GUAYAQUIL
Los efectos del terremoto del pasado 16 de abril del 2016, aún se evidencian en la iglesia Nuestra Señora del Carmen La Victoria, cuyas torres están en peligro de derrumbarse.
Tres años después del sismo que afectó gravemente a las provincias de Manabí y Esmeraldas, y causó importantes daños de Guayaquil, el templo que tiene 85 años de existencia en el sector de la avenida Quito y 10 de Agosto, está sentido en esa y otras partes de su infraestructura arquitectónica de corte barroco.
Sin embargo, pese a los daños originados también por el paso del tiempo, existe la decisión de no cerrar sus puertas a los fieles y más bien está a la espera de la ayuda que pueda darle el Gobierno.
Gonzalo de Jesús Zapata, párroco de la iglesia que pertenece a la Orden de los Carmelitas Descalzos, dijo que el terremoto de hace 3 años removió la iglesia, dejando las dos torres en un estado muy delicado. Ambas están con grietas y sus afectaciones aumentan por los constantes movimientos telúricos que se presentan.
“Hemos insistido en su reparación. Se hicieron estudios y estos dieron como resultados que las torres están en peligro y deben derrocarse para volverse a construir, sin embargo, Patrimonio Cultural no acepta dicho informe y busca otro que diga lo contrario. Las torres están en un estado de peligro bastante grande”, dijo el religioso.
Zapata añade que por dentro de la iglesia, el tumbado de una de las naves se está cayendo, y los últimos sismos que se han sentido en la ciudad están generando daños. “Por el momento no ha pasado nada grave, pero puede ser que en algún momento a alguna persona le caiga algo encima”, sostuvo.
Indicó que iglesia La Victoria es una joya de la ciudad porque posee imágenes en talladas en mármol y es un patrimonio de Guayaquil.
Cuenta que la inversión demanda un presupuesto mayor a los 300 mil dólares según los estudios. “La empresa que hizo los estudios nos ha dicho que ellos no pueden hacer estudios distintos y Patrimonio quiere uno que les diga se puede refaccionar”, indicó.
Zapata insiste en que el Gobierno deber ayudar a la iglesia en su proceso de reparación; sin embargo, añade, que el problema no es cerrar la iglesia sino más dejarla abierta para que le gente la vea, más aún, cuando los cultos no se pueden suspender.
Actualmente, la parte frontal del templo no ha sido bloqueado al tránsito de personas, pero al interior del mismo se han colocado mallas para evitar que fragmentos de concretos caigan sobre los feligreses.
El religioso dice que mientras avanza el tiempo seguirá tocando puertas con el propósito de lograr ayuda, pues ya descartó algunas opciones que no han respondido a su llamado. (DAB)