Elecciones nuevas

En los últimos años he sufrido una profunda decepción de la política y al parecer, las cosas cambian, pero al final del camino, todo sigue igual, más allá de algunos maquillajes nominales o de ciertas obras que nos introducen en la modernidad. Ahora nos aprestamos para nuevas elecciones y las sorpresas positivas no son del todo halagüeñas, pues hay atomización de movimientos, un exagerado número de candidatos y pocas propuestas que se salgan del libreto y de la demagogia inveterada que ha caracterizado a las lides electorales.

El CNE ha registrado 80.281 candidatos, entre principales y suplentes, para los gobiernos autónomos descentralizados así como se elegirán, idea nada oportuna, a los vocales del Consejo de Participación Ciudadana. Insisto en el hecho de que urge que la población se prepare adecuadamente para que sepa discernir y así emita un voto por personas capaces, honestas y trabajadoras alejadas de la corrupción y del negocio electoral, pues muchos candidatos pululan en estos lares por cuanta dignidad y movimiento se pueda postular. Me parece que se debería fomentar una carrera política, en la que los candidatos no solamente muestren experiencia y transparencia sino que además deban tener una mínima preparación académica.

Es necesario que los candidatos electos trabajen por su gobierno y no por agendas personales o de movimientos que lo que hacen es alejarles de sus funciones claramente establecidas en la Constitución y en el COOTAD, pues a menudo olvidan que los gobiernos autónomos descentralizados de los distritos metropolitanos, provincias y cantones tendrán facultades legislativas en el ámbito de sus competencias y jurisdicciones territoriales. Las juntas parroquiales rurales, en cambio, tendrán facultades reglamentarias.

Por último, resulta del todo inconsecuente que el “cambio de camiseta” se mantenga en el mundo político, pues demuestra la preocupación sin escrúpulos por acceder al poder y la poca participación ciudadana para exigir que los candidatos reúnan condiciones mínimas antes de ser siquiera inscritos en el órgano electoral. Anhelo firmemente que las próximas elecciones logren cambiar este negativo patrón.

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