2020

César Ulloa Tapia

¿Cuál es el diagnóstico? Y el médico dijo, miopía avanzada. Continuó: es, completamente, tratable, pero si quiere seguir guardando las apariencias, no utilice lentes y vaya chocándose con cualquier objeto por el camino.

Con seguridad vendrá un golpe tan fuerte que la reacción inmediata será el arrepentimiento y después las visitas al oftalmólogo y luego al oculista. Con el tiempo, el costo será mayor, no solo porque aumentará la medida, sino también porque se pudo haber evitado el desgaste.

Algo similar a esta situación ocurre en Ecuador, porque desde que retornamos a la democracia en 1979, el país sufre de miopía. La población y las elites no quieren usar lentes.

El resultado de este comportamiento es que no hemos resuelto problemas estructurales como la pobreza, la desnutrición crónica infantil, el embarazo de niñas y adolescentes, la viveza criolla, la corrupción e, incluso, incorporamos como una de las principales causas de muerte los accidentes de tránsito, es decir la barbarie absoluta. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 23.9% de la población vive en condición de pobreza y el 8.7% en extrema pobreza. Dicho en otros términos, más del 30% vive con menos de dos dólares al día, con suerte come una vez al día y vive por obra y gracia del “espíritu santo” como dice el refranero popular. Bajo esta condición, ¿la tercera parte del país puede estar feliz? De ninguna manera. El malestar general se justifica por la inequidad evidente.

No deja de ser grave que nuestro país ocupa el segundo lugar en Latinoamérica de niñas y adolescentes embarazadas, por lo tanto es urgente reforzar las políticas públicas en materia de derechos sexuales y reproductivos, pero más aún trabajar en planes de concienciación social acerca de este problema. A ello habría que sumar, dolorosamente, la violencia intrafamiliar, sobre todo contra mujeres de todas las edades y personas con preferencias sexo genéricas diversas. En lo social, el 48.7% de indígenas menores de cinco años sufren desnutrición. Entonces, tenemos que usar lentes de manera urgente.

[email protected]

César Ulloa Tapia

¿Cuál es el diagnóstico? Y el médico dijo, miopía avanzada. Continuó: es, completamente, tratable, pero si quiere seguir guardando las apariencias, no utilice lentes y vaya chocándose con cualquier objeto por el camino.

Con seguridad vendrá un golpe tan fuerte que la reacción inmediata será el arrepentimiento y después las visitas al oftalmólogo y luego al oculista. Con el tiempo, el costo será mayor, no solo porque aumentará la medida, sino también porque se pudo haber evitado el desgaste.

Algo similar a esta situación ocurre en Ecuador, porque desde que retornamos a la democracia en 1979, el país sufre de miopía. La población y las elites no quieren usar lentes.

El resultado de este comportamiento es que no hemos resuelto problemas estructurales como la pobreza, la desnutrición crónica infantil, el embarazo de niñas y adolescentes, la viveza criolla, la corrupción e, incluso, incorporamos como una de las principales causas de muerte los accidentes de tránsito, es decir la barbarie absoluta. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 23.9% de la población vive en condición de pobreza y el 8.7% en extrema pobreza. Dicho en otros términos, más del 30% vive con menos de dos dólares al día, con suerte come una vez al día y vive por obra y gracia del “espíritu santo” como dice el refranero popular. Bajo esta condición, ¿la tercera parte del país puede estar feliz? De ninguna manera. El malestar general se justifica por la inequidad evidente.

No deja de ser grave que nuestro país ocupa el segundo lugar en Latinoamérica de niñas y adolescentes embarazadas, por lo tanto es urgente reforzar las políticas públicas en materia de derechos sexuales y reproductivos, pero más aún trabajar en planes de concienciación social acerca de este problema. A ello habría que sumar, dolorosamente, la violencia intrafamiliar, sobre todo contra mujeres de todas las edades y personas con preferencias sexo genéricas diversas. En lo social, el 48.7% de indígenas menores de cinco años sufren desnutrición. Entonces, tenemos que usar lentes de manera urgente.

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César Ulloa Tapia

¿Cuál es el diagnóstico? Y el médico dijo, miopía avanzada. Continuó: es, completamente, tratable, pero si quiere seguir guardando las apariencias, no utilice lentes y vaya chocándose con cualquier objeto por el camino.

Con seguridad vendrá un golpe tan fuerte que la reacción inmediata será el arrepentimiento y después las visitas al oftalmólogo y luego al oculista. Con el tiempo, el costo será mayor, no solo porque aumentará la medida, sino también porque se pudo haber evitado el desgaste.

Algo similar a esta situación ocurre en Ecuador, porque desde que retornamos a la democracia en 1979, el país sufre de miopía. La población y las elites no quieren usar lentes.

El resultado de este comportamiento es que no hemos resuelto problemas estructurales como la pobreza, la desnutrición crónica infantil, el embarazo de niñas y adolescentes, la viveza criolla, la corrupción e, incluso, incorporamos como una de las principales causas de muerte los accidentes de tránsito, es decir la barbarie absoluta. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 23.9% de la población vive en condición de pobreza y el 8.7% en extrema pobreza. Dicho en otros términos, más del 30% vive con menos de dos dólares al día, con suerte come una vez al día y vive por obra y gracia del “espíritu santo” como dice el refranero popular. Bajo esta condición, ¿la tercera parte del país puede estar feliz? De ninguna manera. El malestar general se justifica por la inequidad evidente.

No deja de ser grave que nuestro país ocupa el segundo lugar en Latinoamérica de niñas y adolescentes embarazadas, por lo tanto es urgente reforzar las políticas públicas en materia de derechos sexuales y reproductivos, pero más aún trabajar en planes de concienciación social acerca de este problema. A ello habría que sumar, dolorosamente, la violencia intrafamiliar, sobre todo contra mujeres de todas las edades y personas con preferencias sexo genéricas diversas. En lo social, el 48.7% de indígenas menores de cinco años sufren desnutrición. Entonces, tenemos que usar lentes de manera urgente.

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César Ulloa Tapia

¿Cuál es el diagnóstico? Y el médico dijo, miopía avanzada. Continuó: es, completamente, tratable, pero si quiere seguir guardando las apariencias, no utilice lentes y vaya chocándose con cualquier objeto por el camino.

Con seguridad vendrá un golpe tan fuerte que la reacción inmediata será el arrepentimiento y después las visitas al oftalmólogo y luego al oculista. Con el tiempo, el costo será mayor, no solo porque aumentará la medida, sino también porque se pudo haber evitado el desgaste.

Algo similar a esta situación ocurre en Ecuador, porque desde que retornamos a la democracia en 1979, el país sufre de miopía. La población y las elites no quieren usar lentes.

El resultado de este comportamiento es que no hemos resuelto problemas estructurales como la pobreza, la desnutrición crónica infantil, el embarazo de niñas y adolescentes, la viveza criolla, la corrupción e, incluso, incorporamos como una de las principales causas de muerte los accidentes de tránsito, es decir la barbarie absoluta. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 23.9% de la población vive en condición de pobreza y el 8.7% en extrema pobreza. Dicho en otros términos, más del 30% vive con menos de dos dólares al día, con suerte come una vez al día y vive por obra y gracia del “espíritu santo” como dice el refranero popular. Bajo esta condición, ¿la tercera parte del país puede estar feliz? De ninguna manera. El malestar general se justifica por la inequidad evidente.

No deja de ser grave que nuestro país ocupa el segundo lugar en Latinoamérica de niñas y adolescentes embarazadas, por lo tanto es urgente reforzar las políticas públicas en materia de derechos sexuales y reproductivos, pero más aún trabajar en planes de concienciación social acerca de este problema. A ello habría que sumar, dolorosamente, la violencia intrafamiliar, sobre todo contra mujeres de todas las edades y personas con preferencias sexo genéricas diversas. En lo social, el 48.7% de indígenas menores de cinco años sufren desnutrición. Entonces, tenemos que usar lentes de manera urgente.

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