El Valle del Chota, un pedacito de África en Ecuador

RUTINA. Una escena típica de este sitio es ver a las mujeres que con un sorprendente equilibrio llevan objetos del hogar sobre su cabeza.
RUTINA. Una escena típica de este sitio es ver a las mujeres que con un sorprendente equilibrio llevan objetos del hogar sobre su cabeza.
AFLUENTE. El río Chota atraviesa las comunidades de Ambuquí, Chalguayaco, Juncal y Carpuela.
AFLUENTE. El río Chota atraviesa las comunidades de Ambuquí, Chalguayaco, Juncal y Carpuela.
LEGENDARIO. Segundo Cristóbal Barahona es el último guardián de ‘La Bomba’, la melodía más característica del sector.
LEGENDARIO. Segundo Cristóbal Barahona es el último guardián de ‘La Bomba’, la melodía más característica del sector.
RITMO. ‘El Caderazo’ es un baile de pareja singular, en el que  la mujer persigue al hombre buscando golpearle con su cadera.
RITMO. ‘El Caderazo’ es un baile de pareja singular, en el que la mujer persigue al hombre buscando golpearle con su cadera.
DEPORTE. El Juncal cuenta con una cancha de césped sintético, pero aun así no se pierde la tradición de jugar abajo del puente, pues es allí en donde empezó la carrera de algunos futbolistas de la Selección Nacional.
DEPORTE. El Juncal cuenta con una cancha de césped sintético, pero aun así no se pierde la tradición de jugar abajo del puente, pues es allí en donde empezó la carrera de algunos futbolistas de la Selección Nacional.
SEÑAL. Cuenta la leyenda que, en el tiempo del esclavismo, las mujeres se hacían trenzas para indicar el camino para que la persona que amaban pueda escapar.
SEÑAL. Cuenta la leyenda que, en el tiempo del esclavismo, las mujeres se hacían trenzas para indicar el camino para que la persona que amaban pueda escapar.

Cuando se alude al Valle del Chota muchos identifican a este lugar, situado entre los límites de Imbabura y Carchi, como la cuna de grandes figuras del fútbol ecuatoriano como Ulises de la Cruz y Agustín ‘El Tin’ Delgado.

Pero lo que quizá no muchos conocen es que sus primeros habitantes llegaron de África, en el siglo XVII. Fueron traídos por comunidades religiosas como los jesuitas para trabajar como esclavos en las plantaciones de caña de azúcar y en las minas.

Enriqueta Méndez, de 78 años, está dispuesta a compartir la historia del lugar con todos los visitantes. Lo describe como un mundo mágico, lleno de historia, música, danza, gastronomía y naturaleza.

Los lugareños no dejan que se pierdan sus costumbres ancestrales. En su mayoría se dedican al cultivo de fréjol, caña de azúcar, ají, limón, ovito amarillo y las tunas típicas de la zona.

Por este sitio tropical cruza un río, que los moradores saben aprovechar de muchas maneras, ya sea para bañarse, lavar ropa o para la limpieza de sus utensilios de cocina.