Están en grabados, en madera, en óleos y acuarelas, entre el cemento y el hierro… Así florecen las obras de Raffaella Descalzi y Lucía Falconí. Así florece su jardín de memorias. Así germinan sus recuerdos y sensaciones.
‘Mudando la memoria’ a simple vista parecería un monólogo plástico, pero es todo lo contrario. Es una siembra que termina evocando un diálogo unísono entre ambas artistas, y su eco termina interaccionando con quien recorre Más Arte Galería, donde se exhibe la muestra.
El plasmar flores une a las artistas, y eso implica un doble reto. Por un lado, las artistas (re)toman un elemento que podría parecer trillado; por otra parte, desde el mismo elemento y técnicas modernas llegar a lo contemporáneo. Ambas, en su mudanza, salen bien libradas.
Masculinidad y feminidad, pasado y presente, experiencia y emergencia: se trata de un jardín dicotómico donde lo premeditado no entra en juego y las aproximaciones entre ellas reflejan esos acercamientos entre los espectadores: las coincidencias, simplemente, afloran.
Mirada
Raffaella comparte que su creación apela a la nostalgia. “Utilizamos este elemento botánico para dar vida a esta memoria, a algo ya pasado. Hablamos de un revivir, de volver a vivir ese instante, en cómo el pasado te marcó en su momento”.
Lucía recuerda sus sensaciones frente a la exuberancia de la Amazonía ecuatoriana, un espacio que caló en ella gracias a los olores y texturas. Por eso, quizá, tenía que refugiarse en el jardín botánico de Múnich o recurrir al orquideario de Quito. “Ahora tengo grabado los olores y los sabores y ya no recurro a estos espacios, donde me percataba de las formas y de la agresividad de las flores más que de sus nombres”, detalla.
Dicotomía
Raffaella, entre sus días de infancia en Puembo –al aire libre- y el encierro que vivió en ciertos momentos por Valencia hacen que lo expulse todo, “que lo vomite”.
Lucía, en la serenidad de los años, acude a la remembranza. A esas sensaciones que alegran a la memoria, pero que también pueden jugar en contra cuando aparece todo aquello a lo que uno no quiere enfrentarse.
Raffaella no desniega la influencia de Lucía, quien fuera una de sus maestras. Lucía extraña el ímpetu de la juventud y admira por ello a Raffaella. Con su obra, ambas fortalecen aquella metáfora de que la flor representa a la vida. Ambas, al tomarla como columna vertebral de su trabajo para exponer a la fragilidad, terminan siendo fuertes.
Es así como emerge este jardín de líneas y trazos, de colores y monocromía. Un paisaje poético para no solo ser visto, pues todos los sentidos entran en juego, y todos juegan en este jardín. (DVD)
EL DATO
La muestra estará abierta hasta el 6 de octubre de 2017, en Más Arte Galería (12 de Octubre y Lincoln).
TOME NOTA
Puede visitar la obra Más Arte Galería de martes a viernes de 11:00 a 13:00 y 14:00 a 20:00.