Su alma atormentada por la cruel depresión no le permitía vivir a plenitud, sus pensamientos de derrota lo acompañaban como una sombra, una sombra que había empañado sus días, obscureciéndolos totalmente por esta terrorífica enfermedad.
El patio de su casa fue el sitio que aquel hombre escogió para su lecho de muerte. Sujetado a una soga y colgado de un tronco quedó el cuerpo de Luis P., de 62 años, quien decidió ahorcarse para ponerle punto final a su perturbada vida.
Esta vez no falló en el intento y logró cumplir con su objetivo de viajar junto a la muerte hacia la eternidad. En enero Luis ya había tratado de quitarse la vida, pero su método no funcionó. Ingirió varias pastillas, pero su familia al darse cuenta lo llevó al Hospital para ser atendido.
El occiso recibía tratamiento psicológico y psiquiátrico en Quito después de haber sido diagnosticado con depresión, pero ni la medicina pudo impedir que este hombre se suicidara.
Aparentemente la causa de su enfermedad emocional sería la muerte de su hijo, quien falleció hace tres años en un accidente de tránsito.
Los vecinos lo recuerdan como un hombre que se dedicaba a la agricultura y no era conflictivo, “fue un esposo, padre y abuelo ejemplar”, dijo una mujer del lugar.
Agentes investigadores de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased) acudieron a Quero para realizar el levantamiento del cadáver.
Su esposa que allí se hallaba, lamentaba esta pérdida irreparable, sin poder borrar de su memoria el cuadro de terror que observó el viernes pasado, pues fue ella quien a las 15:00 después de regresar de sus labores diarias encontró a su amado sin vida. (APQ)