiempo rueda. Los expertos recomiendan, despertar las cualidades y desarrollarlas ante la oportunidad de evolucionar.

Estos primeros días de Año Nuevo, que sirvan de inspiración para tomar la firme decisión de borrar viejos deseos o tendencias que atrapan, malas impresiones y hábitos. Dediquemos nuestras vidas hacia el control de la mente y los sentidos porque son los objetivos, sueños y metas, los que nos mantienen vivos.La vida es un continuo movimiento.

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