Legislatura en liquidación

En la última década no ha existido el llamado poder legislativo. Fue una simple caja de resonancia de las órdenes emanadas del Palacio de Carondelet y una maquina “fallosa” de aprobación de leyes y de ocultamiento de todos los actos delictivos que se cometieron en el poder público.

No fue necesaria autorización alguna para que se enjuicie y se detenga a varios legisladores opositores al régimen. Los supuestos “fundadores de la patria”, al dictar la actual Constitución y las leyes para implementarla, ni siquiera regularon bien sus facultades y responsabilidades y hoy, cuando se establecen varios delitos, violando todo principio, regulan las sanciones pertinentes.

Hay que ser claros y frontales en que pese al desempeño mediocre de la legislatura, como institución hay que protegerla como uno de los pilares de la democracia. Por lo tanto, es acertado, aunque extemporáneo, establecer una mayoría calificada para disponer la destitución de un legislador, dejando en claro que durante la última década solo se necesitaba la orden en la sabatina para destrozar a cualquier ciudadano.

Esta mayoría calificada requerida no significa impunidad. Reconociendo los esfuerzos de su titular para recuperar el prestigio, es responsabilidad de cada uno de los legisladores dar su voto para la depuración de quienes prostituyeron su función al exigir pagos por cargos y, también, al pretender transformar la burocracia en militantes políticos a los que se les exigía con lista, sánduche y cola, participar en las orgías de supuesta popularidad.


Que vuestra visión abarque al mundo en lugar de limitarse a vuestro propio ser”. Bahá’u’lláh Religioso persa (1817-1892)

Los sentimientos son más vivos, más fuertes que los hechos”. Svetlana Alexievich Escritora ucraniana (1948)