No basta con tener un cuestionario para la consulta popular. Tampoco, y es lo grave, que se alcance un consenso lo suficientemente amplio para evitar que las críticas lluevan sobre su texto. Es un hábito generalizado hacer que lo negativo pese más que lo positivo en temas de interés colectivo. Nuestros ‘expertos’ buscan cualquier ocasión para que su ‘inteligencia’ y su cultura brillen y emulen unas contra otras.
A muchos de nuestros conciudadanos se los puede reunir, pero casi nunca unir. Es parte de nuestra idiosincrasia en todo asunto bogar cada uno por su lado, para ver qué se saca de beneficio y a cuál adversario se le pone contra las cuerdas. A tenor con esta histórica forma de comportamiento, el palique sobre la consulta se prolongará sin pausas hasta que llegue a la Corte Constitucional.
En la Corte Constitucional está el ‘nudo gordiano’ de todo este desesperante asunto. Con Correa, y en asuntos de su interés personal, la Corte operó con prontitud. Desde luego, dada su composición y fidelidad ideológica, sus resoluciones iban a favor del entonces inquilino de Carondelet. Era lógico que así fuera, como resultado de su “metedura de mano” en la justicia.
Decenas de propuestas de preguntas están en las oficinas del Presidente de la República, quien el lunes pasado cifró todas sus esperanzas en los resultados que en bien de la democracia se obtengan de la consulta. Amplios sectores sociales, la mayoría silenciados y perseguidos durante el correísmo, comparten sus ilusiones y, duele decirlo, sus sueños de días mejores.
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La absolución del culpable es la condena del juez”. Publio Siro Poeta dramático romano (Siglo I AC-?)
Una cualidad de la Justicia es hacerla pronto y sin dilaciones; hacerla esperar es injusticia”. Jean de la Bruyere Escritor francés (1645-1696)