Patria maltratada

Los ciudadanos conscientes que saborean el dolor, la angustia, la desesperación de la cruel realidad que vive el Ecuador merecemos estar de pie para decir ¡basta! a los escondrijos, a las huidas, usurpación, atropello, saqueo, cargos antojadizos, maltrato a los bienes del Estado. Las leyes que se adoptaron de acuerdo a maquiavélicas conveniencias en los últimos años permitieron la burla, el arrebato y la riqueza entre los escogidos.

No sólo los ovejunos se enquistaron, ahora se llaman muchos más «parásitos» de los bienes del país.

Se despidió a tantos obreros, empleados o trabajadores, se disminuyó sueldos, siguen las prestaciones al exterior y para qué, se siguen construyendo urbanizaciones mientras la asistencia médica pública decae, la educación desmaya, remedios escasean y entre ellos los sedantes. Se gestiona una Ley de Reforma para que el diputado reciba salario sólo durante el periodo para el que fue elegido y no tendría jubilación de por vida, es decir se le acaba la jugosa jubilación; el fondo de jubilación es sagrado para ser devengado por personas

que merecidamente son acreedoras a los años de servicios aportados, con la edad correspondiente y mensualidades exigibles. Los ecuatorianos no tenemos porqué pagarles el seguro social o actual de salud así recibirían en igualdad de condiciones de los aportantes que profesan tiempo de servicios.

Las leyes son para todos y los diputados deben cumplir las obligaciones que el resto de ciudadanos, han creído que servir en el Congreso es una carrera, sólo pueden actuar en dos legislaturas y después irse a su casa, buscar empleo par aportar y poder jubilarse, esa pelotita se debe acabar y dejar las prebendas, concurrir cuando se quiera y ganar bien mientras el pueblo aguanta las cruentas necesidades.

El político lo quiera aceptar o no es empleado del pueblo, pagado por el pueblo y llegan a donde quieren estar sin que se les exija, por lo tanto deben agradecer al pueblo que les exige; es hora que Ecuador tenga los políticos que nos merecemos, que no abunden los desconocidos, a simple vista colegimos que el lleve resultó ser lo más fácil.

Qué Asamblea tendremos en esta ocasión, con palo porque bogas y palo porque no bogas, con triquiñuelas a rabiar, pocos se salvan de las ambiciones enfermizas.

MARÍA LUISA GÓMEZ DE LA TORRE GÓMEZ