¿Amigos?

Rodrigo Santillán Peralbo

Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses”, afirmó John Foster Dulles quien fuera secretario de Estado durante el mandato del presidente de Estados Unidos Eisenhower. Declarar que Venezuela, Nicaragua o Cuba representan una amenaza inusual y grave para la seguridad nacional de Estados Unidos es risible y una falacia histórica iniciada por Obama y continuada por Trump caracterizado por su xenofobia e infinitas ansias de poder que causan burla e hilaridad entre varios presidentes de la Unión Europea, de conformidad con informes procedentes de la última cumbre de la OTAN.

“Estados Unidos no puede tolerar que en América Latina existan sistemas políticos incompatibles con sus estándares de libertad” es el pensamiento del poder imperial que menosprecia a los gobiernos sumisos nacidos de las derechas económicas y neoliberales que se desesperan por tener “relaciones amistosas” con el inquilino de la Casa Blanca que, además, mantiene un odio patológico a todo lo que parezca o huela a izquierda o progresismo.

Desde siempre, Estados Unidos ha impuesto sus apetencias al subcontinente. Para ello dictó, en 1822, la doctrina Monroe: “América para los americanos” resucitada con extraordinario vigor por Trump y sus halcones que se creen dueños del mundo y sus pueblos. Trump no tiene amigos sino vasallos que deben acatar sus órdenes y deseos. Fue perversa su actitud con el Presidente de Ucrania al que mandó a pedir ayuda a la UE, como perversa es su actitud con Morales, Maduro, Ortega. A Cuba impone sanciones y un bloqueo genocida. Suele acusarlos de sembrar la subversión en América Latina.

Democracia, libertades y derechos son palabras huecas que esconden la voracidad por el petróleo y minerales de nuestras patrias gobernadas por presidentes “amigos” de Washington.

[email protected]

Rodrigo Santillán Peralbo

Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses”, afirmó John Foster Dulles quien fuera secretario de Estado durante el mandato del presidente de Estados Unidos Eisenhower. Declarar que Venezuela, Nicaragua o Cuba representan una amenaza inusual y grave para la seguridad nacional de Estados Unidos es risible y una falacia histórica iniciada por Obama y continuada por Trump caracterizado por su xenofobia e infinitas ansias de poder que causan burla e hilaridad entre varios presidentes de la Unión Europea, de conformidad con informes procedentes de la última cumbre de la OTAN.

“Estados Unidos no puede tolerar que en América Latina existan sistemas políticos incompatibles con sus estándares de libertad” es el pensamiento del poder imperial que menosprecia a los gobiernos sumisos nacidos de las derechas económicas y neoliberales que se desesperan por tener “relaciones amistosas” con el inquilino de la Casa Blanca que, además, mantiene un odio patológico a todo lo que parezca o huela a izquierda o progresismo.

Desde siempre, Estados Unidos ha impuesto sus apetencias al subcontinente. Para ello dictó, en 1822, la doctrina Monroe: “América para los americanos” resucitada con extraordinario vigor por Trump y sus halcones que se creen dueños del mundo y sus pueblos. Trump no tiene amigos sino vasallos que deben acatar sus órdenes y deseos. Fue perversa su actitud con el Presidente de Ucrania al que mandó a pedir ayuda a la UE, como perversa es su actitud con Morales, Maduro, Ortega. A Cuba impone sanciones y un bloqueo genocida. Suele acusarlos de sembrar la subversión en América Latina.

Democracia, libertades y derechos son palabras huecas que esconden la voracidad por el petróleo y minerales de nuestras patrias gobernadas por presidentes “amigos” de Washington.

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Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses”, afirmó John Foster Dulles quien fuera secretario de Estado durante el mandato del presidente de Estados Unidos Eisenhower. Declarar que Venezuela, Nicaragua o Cuba representan una amenaza inusual y grave para la seguridad nacional de Estados Unidos es risible y una falacia histórica iniciada por Obama y continuada por Trump caracterizado por su xenofobia e infinitas ansias de poder que causan burla e hilaridad entre varios presidentes de la Unión Europea, de conformidad con informes procedentes de la última cumbre de la OTAN.

“Estados Unidos no puede tolerar que en América Latina existan sistemas políticos incompatibles con sus estándares de libertad” es el pensamiento del poder imperial que menosprecia a los gobiernos sumisos nacidos de las derechas económicas y neoliberales que se desesperan por tener “relaciones amistosas” con el inquilino de la Casa Blanca que, además, mantiene un odio patológico a todo lo que parezca o huela a izquierda o progresismo.

Desde siempre, Estados Unidos ha impuesto sus apetencias al subcontinente. Para ello dictó, en 1822, la doctrina Monroe: “América para los americanos” resucitada con extraordinario vigor por Trump y sus halcones que se creen dueños del mundo y sus pueblos. Trump no tiene amigos sino vasallos que deben acatar sus órdenes y deseos. Fue perversa su actitud con el Presidente de Ucrania al que mandó a pedir ayuda a la UE, como perversa es su actitud con Morales, Maduro, Ortega. A Cuba impone sanciones y un bloqueo genocida. Suele acusarlos de sembrar la subversión en América Latina.

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Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses”, afirmó John Foster Dulles quien fuera secretario de Estado durante el mandato del presidente de Estados Unidos Eisenhower. Declarar que Venezuela, Nicaragua o Cuba representan una amenaza inusual y grave para la seguridad nacional de Estados Unidos es risible y una falacia histórica iniciada por Obama y continuada por Trump caracterizado por su xenofobia e infinitas ansias de poder que causan burla e hilaridad entre varios presidentes de la Unión Europea, de conformidad con informes procedentes de la última cumbre de la OTAN.

“Estados Unidos no puede tolerar que en América Latina existan sistemas políticos incompatibles con sus estándares de libertad” es el pensamiento del poder imperial que menosprecia a los gobiernos sumisos nacidos de las derechas económicas y neoliberales que se desesperan por tener “relaciones amistosas” con el inquilino de la Casa Blanca que, además, mantiene un odio patológico a todo lo que parezca o huela a izquierda o progresismo.

Desde siempre, Estados Unidos ha impuesto sus apetencias al subcontinente. Para ello dictó, en 1822, la doctrina Monroe: “América para los americanos” resucitada con extraordinario vigor por Trump y sus halcones que se creen dueños del mundo y sus pueblos. Trump no tiene amigos sino vasallos que deben acatar sus órdenes y deseos. Fue perversa su actitud con el Presidente de Ucrania al que mandó a pedir ayuda a la UE, como perversa es su actitud con Morales, Maduro, Ortega. A Cuba impone sanciones y un bloqueo genocida. Suele acusarlos de sembrar la subversión en América Latina.

Democracia, libertades y derechos son palabras huecas que esconden la voracidad por el petróleo y minerales de nuestras patrias gobernadas por presidentes “amigos” de Washington.

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