Compromiso renovado

En verdad nunca llegamos a conocer a ciencia cierta a las personas, a veces ni a nosotros mismos, porque reaccionamos ante los estímulos de diferentes maneras y hacemos cosas, por impulso o por conciencia, que nunca hubiéramos imaginado ejecutar. La información digital y acontecimientos en tiempos del coronavirus nos permiten reflexionar muchos aspectos, asimilar realidades, ratificar opiniones, enmendar actitudes, asumir posiciones, conocer debilidades, fortalezas, temores, esperanzas; en fin, un cúmulo de sensaciones diversas e importantes.

Claro que no seremos los mismos al volver a encontrarnos; en mi caso, aumentaré la fe en Dios y mi compromiso ineludible de nunca desear el mal ajeno, peor causarlo; pediré perdón por los errores cometidos, porque creo que nunca he actuado de mala fe; perdonaré a quienes, sinceros de corazón, estimen necesario compartir esos sentimientos; practicaré con intensidad las sencillas enseñanzas del gran comediante latino Cantinflas de ser feliz y hacer feliz al resto. Pero también me apartaré de aquellos que todo ven mal, que no posibilitan una chispa de positividad, que hacen de su amargura, resentimiento y frustración el ají de su vida; seré solidario a tiempo completo, no por caridad sino por dignidad; valoraré en sumo grado a la familia y a las buenas amistades; respetaré al prójimo, como a mí mismo y lucharé, como he intentado siempre, por la justicia y la equidad. Afortunadamente, todo lo que indico, que no agota las posibilidades de ser útil, no requiere dinero sino decisión personal, mi propia libertad. Es mi compromiso renovado.

Al finalizar les invito a que lean la reciente obra escrita por el matemático cristiano británico, John Lennox, ¿DÓNDE ESTÁ DIOS EN UN MUNDO CON CORONAVIRUS?, que afianza la fe en el Creador hoy más que nunca, no por necesidad sino por esa presencia infinita de amor y sabiduría. Bendecido día.