Falta gente en el banquillo

Los procesos anticorrupción que se ventilan en varios tribunales de justicia develan que, efectivamente, este fenómeno se apoya en un complejo sistema de complicidades y de ingeniería financiera, bancaria, fiscal y contable en las relaciones entre ciertas empresas y el Estado. A lo largo de muchos años se ha ido estructurando este sistema, desde antes de la década correísta y, por supuesto, incluyéndola.

Es evidente la opacidad, las redes de influencias y negociaciones secretas gracias a las cuales gobiernos y empresarios corruptos han contribuido a evaporar recursos. Cada día se filtran nuevos documentos que develan pago de comisiones, desvíos de fondos, operaciones bancarias fraudulentas, sociedades “offshore” y, sobre todo, debilidad de nuestro Estado de Derecho.

En el banquillo de los acusados faltan figuras: los que coimaron, blanquearon capitales, intimidaron, manipularon el poder y obtuvieron pingües beneficios. Es hora ya de que ocupen el sitio que, en derecho, debieran ocupar. La otra “cara de la luna” de la corrupción no asoma en los alegatos fiscales ni sobre la mesa de los jueces. Tampoco aparecen los políticos cómplices, algunos aún actuantes.

Todos permanecen ocultos por una neblina densa y “legal” fuertemente blindada. Un blindaje protector del que carece el interés común. Pueden aprobarse leyes anticorrupción ejemplares, pero los mecanismos de corrupción también pueden ser “ejemplares”. Hay un desequilibrio en la balanza de la justicia que con determinación y decencia los operadores de nuestra justicia deben resolver con urgencia.


Una idea es verdad cuando aún no se ha impuesto”. Eugene Ionesco Dramaturgo rumano (1912-1994)

Un hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa”. Mark Twain Escritor y periodista estadounidense (1835-1910)