Jaime Breilh, el timonel de la Universidad Andina ante el asedio correísta

INVESTIGADOR. Jaime Breilh es el académico con mayor trayectoria en la Universidad Andina Simón Bolívar.
INVESTIGADOR. Jaime Breilh es el académico con mayor trayectoria en la Universidad Andina Simón Bolívar.

Jaime Breilh entrega hoy el rectorado a César Montaño. El acto simbólico será en el paraninfo, desde las 09:00.

El académico e investigador Jaime Breilh asumió el rectorado de la Universidad Andina el 8 de diciembre de 2016, por un período de cinco años. Fue una respuesta institucional ante una serie de presiones del Gobierno del expresidente Rafael Correa que se inició en 2015.

Para entonces, el jurista César Montaño ganó las elecciones para ocupar el Rectorado, pero tuvo que encargar su puesto a Breilh en febrero de 2016, después de que el Consejo de Educación Superior (CES) desconoció su posesión.

El CES también desconoció todo el proceso, por lo que se celebraron nuevas elecciones, de las que resultó ganador Breilh. Hoy él dejará el cargo a Montaño, tras la decisión de la Corte Constitucional que resolvió devolverle el Rectorado. En diálogo con La Hora, Breilh comenta cómo fue su transitar por la Andina y lo que se viene para la universidad.

San Martín dijo a Bolívar: ‘General, ahí le dejo la gloria’. Su gesto de renunciamiento al Rectorado ¿qué mensaje deja a la comunidad universitaria y a un país cuyas élites adoran el poder por el poder?

La contemporánea es la sociedad de la voracidad. Su eje está puesto en un apetito irrefrenable de posesión. No busca el desarrollo colectivo sino afianzar personas. En este contexto, la universidad toma distancia crítica para reafirmar principios clave como la sustentabilidad, la soberanía y la solidaridad. Pero si el poder avasalla las decisiones de la colectividad se pierden esos valores.

Por ende, un rector universitario tiene que ser ejemplo de congruencia y de un ‘ethos’ que ponga la pluralidad y la democracia por encima de intereses individuales. Por eso me retiro. Y para completar el ciclo de reparación integral a César Montaño, porque la demanda que él interpuso en la Corte Constitucional no incluía la restitución del cargo.

¿Qué carencias de un líder refleja la pulsión por la posesión?

Mi periodo fue una conscripción amorosa porque fue una realización personal. En el más duro momento de la vida institucional de la Andina tuve que enfrentar día a día, durante dos años, una defensa a muerte de mi colectividad. Nadie es indispensable, pero creo que hay personas que calzan en el momento adecuado para hacer una indiferencia.

Si yo no hubiese actuado desde mi perfil de académico que apuesta por el diálogo, posiblemente esta universidad hubiese sido intervenida. Esto no es un logro individual, sino una dialéctica entre la persona y su comunidad. En todo caso, un líder puede ser el pararrayos de una serie de asedios que buscaron instalar una guerra fratricida en la institución.

En esa sociedad de la voracidad de la cual hablaba al principio, un renunciamiento significa una pérdida. ¿Usted, más bien, cuánto está ganando con este gesto?

Salgo mejorado después de estos dos años de lucha porque me he reafirmado en mi convicción de que la conducción social tiene que ser colectivista. Los líderes que devienen en caciques podrán brillar en determinado momento, pero a la larga la historia la escriben los colectivos. Por ende, mi postura de siempre dialogar, consultar y no tomar decisiones personales me ha hecho crecer.

También he podido ver quiénes son mis verdaderos amigos y he podido valorar aún más la importancia de la familia. Me apena, sin embargo, haber tenido que truncar ciertos proyectos caracterizadores de mi gestión.

El programa Andina Ecosaludable debiera continuar en tanto proceso de la universidad…

Hay una relación respetuosa con César. Tenemos el acuerdo de dos compañeros que luchan por la universidad. Él me ha ofrecido que continuarán los programas que se iniciaron durante mi gestión. Y por ello yo soy uno de los ganadores en esta retirada.

La Andina enarboló un concepto de resistencia durante los dos años de asedio del correísmo. ¿Cómo se tradujo académicamente dicho concepto?

La resistencia de la Andina se inscribe en un contexto histórico que nos remite a las reformas de Córdova y a las reflexiones de Manuel Agustín Aguirre que, como rector de la Universidad Central, se enfrentó a los proyectos que buscaban un tutelaje extranjero para la universidad ecuatoriana. Por eso tuvo que resistir a un Gobierno que, con fachada de democrático, sintonizó con un capitalismo acelerado que buscaba nuevamente domesticar a la universidad.

¿Y cuáles fueron los hitos de su gestión?

Evitamos la intervención del poder. Defendimos nuestro estatuto internacional. Alcanzamos la devolución de nuestras asignaciones, que nos corresponden por derecho constitucional. Defendimos nuestros legítimos derechos laborales. Instauramos el cogobierno estudiantil, con voz y voto en el Consejo Universitario. E implementamos programas importantes como la Casa Andina y la Andina Ecosaludable. Y ultimamos un estudio para el desarrollo de las relaciones internacionales de la Andina para potenciar, entre otros ámbitos, las redes de investigación.

¿Qué lecturas le acompañaron en estos días para tomar su decisión de retirarse del Rectorado?

Las de Manuel Agustín Aguirre, Boaventura Santos y Enrique Dussel. Particularmente Dussel y su crítica a la universidad que se asume como sucursal de modelos extranjeros. De hecho, él viene a la Andina a un encuentro el 31 de mayo. Comparto su crítica a un modelo que mire la excelencia de una universidad en tanto se alinee al pensamiento hegemónico que se expresa en las revistas y corporaciones de indexación académica.

Pero también me he dedicado a la relectura del manuscrito de la vida. Tengo 20 años de trabajo en las comunidades. Toda mi vida de investigador la he desarrollado mojándome el poncho y también he tenido el privilegio de ser docente en las mejores universidades de Latinoamérica, EE.UU. y Europa.

Ese manuscrito no está publicado en ninguna parte, pero es potente porque nos ayuda a no flaquear. Las grandes verdades de nuestros pueblos alimentan este texto de la vida y también los escenarios de lucha de todos los movimientos de medicina social en los cuales participo desde los 70. Pero fundamentalmente la familia, como un espacio sensible de reeducación. Todas mis publicaciones sobre género, por ejemplo, se basan en gran medida en ese proceso de aprendizaje que es vivir con mi compañera. (IFP)

«Si no hubieseactuado desde mi perfil de un académico que apuesta por el diálogo, posiblemente la universidad hubiese sido intervenida”.

«Los líderes que devienen en caciques podrán brillar en determinado momento, pero a la larga la historiala escriben los colectivos’.