¿Era por el bien del pueblo?

El caso del Vicepresidente de la República ha provocado deserciones relativamente tempranas en una revolución que, según los hechos, va teniendo poco de ciudadana. Las renuncias recientes a cargos dentro del régimen del presidente Lenín Moreno de tres de sus personeros más relevantes apuntan a que el movimiento político que dice encarnar esa revolución está pasando por un momento crítico.

Se solía proclamar que cuanto hacían era por el bien del pueblo que los eligió, que el pueblo era el soberano, y que respetaban la Constitución que construyeron, parcharon y violaron sistemáticamente a lo largo de una década. Sin embargo, ese pueblo va enterándose de que ni tenían las manos limpias, ni sus mentes eran lúcidas, gracias a que hay operadores de justicia que quieren hacer honor a su vocación.

El nombre de Eloy Alfaro y la invocación antojadiza de su ideario era una constante en sus discursos y lo tenían como centro de su quehacer político. Procuraron eliminar toda forma de separación de poderes y, a su antojo, constreñir las libertades individuales de gran parte del pueblo, de la ciudadanía que sostenían representar y, para colmo, encarnar en un afán notoriamente totalitario.

Decían que encaraban la identidad histórica nacional, pero ahora se rebelan contra la obligación en democracia de moverse dentro de un contexto institucional que limita sus poderes. Ya no pueden monopolizar del todo la información. La sociedad toda, incluidos quienes aún les apoyan, puede por fin evaluarlos sobre la base de los resultados de su gestión durante diez años.

«La educación es al hombre lo que el molde al barro. Le da la forma”.

Jaime Balmes
Filósofo español (1810-1848)

«Cuando de verdad queremos, lo que de vida soñamos, la verdad, la padecemos”

José Bergamín,
Escritor español (1895-1983)