Don Bernando Darquea

Los pueblos a veces no guardan gratitud por olvido, sino por desconocimiento; Gerardo Nicola Garcés en su obra ‘La Casa de los Estancos’, nos trae precisamente algunas referencias sobre Benardo Darquea, el constructor de Ambato, caballero francés asentado en Madrid en la segunda mitad del siglo XVIII, quien luego de un equívoco proceso, condenado a prisión, fue luego desterrado a las Indias para trabajar como ayudante del vigésimo quinto Presidente de la Real Audiencia de Quito.

En 1794, según lo señala Nicola, se creó el corregimiento de Ambato; a su corregidor Luis Pástor, le correspondió encontrarse al frente de sus funciones cuando se produjo el terremoto de 1797 que conmovió una inmensa zona andina desde Popayán hasta Loja, pero que afectó fundamentalmente lo que hoy son las provincias de Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo; la tragedia era de tal magnitud que pese a los esfuerzos de Pástor no pudo superar los gravísimos problemas ocasionados por el terremoto, por lo que fue sustituído precisamente por Bernardo Darquea, quien, con celo y talento admirables, emprendió la construcción de la nueva ciudad, en el lugar que había sido adquirido con este propósito a los Quisapinchas y en donde en la actualidad se erige Ambato,

Ya antes había impulsado la construcción de acueductos para el servicio de la población, iniciando así una tendencia muy propia de la zona de buscar por sus propios medios la solución a sus problemas; en la necesidad de iniciar la construcción de la nueva ciudad, Darquea, cuya memoria debemos guardar con veneración y gratitud, trazó un plano en cuadrícula que respondía al concepto del uso del suelo: la administración, el comercio, la vivienda, los templos, etc.; este diseño fue la base de la ciudad que se iba a construir en su nuevo asentamiento bajo su incontrastable impulso y que perduró hasta el terremoto de 1949.