La excelencia

Jaime A. Guzmán R.

En la actualidad, todo el mundo habla de excelencia. Se oferta la excelencia académica, musical, deportiva, empresarial, militar, laboral, cultural, turística, medicinal, entre otras.

No dudamos que la excelencia es una virtud realmente buena y todos, absolutamente todos, aspiramos a alcanzarla en el ejercicio de nuestro trabajo. Pero, el conseguir ser la mejor empresa, la principal universidad y el trascendental colegio, y estar por encima del resto a como dé lugar, ¿será realmente el propósito o la mira principal de la excelencia? Claro que parece muy plausible esta intención, desde el punto de vista técnico. No obstante, no creo que pueda ser la principal particularidad y esencia de la excelencia.

De acuerdo a un video que, a manera de mensaje, está circulando en el WhatsApp “la excelencia es excederse: Hacer mucho más de lo que nos exigen. Hacer mucho más de lo que se nos piden”.

¡Todos- creo yo- hemos tenido y tenemos la intención y necesidad de hacer las cosas con excelencia! Todos poseemos el compromiso de perfeccionarnos constantemente y permanentemente para servir con excelencia. Pero el ejemplo que acabo de mencionar nos motivan a meditar que para cumplir nuestras responsabilidades con eficacia y eficiencia tenemos que excedernos- si el término me permite- en el cumplimiento de nuestras labores diarias, es decir, si alguien contrata los servicios profesionales de un abogado para el cobro de un crédito, por ejemplo, no solo le correspondería lograr la sentencia con la condena al pago de la obligación, sino que tiene que utilizar todos los medios (conciliación, medidas cautelares, etc.) para que el acreedor recupere su dinero. (O)