Aula móvil se instaló en Quito para migrantes

INICIATIVA. El aula móvil de ‘Chamos Venezolanos’ está en el parque Italia.
INICIATIVA. El aula móvil de ‘Chamos Venezolanos’ está en el parque Italia.

Es un proyecto piloto dirigido a menores de 5 a 16 años, que necesitan nivelarse.

“¡Abajo cadenas!/ gritaba el señor/ y el pobre en su choza/ libertad pidió:/ a este santo nombre/ tembló de pavor/ el vil egoísmo/ que otra vez triunfó”. Las voces a capela hacen que la letra del Himno a Venezuela se escuche con claridad. La corean por primera vez en el parque Italia, de Quito, niños y adultos que han llegado a la inauguración del aula móvil.

Andrea (9) y Alondra (8) se sientan juntas en una mesa pequeña para escuchar lo que dice Egleth Noda. Ella es la fundadora de ‘Chamos Venezolanos Ecuador’, una organización sin fines de lucro que ha instalado dos carpas para recibir a los estudiantes que formarán parte del plan piloto del proyecto.

La idea es que no se olviden de su tierra, sus símbolos, su comida y sus valores. “Que demuestren siempre los valores de la ‘venezolanidad’ en Ecuador”, dice Noda, quien empezó a juntar esfuerzos en la fundación, hace tres años.

La escucha atenta también Sonia Rondón, quien llegó con sus dos nietos. Ethan, el mayor, tiene 5 años y empezó su vida escolar en el estado de Miranda, a 45 minutos de Caracas. Fueron días difíciles porque a veces no había transporte para ir a la escuela.

Acostada en un coche está la nieta menor, de un año de edad. Rondón es la encargada de cuidarla, mientras la madre trabaja. Dice que el aula móvil será de mucha ayuda porque Ethan va a una escuela pública por la mañana, pero por la tarde no había podido incluirse a ninguna actividad.

El proyecto
La jornada estudiantil inicia oficialmente con una prueba de conocimientos. La profesora es venezolana, como todos quienes participan en la organización. Entrega hojas de papel en las que hay que completar figuras, sumar, restar, dividir…

TOME NOTA
Si le quedan textos educativos, cuentos y materiales escolares puede donarlos: [email protected] completa las preguntas, Alondra cuenta que en cuatro días será su cumpleaños número 9. Ella y su familia llegaron a Quito desde Barinas, una población ubicada al oeste de Venezuela. Andrea, en cambio, es de Valle de la Pascua. Asiste a quinto grado en una escuela fiscal.

La convocatoria inicial fue para niños de 5 a 16 años, pero llegaron menores. Noda dice que también los incluirán para estimulación temprana. “Esta es nuestra forma de apoyar con una solución”, menciona la doctora de profesión, quien cuenta que cuando salió de su país también tuvo que pasar por situaciones difíciles.

Por ahora, el aula móvil se implementó con el objetivo de nivelar los conocimientos de los niños para que puedan incluirse en el sistema educativo ecuatoriano. En diferentes actividades, los chamos de la fundación identificaron que hacía falta un lugar donde se pudiera recibir, no solo a venezolanos, sino a estudiantes de todas las nacionalidades.

Luego de que se evalúen los resultados de la primera aula, se implementarán dos más: una al norte, en Carapungo, y otra al sur, por El Recreo.

Unión
Isabela se despide momentáneamente de su padre para sentarse con los demás niños y empezar la prueba de diagnóstico. Se aleja y él se queda mirándola, sin bajar el contenedor verde que lleva en la espalda y con el que trabaja repartiendo comida.

EL DATO
La fundación ’Chamos Venezolanos’ está ubicada en La Gasca y Fernández de Recalde, en Quito.Eulicer Aponte llegó hace dos meses, pero su hija de 6 años está en el país desde octubre del año pasado, pero no ha podido ingresar a ninguna escuela. Una tía que forma parte de una iglesia cristiana les avisó que iban a instalar el aula móvil y decidieron ir.

En Bucaramanga, donde vivieron antes de llegar a Quito, la pequeña fue una de las mejores alumnas, dice su padre con el mismo orgullo con el que comenta que su natal Barinas tiene una gran cantidad de ríos de Venezuela. (PCV)