Isabel Robalino, la madre de los obreros

Mantiene la frescura de su época de adolescente. Con sumo cuidado coge un trinche (peine) y comienza a arreglarse el cabello. «Verá, no me sacará esas fotos que me tomó de sorpresa», le dice a nuestro reportero gráfico. Eso genera risas en sus dos colaboradoras.

Una vez sentada frente a nosotros, Isabel Robalino se pone a la defensiva. «Hagamos una cosa, mejor por qué no me manda por escrito las preguntas y yo le respondo. Lo que pasa es que a los periodistas les tengo miedo, porque muchas veces han escrito lo contrario de lo que yo quise decir», asegura en tono un poco serio.

Entonces nosotros vamos también al ataque. Le contestamos que esta es una entrevista de semblanza, que fue pedida por cientos de sus ex alumnos y también de obreros que la recuerdan con cariño, porque algún día defendió sus derechos.

Isabel Robalino va tomando confianza y comienza a dar todo de sí. Cosas de la vida, verle fijamente al rostro fue comprobar lo que un día nos dijo un maestro, en el sentido de que la belleza de la mujer está en su parte espiritual.

Isabel Robalino es sin lugar a dudas una mujer hermosa, por eso nos admiramos de que nunca se haya casado. Su dulzura se nota a leguas y qué decir de su don de gentes, de esa parte humana que resalta por los cuatro costados.

Buena formación
Nacida en Quito e hija única del matrimonio Robalino-Balle, Isabel fue criada en un ambiente de amor y de respeto absoluto por el prójimo. Se educó en la escuela de los Sagrados Corazones, en donde aprendió valores cristianos muy fuertes. Es una católica ciento por ciento.

Cuando le preguntamos sobre su época de colegio, su rostro cambia por completo, se calla unos cinco minutos y hace esfuerzos por contener las lágrimas. Presumimos que guarda un hermoso secreto que no nos quiso contar.

Sus estudios los realizó en el ‘Patrón’ Mejía. Fue alumna de las últimas promociones cuando ese centenario plantel era mixto. «Tengo excelentes recuerdos, además de una instrucción muy buena, a pesar del sectarismo que existía en varios profesores, pues había en ellos un anticatolicismo muy fuerte».
Siempre se inclinó por las leyes y por eso ingresó a la Facultad de Jurisprudencia, de la Universidad Central del Ecuador. Se graduó de abogado de la república en el año de 1944. También estuvo dos años en la Universidad Autónoma de México realizando una maestría en estudios libres.

Por los obreros
Toda su vida Isabel Robalino la ha dedicado a la defensa de los obreros. Esta clase desposeída es prácticamente su pasión. Con ellos viene trabajando desde que se formó la primera central obrera, allá por el año de 1938.

Por ser una mujer de buenos principios, los obreros le eligieron su representante, tanto como diputado constituyente como senadora funcional. Pese a su larga trayectoria en la defensa de los obreros, sólo en una ocasión se dictó una orden de prisión en su contra, pero no se llegó a ejecutar. Cosa curiosa, fue durante la dictadura de José María Velasco Ibarra, un hombre a quien ella aprecia mucho.

En el año de 1964 fundó el Instituto Ecuatoriano para el Desarrollo Social, institución que se encarga de la investigación y difusión del pensamiento y promoción popular. Con ellos trabaja hasta el día de hoy.

Se siente orgullosa de todo el camino recorrido, porque eso le ha permitido servir a la clase obrera y a los más necesitados.
No se puede pasar por alto el que es presidenta nacional de las confraternidades de Santo Domingo. Normalmente va a misa a la iglesia de Santo Domingo de Quito.

Para hablar de la vida de Isabel Robalino se necesitan sin duda cientos de páginas. Por eso nos dio pena despedirnos de esta gran mujer. Con su sentido del humor nos dice que va a estar pendiente de lo que escribamos sobre ella. Le contestamos que si no le gusta nos puede demandar. Pero con una sonrisa nos responde que ella jamás demanda a periodistas (¡ja, ja, ja!).

Amante del estudio
Isabel Robalino es una amante del estudio. Publicó los libros ‘Ética profesional’, ‘El sindicalismo en el Ecuador’ (dos ediciones), ‘Manual de derecho del trabajo’ (tres ediciones) y las biografías de sus padres.

También ha colaborado con cientos de publicaciones, artículos de prensa y otros ensayos. Fue por esa riqueza cultural que fue condecorada por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, el Congreso Nacional y también un gobierno de turno.

Por eso a los jóvenes, mujeres especialmente, les pide que estudien, porque allí está la verdadera liberación. «La juventud debe ser estudiosa, para que más allá de la ley busque la justicia. A las mujeres les invito a que se inserten en la vida nacional con capacidad y en búsqueda del bien común», dijo.

Isabel Robalino es sin duda un ejemplo para todas las mujeres del planeta. En ella conjugan la belleza, el amor y entrega.