Salud de Castro activa los discretos mecanismos de la seguridad cubana

LA HABANA

La crisis de salud del presidente de Cuba, Fidel Castro, activó los casi imperceptibles mecanismos de la seguridad, con una mayor vigilancia por parte de todos los órganos de control del Estado en prevención de cualquier acción opositora interna o externa.

A diferencia de los años 60 y 70, cuando se movilizaban militarmente cientos de miles de reservistas en pocas horas, las previsiones actuales se realizan con más discreción y se mantiene un clima general de normalidad.

«Lo importante es que en el país todo marcha y marchará perfectamente bien», dijo Castro en su segundo mensaje a la población sobre su «accidente de salud», transmitido la noche del martes.

Los partidarios de Castro están convencidos de que una situación de inestabilidad interna -protestas, detenciones, éxodo masivo- será utilizada por Estados Unidos para una intervención militar en la isla.

Esta percepción se reforzó en la proximidad del cumpleaños 80 del presidente -el 13 de agosto- cuando portavoces norteamericanos dijeron que Washington no estaba dispuesto a permitir la prolongación del castrismo en Cuba, tras la muerte del jefe de Estado.

El primer resorte que se dispara históricamente en la isla en situaciones semejantes, es la puesta en estado de alerta de los cuerpos militares. «El país está preparado para su defensa por las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el pueblo», afirmó Castro en el mensaje.

También se refuerza el control fronterizo y las cancillerías son más rigurosas a la hora de conceder visas para visitar a la isla.

Los militantes del Partido Comunista (PCC) son alertados y las Brigadas de Respuesta Rápida activadas, grupos de civiles partidarios agrupados en sus centros laborales, dispuestos a enfrentar cualquier manifestación antigubernamental.

En las calles de La Habana se notó una disuasiva presencia policial, mientras que vecinos de algunos barrios dijeron haber presenciado detenciones de personas que, consideradas con alto potencial delictivo, son sacadas de circulación en situaciones de tensión.

Algunos disidentes que prefirieron guardar el anonimato, dijeron haber recibido visitas o llamadas telefónicas de advertencia por parte de la Seguridad del Estado, policía política, con un gran control social.

Otro elemento de esta red son los Comité de Defensa de la Revolución, organización barrial que agrupa a más de siete millones de personas, y que tiene representantes a nivel de cada cuadra de las ciudades, donde ejercen labor de «vigilancia revolucionaria».

La tensión aumenta en la medida que se acerca el 5 de agosto, el duodécimo aniversario de disturbios y protestas en el Malecón de La Habana en 1994, fecha a veces conmemorada con actividades por algunos disidentes.

AFP

Un hombre camina junto a un afiche de Castro en la Habana. AFP
Un hombre camina junto a un afiche de Castro en la Habana. AFP