Y con ustedes…Los cucos

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‘La licen’, el timón del barco

Juana López es la Directora Adjunta

Y con ustedes...Los cucos

Por: Pablo Terán

Cuando niña, ‘la Licen’ jugaba con sus amigos por el barrio Las 5 esquinas, en Guayaquil, le pasaba por la mente ser maestra algún día. Y fue como un presagio… Aunque no llegó a ser docente, se convirtió en profesora de centenas de periodistas que hemos pasado bajo su dirección y guía.


Estudió en el colegio 8 de Mayo, donde, con un grupo de compañeras, creó el periódico estudiantil. “Supe en ese instante que mi fuerte sería el periodismo y entonces me fui a la universidad y saqué mi título”. Ha dedicado 45 años de su vida a esta profesión y 35 a la que llama su gran familia: La Hora.


‘La licen’ no le da oportunidad a que el polvo tape los libros que reposan sobre su anaquel. Los ha leído todos y los trata como tesoros.


No oculta que su vida ha girado alrededor del periodismo, pero se recuerda siempre que “no todo es trabajo y que hay que disfrutar con la familia”.


Su hija Claudia, a quien ama con todo el corazón, le ha regalado el ‘diamante’ que ahora es su razón de vivir: su nieta Rafaella. “Ella me suele decir: ‘Abuelita, ya deja de leer y ven a jugar’”.


“Mi madre es una guerrera de la vida”, dice su hija. “Siempre supo sacar adelante sus ideales, sus convicciones, sus metas; sabe lo que es caer y levantarse con la frente en alto. Como amiga es incondicional, confidente, ayuda y apoya; como tía es alcahueta, es ‘la Madre Teresa de los sobrinos”. Un detalle importante: ‘la Licen’ López lleva el azul del Emelec en la sangre.

El cantante que nos rodea

Pablo Terán es Editor de Variedades

Y con ustedes...Los cucos

Por: Juana López

Sus 123 libras de peso y su 1,63 de estatura lo hacen ver como un niño con barba negra, raído pelo y ojos saltones tras los vidrios de sus inseparables lentes. Es el Pablito, a quien todos saludan con su nombre en diminutivo como muestra de aprecio; por algo será que en cuatro oportunidades fue electo Presidente de la Asociación de Empleados.


Tras esa frágil figura se esconde un ser de profundos sentimientos cristianos. “El centro de mi vida es Dios”, dice y en él se apoya para todo en la vida.


A los 38 ‘que ya no juega’, como en los naipes, decidió virar las cartas. En su casa, por lo pronto, reina ‘la Matilda’, una perra labrador de tres años, que es su amiga, compañera y confidente. Pero está a punto de casarse con Jessica.


El hombre “frágil, nervioso, temático, gran compañero y amigo”, como lo describe Consuelo Moreta, una de sus subalternas, se transforma cuando toca una guitarra, un bajo, una batería o canta. Durante 17 años formó parte de la banda ‘Toque de Queda’, especializada en soft metal.


Inmerso en la música, el cigarrillo y el alcohol, dice que reflexionó. Sus cambios ya se están evidenciando: de la música estridente ha pasado a la música sacra donde anhela formar una banda cristiana; su aspiración periodística es tener su propio medio; sus anhelos de vida son formar una familia con su esposa e hijos; tener a ‘la Matilda’ hasta el fin de sus días. Lo que nunca cambiará será su pasión por el fútbol.

Carisma importado desde Cuba

Alejandro Querejeta Barceló es Subdirector

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Por: Gárel Benalcázar

Sencillez, honestidad, carisma y un gran corazón son cualidades que describen a Alejandro. En su mirada se refleja la añoranza por su Cuba amada, a la que no va hace 10 años. Viene de una familia de clase media, es el mayor de cinco hermanos y tiene 69 años.


Tiene miles de historias por contar. A los 12 años salió de casa para alfabetizar durante un año, por lo que aprendió a montar a caballo. Se desplomó muchas veces, pero siguió. También observó cómo cayó el Muro de Berlín.


La mayor parte de su vida la ha entregado al periodismo y a la formación académica. Disfruta de educar y es docente de la Universidad San Francisco de Quito.


El mayor de los tesoros son sus libros, a los que llama “primitivos”, publicados en Cuba y Ecuador. Uno de ellos es ‘Álbum para Cuba’ que, a decir del escritor Xavier Michelena, es una experiencia de soledad y comunión con aquella honda tradición cubana a la que aludía Cintio Vitier, aquella que configura el rostro de la Cuba secreta, de María Zambrano y a la que se incorporan sus poemas.


Alejandro suele hacer suyos los problemas ajenos y sentirse útil es su prioridad. Sus días se llenan de alegría cuando ve a sus hijos y nietos, que están en Estados Unidos, y a los que extraña demasiado. Suele pasar el tiempo en el jardín que construyó su esposa: su compañera, amiga, fortaleza e inspiración.


Hablar con Alejandro es llenarse de vida por sus logros profesionales, experiencias de vida y locuras.

En busca del país escondido

Gárel Benálcazar es fotorreportero

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Por: Alejandro Querejeta

Que alguien venga y nos cuente sus vivencias, sus sueños y sus esperanzas nos hace privilegiados. Gárel, con sus 33 años, ha vivido episodios muy singulares como fotorreportero en los diarios La Hora, Expreso y Extra. Tantos, que a un periodista ya viejo como yo le despiertan una inocultable envidia.


Uno de ellos fue convivir con los pueblos no contactados de la Amazonía, pernoctar en sus casas, comer de sus alimentos, conocer de sus hierbas medicinales y saber sus secretos.


Estudió Comunicación en la Universidad Central, pero se decidió por el duro oficio de captar la vida en fotografías. Y también la muerte, el miedo, la desesperación, la desesperanza y el infortunio de decenas de personas.


Vio la tragedia de un mendigo a través de la lente de su cámara, luego del tránsito al otro mundo vía un golpe que le hundió el cráneo. Sintió el miedo que experimentan nuestros compatriotas en un rincón lejano de Esmeraldas cuando se les amenaza y se les acosa. Fue testigo de la tragedia que nos dejara el terremoto de abril.


Garel es padre de una niña a la que sus abuelos y él miman a manos llenas. Quiere conocer a fondo el país. Aspira a salir a andar y desandar los caminos del planeta en compañía de su hija. Va a tomar vacaciones para ir a la boda de su hermano, quien vive en Pereira, Colombia, y, de paso, participar en la cosecha de café, porque disfruta mucho de una buena taza de café. Esa será otra experiencia con la que me llevará mucha más ventaja.

El músico de corbata


Jorge Imbaquingo es Jefe de Contenidos

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Por: Luis Vivanco

Jorge es el único que viene a la redacción con corbata. Dice que le gusta y nosotros lo respetamos. Es raro que le guste porque ha formado parte como de cinco bandas de rock y de vez en cuando sube el volumen de su computador con alguna canción punk. En casa toca la guitarra, que aprendió empíricamente. Fue baterista de Rayuela y grabó tres discos (dos LP y un EP). Desde entonces no deja los instrumentos, ni su celular, que parece ser una extensión de su mano.


Recuerda una vez en Nicaragua cuando por ir a enviar una nota, se le escapó la delegación de Rafael Correa. Tuvo que tomar taxi y detener el avión. “Correa se quejó y yo le dije que nosotros siempre lo esperamos a él, por qué él no a mí”. Asegura que el Presidente se rió y le creemos.


Tiene 38 años y lleva 21 en el oficio. Su padre es periodista deportivo, especializado en el mundo tuerca. Jorge es el único en la familia que siguió el camino, pues tiene tres hermanos menores, dos son gemelos y médicos y el otro es piloto de autos y mecánico. ¡Ah! Abigail, su pequeña hija, cumplió un mes de vida.

Un boxeador peso pluma

Luis Eduardo Vivanco es Editor General

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Por: Jorge Imbaquingo

De humor directo, rápido y mordaz, Luis siempre tiene una frase memorable. De periodismo, que es su mayor pasión, o de su nueva faceta de entrevistador bohemio de botella de vino y su gorra gatsby. Sin embargo, es un hombre bastante tímido. Cuando era adolescente era el centro de la atención contando cachos cuando se juntaba con sus amigos. Pero las cosas han cambiado… “El meme ha destruido al chiste”. La frase sale fácil. A eso agrega que es un pésimo bailarín. Pésimo, repite tres veces.


Intentó ser atleta. Pero terminó reventándose las rodillas al tratar de subir la cuesta de Guápulo. Quiso ser boxeador (¿peso pluma y un cuarto?), pero se aburrió, igual que en su intento de ser nadador.


Cuando era jovencito (más que ahora que tiene 33) estaba peloteado. Fue a una universidad y le dijeron que daba para periodista. Y se tatuó una pluma para representar el oficio del contador de historias, del reporteo inquieto, del columnista mordaz, del editor exigente. Esa pluma le va mejor, más que la de un boxeador peso pluma.

Nacido para teclear historias

Alexis Serrano Carmona es Editor de Nacional

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Por: María José Cruz

Hay personas a las que es difícil imaginarlas en su niñez, más aún en el caso de Alexis, por su altura y corpulencia. Pero la vocación es más fácil de suponer cuando te cuentan que un niño de 9 años paraba el tráfico de su calle y, con grabadora en mano, preguntaba a los conductores su opinión sobre el Gobierno. Debía ser periodista.


Y con esa grabadora, que su padre le regaló, fue conociendo el periodismo. Pasó por el club de la revista La Pandilla, por el de El Comercio y, aunque estuvo tentado a seguir los pasos de su padre como abogado cuando era niño, cuando llegó el momento nunca dudó: periodismo.


Sueña con vivir de escribir crónicas, ama el periodismo más profundo, humano. Cree que morirá tecleando una historia, no se ve haciendo nunca algo distinto. Y, si alguna vez tuviera que dejar el diarismo para llamarse cronista, podría montar una tienda para tener tiempo para sus otras pasiones: su esposa, Gabriela, con quien, comparte la pasión por el periodismo, y su hijo, Maty que el domingo cumplió 3 años y es la fuente de motivación de los dos.

El periodismo como revancha


María José Cruz es reportera de Cultura

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Por: Alexis Serrano

Todo en la vida de María José salió exactamente como no lo planeó. En la escuela lo más cercano a ser periodista eran los dictados de las monjas. “Eran hijas de su madre”, recuerda la Majo. “Si te equivocabas, te pegaban”.


En la secundaria, le sedujeron los números y cuando todos daban por hecho que sería física-matemática, escogió Ciencias Sociales. Como Filosofía era la única materia en la que le iba mal, apostó por demostrar que sí podía. No solo lo demostró, sino que se enamoró de la literatura, de la danza, del teatro…


Su padre fue acusado injustamente y estuvo en prisión ocho meses hasta demostrar su inocencia. Entonces, le juró a su hermana que iba a ser periodista. ¿La cereza del pastel? La Majo se casó pero, como le detectaron endometriosis, ella y Carlos estaban resignados a no ser padres. ‘Bajaron la guardia’ y ya habían decidido juntar ahorros y viajar para hacer una maestría cuando la doctora le dijo que estaba embarazada. Sophia Noelia tiene un año cuatro meses y la Majo quiere seguir haciendo periodismo hasta viejita.

Con ganas de conocer a Messi

Julia Guerra es reportera de Deportes

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Por: Orlando Gómez

Julia pudo ser médica o ganarse todos los concursos de belleza, pero decidió hacer periodismo. “Mi eterno amor por el fútbol”, responde. Por eso fue la que más lloró –y apenas sumaba 4 años de edad- cuando murió Carlos Muñoz, el delantero insigne de su Barcelona… Confiesa que es desordenada y que en el colegio siempre llamaban a su mamá para quejarse porque iba a clases con la falda muy corta.


Cuando quiso estudiar medicina pensó en Cuba, pero su apego a la familia la detuvo y se inscribió en Periodismo. Haciéndose pasar por fotógrafa de un supuesto periódico universitario, se las ingeniaba para conocer a figuras como el brasileño Thiago Silva y el paraguayo Salvador Cabañas. Ahora lo que más desea es conocer a Lionel Messi.


Le gusta bailar y le encanta la crónica. Cree en Dios pero no es fanática; le fastidia conducir y se muere por los bolsos de marca.

Un ‘tanguero’ tras el teclado

Orlando Gómez es Editor Internacional

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Por: Julia Guerra

A los 12 años su padre murió. Entonces Orlando no tuvo otra alternativa que trabajar. Fue mensajero en Bogotá, donde nació hace 68 años. Luego, visitador médico y entonces dio sus primeros pasos en el periodismo, pues también escribía en una revista. Una vez que le dieron ‘cuerda’ no paró. Pasó por reconocidos medios de su país como El Espectador, El Tiempo, El País, Caracol y hasta fundó uno: Vallarta Opina, de Puerto Vallarta, México.


Tuvo que aprender a la fuerza mandarín, cuando era corresponsal de Reuters en Pekín; recibió una bala en una cobertura en El Salvador… Y cuando se quedó sin trabajo se dedicó a ser cantante de tangos y dice que lo hace bien.


No solo conquistó varios países con sus textos, sino también mujeres. Pero una ecuatoriana se quedó con su corazón; se casaron hace 16 años y por ella dejó de ser gitano.

La ‘ñaña’ de toditos

Consuelo Moreta es reportera de Variedades

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Por: David Almeida

Es la que reparte el pastel en cualquier cumpleaños. También acudimos a ella para comprarle alguna golosina, pues es ‘la tienda’ que tenemos a nuestro alcance (los productos los guarda en los cajones de su escritorio). Y ‘nos fía’ (eso sí, todo lo anota en una libretita) y nos cobra a fin de mes.


Consuelo tiene años de experiencia y es un activo de La Hora, pues aquí está desde hace 22 años (1994). Esta madre de Lorena, una chica muy linda, y un joven al que apodan cariñosamente ‘Chino’, de nombre José Alonso, tiene muchas anécdotas. Por eso, cuando nos reunimos, es la que nos cuenta esas historias que mucho nos entretienen.


Yo tengo el honor de conocerla desde 2002, año en que sonaba la canción ‘Aserejé’ (el ‘one hit’ de las Ketchup), estábamos a la expectativa de la segunda parte de ‘El señor de los anillos’ (‘Las dos torres’), los talibanes eran el terror del mundo tras el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York y Gerardo Morán no era tan famoso ni ‘el más querido’.


Por eso y mucho más, esta mujer de ‘cuatro décadas más una’ es alguien muy especial en nuestra Redacción… en realidad es la ‘ñaña’ mayor a quien también acudimos por un consejo, o para hacer una bromita y relajarnos.

David, el Goliat de los cómics

David Almeida es Coordinador de Regionales

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Por: Consuelo Moreta

Casi todos los días, David, después de saludar, habla de algo que le pasó: los repuestos caros, la matrícula del auto, el choque o el rayón, el estreno de una película.


Pero, asimismo, es muy ingenioso a la hora de saludar. “Hola suegris”, les dice a algunas compañeras que tienen hijas grandes, y no es porque les corteja o les haya cortejado, sino que es una manera de buscar una buena amistad. David tiene su novia, que, por cierto, es encantadora.


No es nada cariñoso, a todos trata por su nombre de pila, pero eso no quiere decir que sea serio: tiene sus momentos cómicos, pero, sobre todo, es muy respetuoso.


Es un crítico de todo. En la redacción habla de los errores de los compañeros y cuando sale del cine de los actores, la música, la trama… Pero asegura que no es por “maldad” sino para conseguir mejoras.


Su pasión son los cómics, los superhéroes y el cine, en los que se inició desde “guagua” porque su padre lo llevaba todos los viernes al cine. “Soy un cinéfilo… soy autodidacta…”. Habla con gran conocimiento de la historia de los héroes y los villanos, como si fuera aún un niño; tiene colecciones de cómics, películas y muñecos en su dormitorio, a pesar de tener ya 40 años.

‘El extraño de pelo largo’

Luis Cueva es reportero de Justicia

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Por: Javier Noriega

Nunca soñó con ser periodista, pero el oficio terminó gustándole. Luis es uno de los reporteros de la vieja guardia que día a día recorre juzgados y cortes en busca de temas judiciales entre pilas de documentos o ‘fojas’, según los entendidos.


Pareciera que las leyes siempre estuvieron en la vida de este ‘extraño de pelo largo’, quien un día anheló ser abogado o sociólogo, pero que, “por tropiezo”, y por seguir los consejos de un profesor se inscribió en la entonces Escuela de Ciencias de la Información de la Universidad Central. “Me estrellé con la profesión”, dice con una gran humildad; y que antes de llegar al periodismo fue paje, carpintero y que tuvo “mil oficios y dos mil necesidades”. Lleva unos 30 años escribiendo historias. Su carrera la forjó en los diarios Expreso y La Hora, pero también tuvo un pequeño paso por El Comercio. Con 59 años, dos matrimonios y cinco hijos, confiesa que mientras recorría ese antiguo periodismo, de máquinas de escribir, se perdió el regalo de ver crecer a sus tres primeros hijos. Ahora prioriza el tiempo con su segunda esposa y sus dos últimos hijos. Los más jóvenes le tienen un cierto recelo, pero realmente es una persona tranquila.

Siempre la sonrisa por delante

Javier Noriega es el Editor de Quito

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Por: Luis Cueva

Se trata de uno de los periodistas que se han formado en esta empresa y ha hecho de ella su segundo hogar. Es una persona equilibrada y tranquila, con la que se puede conversar sin sobresaltos. Es uno de los jefes, pero siempre está sonriente, incluso en los momentos más difíciles y ajetreados, como las horas de cierre. En el Diario ha hecho de todo y ejercido varias jefaturas, pero la que ahora ocupa es con la que más se identifica, por el contacto con la comunidad.


Empezó el periodismo en el año 1999, cuando en el Diario le ofrecieron una pasantía para terminar la carrera universitaria. De ahí, no se ha separado de la empresa, excepto un pequeño intervalo en otro medio, en el que no encajó por el horario de trabajo y el tiempo que él dedica a su familia.


Hasta ahora recuerda con nostalgia cómo fue su inicio en el periódico. Le dieron una libreta y le mandaron a cubrir una nota de economía y, aunque no sabía nada del tema, salió con alegría. El turismo y la gastronomía son otras áreas que también le apasionan, aunque salir al parque con sus pequeños Sarah y Ricardo es la prioridad antes que otras carreras.

El maestro del pedal

Wilmer Molina es el Editor de Deportes

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Por: Damián de la Torre

Mientras todos los editores sacaban cuentas para comprar una casa o un carro, Wilmer quería una bicicleta profesional. Después se compró el carro, pero muy a menudo recorre en la ‘bici’ esos 50 kilómetros, ida y vuelta, que hay entre su casa, en el sur, y La Hora, donde trabaja hace 13 años.


Se dice: ‘38 que no juegan’, pero el ‘Willy’, a sus 39 años, es un crack en las canchas del periodismo deportivo, que se le metió entre ceja y ceja, luego de que su papá le dijera: “Mijito, no se hará futbolista, mejor estudie”. “Claro que cuando era pelado el fútbol no era el negocio de ahora”, bromea.


En 1994, le detectaron miopía y astigmatismo. Más que un mal, pienso que los genes se confabularon para que mire con más claridad los goles de Bebeto y Romario en el Mundial de Estados Unidos.


Hasta ahora ha recorrido más de 10 vueltas a la República siguiendo a los ciclistas, y espera que el pedaleo nunca cese hasta llegar a cubrir el Tour de Francia o unas olimpiadas.

Entre libros, gatos y baloncesto

Damián de la Torre es Editor de Cultura

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Por: Wilmer Molina

El hombre de cultura de La Hora no “es un guambra norio ni ratón de biblioteca”, como creía el poeta ecuatoriano Ulises Estrella (+) cuando leía los textos de la revista Artes. En esa época, Damián tenía el cabello un poco más largo y lucía sus tatuajes. De sus cinco gatos, cuatro comparten su cama. El prefacio de esta historia se remonta hace 32 años. Nació cuando su papá tenía 21: “era como mi hermano”, lo recuerda. Con él aprendió a jugar baloncesto y subió al podio intercolegial con el Andino.


Un capítulo especial tienen sus abuelos, paternos y maternos, con los que pasó hasta su mayoría de edad, justo cuando llegó Adriel, el hijo que tuvo con su princesa de Disney: la ‘Tati’; “la niña más bonita”, de la que se enamoró a primera vista, y la “mujer más valiente”, pues está con él desde hace 15 años.


El epílogo aparece en todo lo que sale de su pluma, donde van impregnadas aquellas vivencias de su pasado como obrero, heladero o ‘profe’.

Enamorado del periodismo móvil

Juan Camilo Escobar es reportero de Ciudad

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Por: Carlo Celi

El ‘Pechito’ Escobar, como le decimos de cariño, me dice que entró por casualidad al periodismo. Yo no le creo, pienso que fue obra del destino. El ‘niño Juanca’, a los 8 años, vio a su padre, quien era consultor, recorriendo barrios y preguntando a la gente por sus necesidades. Para sorpresa de aquel ‘guambra’, luego de un tiempo, aquellas peticiones se hacían obras. En ese momento el pequeño Camilo descubrió que “ha sido cuestión de hablar con la gente”. Esto le cambió la vida y así le nació la pasión -sin saberlo- a aquel periodista que ahora escribe mientras canta temas de Nirvana.


Es una caja de sorpresas, se lo puede encontrar por cualquier rincón de la ciudad ‘armado’ con su teléfono celular de ‘alta gama’ (como él lo describe). ‘El Juanca’, quien ha incursionado también en radio y televisión, es el maestro del ‘mobile journalism’, es decir, del periodismo desde el celular. Vamos, que si hay que hablar de un ciberperiodista hecho y derecho, él cumple con todos los requisitos.

Un ‘caricato’ entre nosotros

Carlo Celi es el Editor de Espectáculos

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Por: Camilo Escobar

Un solo objetivo: juntar sus pasiones por la música, la literatura, la escritura y el dibujo para sacar sonrisas y reflexiones mediante un humor crítico. Carlo asume con serenidad el desafío de combinar los mundos laboral y personal. Simplemente se divierte con lo que hace, ya sea esbozando una caricatura, escribiendo crónicas de conciertos o editando artículos de la página de Espectáculos.


Todo se remonta a su niñez, en el calor de su hogar en Portoviejo, donde se dejó deslumbrar por los trazos artísticos de su abuela ‘Michita’, y de los sonidos melodiosos de su madre Gloria, quien era cantante. A los 8 años empezó a rehacer las historietas que le impactaban y a crear las suyas.


Estudió Comunicación y en los primeros años, junto a un par de amigos, empezó a editar la revista ‘Caricato’, que sobrevive a estos tiempos. Ha sido también redactor de suplementos comerciales, redactor web, diagramador e ilustrador independiente.

Sensible desde chiquita

Sandra Cruz es reportera de Política

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Por: Segundo Espinoza

Cuando se levanta, a las 06:00, después de persignarse, en lo primero que piensa es en la “nota de apertura” de ese día. Mientras prepara el desayuno, sus oídos están pendientes del noticiero. A la reunión de redacción no puede llegar sin un ángulo distinto o nuevo sobre algún acontecimiento político.


Sus fuentes de información más comunes, desde hace más de 20 años, han sido la Presidencia, la Cancillería, el Ministerio de Defensa y el Consejo Nacional Electoral. Por esas oficinas puede caminar casi con los ojos vendados. De hecho, en Carondelet está su tienda de campaña (una cabina), en cuyo interior hay una grabadora, una libreta y un teléfono fijo. Estar cerca del poder le ha permitido relacionarse con los funcionarios “guardando las distancias”.


Cuando empezó sus ajetreos en radio Iris, muy jovencita y sin sueldo (“ni para los pasajes”), preguntaba a los diputados ocultándose en su temor, quizás por la sobreprotección familiar que experimentó en su niñez, pero ahora es capaz de parar en plena calle al Presidente.


Pero pese a su valentía, Sandra sigue siendo una mujer profundamente susceptible. Lo que menos quiere es cubrir crónica roja, desde que miró los cuerpos destrozados de varias víctimas tras un accidente aéreo de 1992 en el sector de la González Suárez. Ese día lloró.


Soltera y sin hijos, se autodefine como una mujer “relativamente feliz”. Sin embargo, el estrés es un fantasma que le persigue. “A veces me he puesto a llorar porque no logro lo que quiero para mi redacción”.

El ‘todólogo’ de medianoche

Segundo Espinoza es periodista de cierre

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Por: Sandra Cruz

Está allí. Siempre dispuesto a ayudarnos cuando concluye nuestra jornada al final de la tarde. Es el ‘todólogo’ de la redacción. Segundito, con más 30 años de experiencia, en La Hora ha transitado los últimos 21.


Su trabajo termina cuando se apaga la última luz del periódico, debe estar atento a todo lo que pase a última hora. Él debe cubrir desde crónica roja hasta farádula, pasando por sociedad, política, economía, cultura y deportes.


“Él se las sabe todas, es el 4×4 de la redacción”, le dice con cariño Damián de La Torre, uno de los editores. Y rogamos que no se vaya de vacaciones porque nos toca reemplazarle en sus largas jornadas que incluso pasan de la medianoche.


El calificativo de ‘todólogo’ no le disgusta, pero cree en la especialización. “No creo en los todólogos, pero me gusta ser polifuncional”, dice Segundito, que escribe siempre para una página que se llama ‘En Vela’.


Su “cuco” es la económica y le toma un poco más tiempo procesar la información. Su “súper” y “mayor” orgullo, después de su familia (su esposa Angelita y sus hijos Israel de 12 y Jenny de 30), es su libro ‘100 años de atletismo de fondo’ que lo publicó en julio y que será lanzado el próximo miércoles. Dice que fue una “locura” que nació hace más de cuatro años en un seminario de deportes. Allí se recogen historias del atletismo y busca aportar a la sociedad para vivir en base a la actividad física. “Esto es parte del buen vivir, en el mejor sentido; no el buen vivir de Freddy Ehlers”, bromea.

El ‘ninja de la redacción’

Leonardo Gómez es reportero de Economía

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Por: Patricio Sanguano

A las reuniones de la redacción en las mañanas llega casi siempre atrasado, viste chaqueta negra y viaja a bordo de su motocicleta. La puntualidad no es uno de sus fuertes pero, en cambio, es pulido y meticuloso en los datos que recoge.


Leonardo es miembro activo de Bujinkan, una escuela de artes marciales tradicional de Japón. Lleva ahí casi 20 años pero esta es una faceta poco conocida del periodista, fotógrafo documental y estratega de contenidos para nuevos medios.


Bujinkan es un pilar fundamental de su vida. De ahí ha cosechado grandes lecciones y anécdotas, como en 2014, cuando tomó un avión a Buenos Aires para ir a un entrenamiento, dejó trabajo, mascotas y hasta a su abuela. El viaje se extendió casi tres meses en los que, mochila al hombro, recorrió por tierra casi todo el cono sur. Este fue un viaje en el que pudo entrenar con otros ninjas de diferentes países y, de paso, realizar un documental escrito y fotográfico. Este hombre de 31 años, soltero, agnóstico y adicto al café cerrero, une a su pasión de las artes marciales, al periodismo y ser “padre adoptivo” de sus dos perros. Trabajó para el desaparecido diario Hoy, como editor Web y periodista en la sección política, y en temas económicos para El Comercio y revista Líderes, donde obtuvo, junto al equipo de esta revista, el tercer lugar del premio Jorge Mantilla Ortega en la categoría Investigación Económica.


Tuvo dos madres: Jenny, su mamá, quien siempre está pendiente y lo respalda, incluso ahora que vive solo, y su abuela que le crio y estuvo a su lado hasta su reciente muerte.

Periodista ‘calle arriba’

Patricio Sanguano es reportero de Ciudad

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Por: Leonardo Ponce

El trabajo de Ángel Patricio ‘Pachuco’ Sanguano siempre estuvo vinculado a las calles y en broma suele decir: “El periodista y la prostituta se hacen en la calle”. Fue uno de los primeros voceadores del desaparecido diario Hoy cuando apenas tenía nueve años de edad y hoy es el periodista encargado de cubrir Comunidad y Sociedad en Diario La Hora.


El amigo Pato es un sujeto tranquilo, amigable y Montalvino hasta los huesos. Conoce bien su trabajo y cómo llegar a la gente, un madrugador extremo que jamás le huye a un tema, por difícil que parezca.


Esos rasgos de su personalidad le hicieron merecedor del premio Eugenio Espejo otorgado por la Unión Nacional de Periodistas (UNP). El primer lugar de este año en la categoría Prensa Escrita le fue entregado por su crónica titulada ‘Niños minadores’ en la que narra la historia y la lucha diaria de los infantes que acompañan a sus padres a buscar material reciclable en los grandes contenedores de basura.


Patricio es el segundo de seis hermanos, obtuvo su licenciatura como periodista en la Universidad Central y un diplomado en Edición de Medios Impresos, en la UTPL.


Un apasionado del fútbol. A los 11 años debutó en primera categoría en el cantón Rumiñahui. En la Liga Cantonal le hacían jugar cinco minutos porque tenían que cumplir con un juvenil en cancha. “Soy zurdo y de pequeño me decían ‘el Tito’, por el Armando Tito Larrea. Este apodo lo heredé de mi padre”, recuerda.

De ‘canillita’ a fotógrafo


Gustavo Guamán es fotorreportero

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Por: Paola Carrillo

Cuando Gustavo era niño, solía preguntarse quién hacía las caricaturas que aparecían en La Hora. En ese tiempo, él era canillita y vendía el diario en su natal San Roque. Nunca pensó que sus fotos iban a imprimirse en nuestras páginas.


Pero desde entonces, ya empezó a tener un vínculo con el periódico en el que lleva más de 11 años de trabajo en diferentes labores, cuatro como fotógrafo. En el día a día, con la cámara en mano –inclusive cuando no está trabajando– se planta frente a las personas y las cosas que le llaman la atención. Casi no ha encontrado coberturas difíciles porque, para él, quemarse los zapatos nuevos en un incendio o acercarse a personas que muestran su rechazo ante su lente son cosas cotidianas.

Los periodistas, editores y compañeros de otras áreas lo conocemos como un chico “entrador” que aprovechó la semana que le dieron de prueba para demostrar que era capaz de hacer fotos de portada.


Mientras trabaja, le gusta conversar con la gente, preguntar, buscar su espacio y a veces la soledad. Son él y su cámara, como cuando fue a Manabí, después del terremoto del 16 de abril y decidió separarse del grupo para buscar historias de personas que, como él, olvidaban poco a poco un pasado difícil.


A sus 30 años dice que, después de sus dos hijos, la cámara y el fútbol son los motores de su vida. Una vida en la que quiere seguir llegando lejos con el instrumento que lo acompaña.


La risa que se oye en todo lado

Paola Carrillo es reportera de Ciudad

Y con ustedes...Los cucos

Por: Gustavo Guamán

Paola es la ‘sangre nueva’ de La Hora y es la más alegre del diario. Busca y cuenta historias de la gente, esto le ha permitido identificarse con ellos. Es dueña de un gran carisma, no hay un solo día en que pase desapercibida por los pasillos de la redacción porque su risa se escucha por todo el edificio.


En su hogar un buen libro no puede faltar, pero sobre todo, en cualquier estado de ánimo, debe tener a mano es un bolígrafo y papel, ya que es una amante de la escritura, aunque también su celular es un gran confidente; no se separa de él por ningún instante.


La cobertura periodística que tocó su lado sensible fue cuando acompañó a una madre cuyo hijo tiene autismo. La manera que aquella madre contaba su historia y su largo trajinar le llegó en lo más profundo de su corazón… aún tiene en su mente la imagen de las manos de aquella mujer colocadas sobre la cabeza de su hijo repitiéndole: “Acuérdate, tú sí sabes, tú sí puedes”… El sentimiento le invadió tanto en aquel instante que no pudo contener el llanto.


Sus 22 años son muestra de que tiene mucho camino por recorrer y aprender, es la tercera de cuatro hermanas, gran admiradora de su padre, ya que de él saco sus más estupendas virtudes. Su madre y abuelo son los que le encaminaron a la lectura, y todavía queda viva aquella imagen de su querido barrio El Loreto (Latacunga), que dejó atrás y en donde dio sus primeros inicios en las letras jugando a la bibliotecaria con sus hermanas.

El más puntual

Hugo Constante es reportero de Política

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Por: Xavier Parra

Con rostro serio, cada mañana es el primero en llegar a las reuniones de asignación, siempre cargando su mochila. Ni bien se sienta, comienza a revisar, en completo silencio, lo que ha publicado la competencia. A veces, deja su lectura para hacer alguna broma, tal vez dos.


El periodismo para él es estar al servicio de los lectores. Ha trabajado en radio, televisión, prensa escrita y por su naturaleza le gusta la reportería en la calle, quemar la suela de sus zapatos. Recuerda que una de sus primeras coberturas fue cultural, sobre el Ballet Folclórico Jacchigua. Estuvo presente en las caídas de Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez, en marchas, motines y hasta en el incendio de una cárcel de la capital.


Siempre bien informado y con un panorama claro de lo que le espera en el día, es uno de los primeros en dar sus temas. Se lo mira ‘de tú a tú’ con los asambleístas. “Es un trabajo de gran sacrificio”, comenta. Pero cuando se ama lo que se hace, es un disfrute.

El fotógrafo y el 30-S


Javier Parra es Jefe de Fotografía

Y con ustedes...Los cucos

Por: Hugo Constante

Aunque su vínculo con la fotografía nació como un pasatiempo, le ha llevado a escalar posiciones. Su cargo de Jefe no ha restringido su gusto por estar en el lugar de los hechos para registrar la noticia. Por ejemplo, el cierre definitivo del expenal García Moreno: con su cámara registró el interior de aquel lúgubre lugar donde se vivieron tantas historias. Pero lo que más recuerda es el 30-S, cuando logró la secuencia completa del presidente, Rafael Correa, abriéndose la camisa y pidiendo que le dispararan “con una mirada que reflejaba odio”, según la impresión de Javier.


Nada ha sido impedimento para que baje quebradas o para treparse a algún sitio alto para lograr la mejor “toma”. Atrás de él hay el cariño de una familia: su esposa y sus dos hijos, una mujercita de 9 años y un varón de año y dos meses quienes, aunque siempre le apoyan, también le piden que no se arriesgue. Adoptó una perra bóxer de unos 6 años de edad.

Ama el deporte y a Coldplay

Mateo Cabezas es reportero de Deportes

Y con ustedes...Los cucos

Por: Roger Vélez

A Mateo su padre no logró convencerlo de que siguiera Medicina. Él optó por el periodismo, pese a que hasta sus propios profesores trataban de desanimarlo. Si quieres ganar mucho dinero y “tener vida” esta es la carrera menos indicada. Ya no recuerda cuántas veces escuchó esa frase, incluso de Luis Eduardo Vivanco, quien fue su ‘profe’ y ahora es su jefe en La Hora.


Lleva cuatro años en este oficio y ocho meses colaborando con el Diario. Y no se arrepiente de nada. Es más, su desenvolvimiento ha sido meteórico. En tan corto tiempo se ha convertido en presentador de televisión, locutor de radio y redactor Web. Mateo ama escribir y contar historias tanto como jugar tenis. A pesar de que la deportiva es un área tan absorbente, no le importa coger su mochila y su gorra para salir a coberturas en fin de semana. Es uno de los periodistas más jóvenes del Diario, introvertido y un poco tímido. Amante de la buena música, sobre todo Coldplay, su banda favorita.

Un agradecido de su profesión

Roger Vélez es reportero de Sociedad

Y con ustedes...Los cucos

Por: Mateo Cabezas

Roger es acucioso en su trabajo, al punto de haberse indignado cuando una relacionadora pública le sugirió de qué manera debía titular una de sus notas. En la redacción se lo ve concentrado al máximo en su computadora; incluso cuando saluda con los demás no le quita la vista a su trabajo.


Según cuenta, su día inicia con un monitoreo de los noticieros. A las 09:00 llega a la reunión de redacción, en la que le asignan sus temas. La reportería es la parte favorita de su trabajo, pues está convencido de que el periodista es un nexo entre las fuentes y la sociedad.


Su mayor satisfacción laboral la tuvo cuando, a través de una nota, consiguió que no despidieran de manera injusta a más de 25 enfermeras en un hospital de Quito. Esas son las motivaciones que le permiten seguir trabajando al máximo.


A pesar de no ser un gran aficionado a los deportes, en sus tiempos libres le gusta salir a ‘ciclear’ con sus amigos, jugar fútbol o ir a mirar alguna película en el cine.

El que convive con la muerte

Francisco Lasso es repotero de Crónica Roja

Y con ustedes...Los cucos

Por: Vanessa Estrella

Hincha apasionado del Barcelona y de ‘look’ rockero. Disfruta del metal extremo y a sus 32 años es el ‘crack’ de las notas de crónica roja en La Hora.


Dice que le costó ganarse la confianza de los policías cuando comenzó a redactar esos temas hace más de cinco años. “Me veían con cabello largo, rockero y les generaba desconfianza”. Pero lo logró. Su profesionalismo y dedicación rompieron con cualquier estereotipo. Ahora escribe historias de las más complicadas: violencia, accidentes, muerte. De esas que parecen cuentos de terror, pero que existen y más cerca de nosotros de lo que creemos.


Aunque se cree que quienes escriben crónica roja ya no le temen a nada, y se les hace muy fácil entrar a una morgue o ver sin erizarse los cuerpos tras un accidente, él dice que es todo lo contrario: “Te vuelves más sensible. Por ejemplo, me duele mucho cuando me topo con historias de violencia contra los niños”. Él mismo pidió cubrir esos temas. Inició cubriendo comunidad, pero lo que quería era contar historias, hacer crónicas. Siempre le gustó el periodismo escrito, no la tele, ni la radio. Estudió en la Universidad Central.


Y desde hace dos años tiene otra pasión, la mejor, la que le cambió la perspectiva y, como él mismo dice, le suavizó el corazón: se convirtió en el papá de Demian, a quien le da lo mejor de sí. Así es el ‘Panchito’, como se le dice con todo cariño en el Diario. Su familia, amigos y una que otra cervecita también son parte de su vida, de la que se siente sumamente afortunado.

‘La dura’ de la Web

Vanessa Estrella es miembro de la Mesa Web

Y con ustedes...Los cucos

Por: Francisco Lasso

La Vane. Esa es la respuesta que obtiene un periodista que está en la calle cuando pregunta por la persona responsable de los contenidos que maneja la página Web de Diario La Hora.


Vanessa lleva sobre sus hombros la responsabilidad de la inmediatez informativa que reciben nuestros lectores digitales. Tiene 36 años, 11 de ellos los ha pasado pisando las redacciones de importantes medios de comunicación del país.


El primero en que trabajó fue en el desaparecido rotativo Hoy. Ahí adquirió todas las ‘armas’ para enfrentar la batalla que diariamente se libra en las calles de este oficio.


Su época universitaria la terminó en la ‘Cato’, con su sede en Quito. Su idea era trabajar en producción de televisión, no le gustaba escribir, pero los renglones estaban trazados para ella y debutó en diario Hoy.


La experiencia la llevó a otro rotativo guayaquileño, pasó por una revista juvenil y ahora genera contenidos web en La Hora. Su maestría en periodismo digital que siguió en la Universidad de Las Américas comulga con su quehacer profesional.


Raffaella es su sobrina de 4 años de edad, ella es su “fuerza y el motor de vida”, parte de su vida gira alrededor de la pequeña.


Fuera de la redacción de La Hora, Vanessa también lleva una vida. Le gusta correr en sus tiempos libres y ahorra para viajar al menos una vez al año.

Capoeira para las redes sociales

Bryan Anangonó es community manager

Y con ustedes...Los cucos

Por: Melissa Zurita

Bryan Anangonó es el community manager del diario y es una pieza clave de la Mesa Web, ya que es el encargado de ‘meterle sazón’ y un poquito de picante a cada una de las publicaciones que salen en redes. En sí, todo depende de su creatividad y buen gusto para que la nota ‘pegue’.


Su vida la lleva al son de la batucada y la samba, y es que se destaca en una de las artes marciales más atractivas, la Capoeira, que para él es su complemento de vida y a razón de sus palabras, su oxígeno en la estresante rutina del periodismo. “No veo la hora de practicarlo”, confiesa, y cada día espera ese momento con ansias.


Otra de sus pasiones es las Artes Marciales Mixtas (MMA), cuyos entrenamientos tuvo que suspender debido a una fractura, pero de ella se lleva los mejores recuerdos y anécdotas que durante un año y medio le sucedieron. Pero a decir verdad, si algo lo vuelve loco, a más de los dulces, es la lectura, y es que este joven, a sus 28 años, ha hecho de esta práctica, más que un hobbie, su adicción.


Jugando con palabras, ha llegado a componer los más intensos versos y muchos de ellos, confiesa, han salido “de la nada”. Su pasión por las letras y su manera de escribir han cautivado a muchos de sus lectores, que están atentos a su blog, que de seguro ha sacado lágrimas, suspiros y risas a unos cuantos. Bryan vive su vida alegre, divertida y llena de emociones. Con su sentido del humor y sus ocurrencias, le pone su toque de color.

La sonrisa de mamá

Melissa Zurita es miembro de la Mesa Web

Y con ustedes...Los cucos

Por: Bryan Anangonó

De sonrisa ancha y de carisma aún más. Cuando todos preguntan por ella, estos dos adjetivos son referentes para dar con el puesto de esta quiteña en la redacción. Ella es y, esperamos que siga siendo por muchos años más, la carcajada en el corredor y una madre ejemplar. Melisa es periodista. Por ahora su amplia profesión la mantiene en lo digital, la redacción Web.


Su día inicia con el mejor despertador, un “buenos días mamita”. Su hija Daniela, de 3 años, es el primer sol que ella ve al despertar. El de afuera es secundario. Tras un desayuno de besos y de “pórtate bien”, Melissa deja a su pequeña en la escuela. A pie porque la felicidad está en la sencillez. Luego se dirige a su pasión, el periodismo. No va en bus ni en auto porque este oficio se “hace a pata”.


Ya en el Diario, no es difícil encontrarla. Sentada en su cubículo con las piernas cruzadas, Melissa redacta las noticias en el portal Web mientras escucha reguetón. La madre sabe de ritmos.


Melissa, de cabello negro ondulado, cintura delgada y piel blanca, ha dedicado cuatro de sus 25 años al “mejor oficio del mundo”.


De 1,60 de estatura termina su turno cuando inicia la noche. Toma su cartera negra, llena de dulces incautados a su pequeña para “prevenir las caries”, y sale a casa. A pie. Cuando introduce la llave en la cerradura de su puerta, un grito la recibe: “¡Hola, mamita!”. Es el mejor momento del día.

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