La Andina vuelve a su cauce

Richard Salazar Medina

El 21 de julio la Universidad Andina (UASB) celebró sus 25 años. La sesión solemne contó no solo con las autoridades de la universidad sino con el presidente de la República, Lenín Moreno, y su secretario de Educación Superior, Augusto Barrera. No deja de ser sorprendente su presencia tomando en cuenta el incomprensible embate del Gobierno anterior hacia esta universidad. En las elecciones de 2015, en la consulta a la comunidad universitaria, el candidato gobiernista, Raúl Vallejo, perdió estrepitosamente. El vencedor, César Montaño, legitimado por el Consejo Superior de la universidad se posesionó pero fue desconocido por el Consejo de Educación Superior (CES). Los parlamentarios andinos del Ecuador, del partido de Gobierno, destituyeron a los delegados del Consejo Superior que votaron por Montaño y crearon un Consejo “de garaje” para apoyar dicho desconocimiento. Montaño dio paso al costado y encargó el rectorado a Jaime Breilh hasta nuevas elecciones y perdió un nuevo candidato aupado por el Gobierno, ganando el rectorado Breilh. Como consecuencia, el Gobierno de Correa se negó a entregar los fondos que correspondían a la UASB entre otras acciones de asfixia institucional.

Con el nuevo Gobierno, Augusto Barrera y el rector, Jaime Breilh, llegaron a un acuerdo para la entrega de los recursos adeudados a la Andina y el reconocimiento de su estatus internacional. Un acierto sin lugar a duda, que hizo volver las cosas al cauce del cual salieron únicamente por un capricho secundado por las instituciones, omitiendo una tradición regional y el principio de autonomía universitaria. Ahora Moreno asiste a la ceremonia, lo cual le da un realce no solo por su calidad presidencial sino por romper con un sinsentido. Es más, inició su discurso denostando con humor otro sinsentido: la compra y defensa de los helicópteros Dhruv, la mejor metáfora de las fábulas del fenecido Gobierno.