Hay un comienzo

En uno de estos días de incertidumbre, leí una entrevista a dos médicos y científicos de origen turco. Para defender la vida de la humanidad, no importa el origen de la gente inteligente, es más significativo la conducta ética y los conocimientos al servicio del mundo.

La ciencia se enlaza al pensamiento de escritores, filósofos y artistas de diversos lenguajes. Arriman el hombro al necesario propósito de entender quiénes somos y de qué somos capaces.

Uno de ellos, Primo Levi, escribe: hay un comienzo, volvemos a confiar. Sobre todo, en la razón. Escribe en su novela Si ahora no, ¿cuándo? Puedes estar seguro de que el mundo se dirige a la destrucción, pero es una buena idea comportarse como si todavía hubiera esperanza”.

La esperanza es tan contagiosa como la desesperación: la esperanza, o la muestra de esperanza, es un regalo que puedes darle a tu prójimo, incluso consigue ayudar a prevenir o retrasar la destrucción de su mundo”.

Cuenta el periodista del N. Y. Times, David Gelles: En estos días volvió la esperanza con el anuncio del descubrimiento de una vacuna altamente efectiva contra el coronavirus. Desarrollaron en Alemania la pareja de científicos, un inmigrante y una hija de inmigrantes.

El, Sahin, de 55 años, nació en Iskenderun, Turquía. Un hombre de pelo corto, piel oscura, párpados de oriental y sonrisa triste. Cuando tenía cuatro años, su familia se cambió a Colonia, Alemania. Sus padres trabajaron en una fábrica Ford. Creció y soñó estudiar medicina. Se graduó de médico en la Universidad de Colonia. En 1993, obtuvo un doctorado con el trabajo de inmunoterapia en células tumorales.

Al inicio de la carrera, conoció a Türeci. Una mujer con el pelo alborotado. Su rostro demuestra firmeza, serenidad y constancia. Ella quiso ingresar a un convento y hacerse monja. Pero estudió medicina. Türeci, de 53 años, es la jefa médica de BioNTech, nació en Alemania, hija de un médico turco que había inmigrado desde Estambul. El día que se casaron, Sahin y Türeci regresaron al laboratorio después de la ceremonia.

La pareja dedicó tiempo sin horario a la investigación y la enseñanza, incluso en la Universidad de Zurich, donde Sahin trabajó en el laboratorio del doctor Rolf Zinkernagel, Premio Nobel de Medicina en 1996.

En 2001, Sahin y Türeci fundaron Ganymed Pharmaceuticals. Desarrollaron medicamentos para tratar el cáncer. Después de varios años, fundaron BioNTech. Buscaron el uso de una gama más amplia de tecnologías para tratar el cáncer.

“Queremos construir una gran empresa farmacéutica europea”, dijo Sahin. Incluso antes de la pandemia, BioNTech estaba ganando prestigio. La compañía recaudó cientos de millones de dólares y ahora tiene más de 1800 personas en plantilla, con oficinas en Berlín, otras ciudades alemanas y Cambridge, Massachusetts. En 2018, comenzó su asociación con Pfizer. El año pasado, la Fundación Bill y Melinda Gates invirtió 55 millones de dólares para financiar su trabajo en el tratamiento del VIH y la tuberculosis. En 2019, Sahin fue galardonado con el Premio Mustafá, un premio bienal iraní para los musulmanes en ciencia y tecnología.

Sahin y Türeci vendieron Ganymed por 1400 millones de dólares en 2016. El año pasado, BioNTech vendió acciones al público. En los últimos meses, su valor de mercado se ha disparado más allá de los 21.000 millones de dólares. La pareja se ha convertido en una de las más ricas de Alemania.

Los dos multimillonarios viven con su hija adolescente en un modesto apartamento cerca de su oficina. Van al trabajo en bicicleta, no tienen carro.

“Sahin es una persona singular”, dijo Bourla, director ejecutivo de Pfizer. “Solo le importa la ciencia. Discutir sobre negocios no es su especialidad. No le gusta nada. Es un científico y un hombre de principios. Confío en él al 100 por ciento”.

Sahin y BioNTech han estado ocupados en descubrir una vacuna. Sahin y Türeci se enteraron de los datos de eficacia de la vacuna contra el covit-19 el domingo por la noche y celebraron preparando té turco en casa. “Lo celebramos, por supuesto. “Fue un alivio”. Y para nosotros, una esperanza.