Expertos señalan la necesidad de políticas para la nivelación de quienes de un momento a otro dejaron las aulas y pasaron a la educación virtual.
Cuando la Covid-19 fue declarada pandemia, en marzo del 2020, la dinámica social cambió por completo. La cuarentena fue la medida que a nivel mundial intentó contener la propagación del virus, donde la educación se convirtió en un punto frágil, pues con las escuelas cerradas la mayoría de países tuvo que volcarse –de manera improvisada– hacia la enseñanza virtual.
En Ecuador, según Unicef, solo el 37% de los hogares tiene acceso a internet, lo que significa que 6 de cada 10 niños no pueden continuar sus estudios a través de plataformas digitales.
La situación es más grave para los menores de edad de zonas rurales, donde solo el 16% de los hogares tiene este servicio.
Nivelación diferenciada
Evelyn Naranjo, experta en enseñanza para aprendizaje de niños y adolescentes, señala que el Ecuador debe preparase para la poseducación. “Son muchas las interrogantes que hay que responder respecto al futuro, pero sobre todo hay que cuestionarse cómo se nivelará a los educandos, especialmente los de los primeros años cuyas bases son fundamentales para la manera en la que receptarán la información durante toda su vida”.
La Unesco detalla que 1.500 millones de estudiantes han visto peligrar sus estudios debido al cierre de las escuelas.Naranjo plantea que se debe estructurar un plan de trabajo con refuerzos y que las mallas curriculares tienen que estar diferenciadas. “Sin duda los niños de espacios rurales o los que en la misma ciudad no tenían acceso a internet, deberán tener otro tipo de programas. Es un reto esto de la diferenciación, pero será el único camino para ampliar más la brecha entre quienes tienen y no internet”.
Para volver a las clases también será necesario contar con horas dedicadas a restablecer el bienestar emocional de los estudiantes, indica la sicóloga Adriana Cando, quien señala que muchos miembros de la comunidad educativa habrán enfrentado pérdidas debido a la pandemia, por lo que trabajar este enfoque será necesario para una óptima educación pospandemia.
Para asegurar la educación a futuro
La Unesco estima que, al menos, 1.500 millones de estudiantes han visto peligrar sus estudios debido al cierre de las escuelas. Estas proyecciones vienen acompañadas por nueve ideas (ver recuadro) para ayudar a los gobiernos a solventar la crisis por la pandemia en los sistemas educativos.
«Es evidente que no podemos volver al mundo como era antes», dijo la presidenta de la República Democrática de Etiopía, Sahle-Work Zewde, quien es miembro de la Comisión Internacional para los Futuros de la Educación, creada en 2019 por la Unesco, al presentar las nueve ideas que apuntan a acciones completas que deben tomarse ahora para asegurar la educación de los próximos años.
Según Unicef, en Ecuador solo el 37% de los hogares tiene acceso a internet.Naranjo resalta la necesidad de tener un mapeo para que ningún niño abandone la escuela. “Si alguien desertó es trabajo del Estado el garantizar que ese niña o niña vuelva a la escuela, es por eso que insisto en la necesidad de una educación pospandemia diferenciada y en apoyarse en organismos multilaterales”, agrega. (AVV)
9 parámetros para la educación pospandemia
- Comprometerse a fortalecer la educación como un bien común y una muralla contra las inequidades. «Así como en salud, estamos a salvo cuando todo el mundo está a salvo, en educación florecemos cuando todos florecen», señala la Unesco.
- Expandir la definición del derecho a la educación, para que incluya la importancia de la conectividad y acceso al conocimiento y la información. Esto amerita una discusión pública que incluya a los aprendices de todas las edades, para saber en qué direcciones debe producirse esa expansión.
- Valorar la profesión docente y la colaboración entre educadores. Los profesores han respondido asombrosamente bien, asegura la Unesco, especialmente en aquellos sistemas que involucran a las familias y a las comunidades.
- Promover la participación de los estudiantes, niños y jóvenes. A esto se le llama justicia intergeneracional. No se puede transformar el modelo sin contemplar a sus actores.
- Proteger los espacios sociales que proveen las escuelas. El espacio físico, dice la Unesco, es indispensable. El aula tradicional, es cierto, ha cedido protagonismo a otras variadas maneras de hacer escuela, pero los espacios escolares deben permanecer específicos a su causa y diferentes a otros. Tienen que preservarse.
- Crear tecnologías de uso libre y abierto para profesores y estudiantes. Los recursos y herramientas de libre acceso harán prosperar a las comunidades educativas. El material prefabricado y las plataformas digitales controladas por compañías privadas no pueden imperar.
- Asegurar la alfabetización científica a través del currículo. Este es el momento para reflexionar en los programas educativos, pues se vive una lucha contra la desinformación y la negación de la evidencia científica.
- Proteger la financiación internacional y local de la educación pública. Las naciones y organizaciones deben movilizarse para proteger la existencia de una escolaridad gratuita y universal.
- Un movimiento global y solidario contra la desigualdad. Se convoca a nuevos compromisos de cooperación internacional, una visión de la humanidad que tenemos en común como valor central.
“Es urgente internalizar el concepto de solidaridad global y que el mundo apoye a los países en desarrollo con inversión en infraestructuras académicas dignas del siglo XXI (…) y esto pasa por la cancelación, reestructuración y nuevo financiamiento de la deuda de estas naciones”.
Sahle-Work Zewde
Comisión Internacional para los Futuros de la Educación – Unesco