Ecuador paralelo

Agustín Sánchez

Varias pueden ser las causas que motivaron las manifestaciones de octubre pasado, mismas que fueron capitalizadas por líderes indígenas tanto en lo político como en ‘lo alcanzado’, deslindándose a su vez toda responsabilidad de las consecuencias del caos generado.

Nuestra Constitución reconoce al Ecuador como un Estado plural, lo que implica la participación activa en todas sus manifestaciones por parte de los diversos grupos sociales que lo componen, lamentablemente la victoria que se adjudica el sector indígena tras la derogatoria del Decreto Ejecutivo 883, parecería ser que ha obnubilado a sus máximos líderes, quienes no únicamente pretenden legislar estableciendo sus propios mecanismos no reconocidos en nuestro ordenamiento jurídico, sino que de una forma más ambiciosa aún, pretenden fundar un Ecuador paralelo.

No es una simple percepción, lo manifestado por la líder indígena Nina Pacari al señalar que donde se concentra o manifiesta el sector indígena les atribuye considerar tal ubicación geográfica como su territorio, las declaraciones de Jaime Vargas en las que con tono amenazante advierte nada más que al Vicepresidente de esta República (o al menos considero que aún persiste un solo Ecuador), que si continúa visitando a las comunidades indígenas podría ser sujeto a justicia de estos pueblos, demuestra una pretensión insaciable de estos personajes en exigir y condicionar sus términos en favor de quienes dicen representar.

Entonces si la lucha ha sido por que no ha existido igualdad, ¿es momento de generar desigualdades?, es probable que, si el país entero se somete a sus chantajes, para aprobar sus leyes, condonar sus deudas, generar incentivos exclusivos, desistir de acciones legales por los daños provocados en el paro, la consecuencia sea precisamente que, dentro de algunos años, se genere un revanchismo por quienes bajo estas ‘nuevas reglas’ se sientan desplazados o discriminados.

Nadie puede negar la necesidad de encontrar verdadera justicia social, pero eso no se logra con medidas injustas, así lo demuestran recientes encuestas que revelan que el 50% de ecuatorianos no estuvo de acuerdo con la protesta indígena, este Ecuador aun nos pertenece a todos bajo un sistema democrático, aunque genere incomodidad a muchos.

Agustín Sánchez

Varias pueden ser las causas que motivaron las manifestaciones de octubre pasado, mismas que fueron capitalizadas por líderes indígenas tanto en lo político como en ‘lo alcanzado’, deslindándose a su vez toda responsabilidad de las consecuencias del caos generado.

Nuestra Constitución reconoce al Ecuador como un Estado plural, lo que implica la participación activa en todas sus manifestaciones por parte de los diversos grupos sociales que lo componen, lamentablemente la victoria que se adjudica el sector indígena tras la derogatoria del Decreto Ejecutivo 883, parecería ser que ha obnubilado a sus máximos líderes, quienes no únicamente pretenden legislar estableciendo sus propios mecanismos no reconocidos en nuestro ordenamiento jurídico, sino que de una forma más ambiciosa aún, pretenden fundar un Ecuador paralelo.

No es una simple percepción, lo manifestado por la líder indígena Nina Pacari al señalar que donde se concentra o manifiesta el sector indígena les atribuye considerar tal ubicación geográfica como su territorio, las declaraciones de Jaime Vargas en las que con tono amenazante advierte nada más que al Vicepresidente de esta República (o al menos considero que aún persiste un solo Ecuador), que si continúa visitando a las comunidades indígenas podría ser sujeto a justicia de estos pueblos, demuestra una pretensión insaciable de estos personajes en exigir y condicionar sus términos en favor de quienes dicen representar.

Entonces si la lucha ha sido por que no ha existido igualdad, ¿es momento de generar desigualdades?, es probable que, si el país entero se somete a sus chantajes, para aprobar sus leyes, condonar sus deudas, generar incentivos exclusivos, desistir de acciones legales por los daños provocados en el paro, la consecuencia sea precisamente que, dentro de algunos años, se genere un revanchismo por quienes bajo estas ‘nuevas reglas’ se sientan desplazados o discriminados.

Nadie puede negar la necesidad de encontrar verdadera justicia social, pero eso no se logra con medidas injustas, así lo demuestran recientes encuestas que revelan que el 50% de ecuatorianos no estuvo de acuerdo con la protesta indígena, este Ecuador aun nos pertenece a todos bajo un sistema democrático, aunque genere incomodidad a muchos.

Agustín Sánchez

Varias pueden ser las causas que motivaron las manifestaciones de octubre pasado, mismas que fueron capitalizadas por líderes indígenas tanto en lo político como en ‘lo alcanzado’, deslindándose a su vez toda responsabilidad de las consecuencias del caos generado.

Nuestra Constitución reconoce al Ecuador como un Estado plural, lo que implica la participación activa en todas sus manifestaciones por parte de los diversos grupos sociales que lo componen, lamentablemente la victoria que se adjudica el sector indígena tras la derogatoria del Decreto Ejecutivo 883, parecería ser que ha obnubilado a sus máximos líderes, quienes no únicamente pretenden legislar estableciendo sus propios mecanismos no reconocidos en nuestro ordenamiento jurídico, sino que de una forma más ambiciosa aún, pretenden fundar un Ecuador paralelo.

No es una simple percepción, lo manifestado por la líder indígena Nina Pacari al señalar que donde se concentra o manifiesta el sector indígena les atribuye considerar tal ubicación geográfica como su territorio, las declaraciones de Jaime Vargas en las que con tono amenazante advierte nada más que al Vicepresidente de esta República (o al menos considero que aún persiste un solo Ecuador), que si continúa visitando a las comunidades indígenas podría ser sujeto a justicia de estos pueblos, demuestra una pretensión insaciable de estos personajes en exigir y condicionar sus términos en favor de quienes dicen representar.

Entonces si la lucha ha sido por que no ha existido igualdad, ¿es momento de generar desigualdades?, es probable que, si el país entero se somete a sus chantajes, para aprobar sus leyes, condonar sus deudas, generar incentivos exclusivos, desistir de acciones legales por los daños provocados en el paro, la consecuencia sea precisamente que, dentro de algunos años, se genere un revanchismo por quienes bajo estas ‘nuevas reglas’ se sientan desplazados o discriminados.

Nadie puede negar la necesidad de encontrar verdadera justicia social, pero eso no se logra con medidas injustas, así lo demuestran recientes encuestas que revelan que el 50% de ecuatorianos no estuvo de acuerdo con la protesta indígena, este Ecuador aun nos pertenece a todos bajo un sistema democrático, aunque genere incomodidad a muchos.

Agustín Sánchez

Varias pueden ser las causas que motivaron las manifestaciones de octubre pasado, mismas que fueron capitalizadas por líderes indígenas tanto en lo político como en ‘lo alcanzado’, deslindándose a su vez toda responsabilidad de las consecuencias del caos generado.

Nuestra Constitución reconoce al Ecuador como un Estado plural, lo que implica la participación activa en todas sus manifestaciones por parte de los diversos grupos sociales que lo componen, lamentablemente la victoria que se adjudica el sector indígena tras la derogatoria del Decreto Ejecutivo 883, parecería ser que ha obnubilado a sus máximos líderes, quienes no únicamente pretenden legislar estableciendo sus propios mecanismos no reconocidos en nuestro ordenamiento jurídico, sino que de una forma más ambiciosa aún, pretenden fundar un Ecuador paralelo.

No es una simple percepción, lo manifestado por la líder indígena Nina Pacari al señalar que donde se concentra o manifiesta el sector indígena les atribuye considerar tal ubicación geográfica como su territorio, las declaraciones de Jaime Vargas en las que con tono amenazante advierte nada más que al Vicepresidente de esta República (o al menos considero que aún persiste un solo Ecuador), que si continúa visitando a las comunidades indígenas podría ser sujeto a justicia de estos pueblos, demuestra una pretensión insaciable de estos personajes en exigir y condicionar sus términos en favor de quienes dicen representar.

Entonces si la lucha ha sido por que no ha existido igualdad, ¿es momento de generar desigualdades?, es probable que, si el país entero se somete a sus chantajes, para aprobar sus leyes, condonar sus deudas, generar incentivos exclusivos, desistir de acciones legales por los daños provocados en el paro, la consecuencia sea precisamente que, dentro de algunos años, se genere un revanchismo por quienes bajo estas ‘nuevas reglas’ se sientan desplazados o discriminados.

Nadie puede negar la necesidad de encontrar verdadera justicia social, pero eso no se logra con medidas injustas, así lo demuestran recientes encuestas que revelan que el 50% de ecuatorianos no estuvo de acuerdo con la protesta indígena, este Ecuador aun nos pertenece a todos bajo un sistema democrático, aunque genere incomodidad a muchos.