Desde el pasado martes 11 de febrero, un equipo del Fondo Monetario Internacional (FMI) está en Quito. El objetivo es realizar la primera revisión de 2020 sobre el programa económico del país, dentro del acuerdo de financiamiento con el multilateral hasta 2021.
En esta ocasión, específicamente se valorará el cumplimiento de las metas del último trimestre de 2019, en temas como déficit fiscal, reservas internacionales, aumento de ingresos y optimización del tamaño del Estado.
Jaime Carrera, miembro del Observatorio de la Política Fiscal, recordó que durante el año pasado, a medida que la realidad fiscal y monetaria mostraba las debilidades del país, se fue alejando las metas previstas en el acuerdo original. Por eso, en cada revisión trimestral el FMI fue flexibilizando y reduciendo sus exigencias.
Lo no alcanzado
Sin embargo, esa flexibilidad no impidió que, de todas maneras, el Gobierno no cumpliera con lo acordado. Por ejemplo, el objetivo inicial para las reservas internacionales era de $5.518 millones, se redujo a $4.734 millones, pero a diciembre 2019 se cerró en $3.397 millones.
Asimismo, el déficit fiscal superó los $4.000 millones, a pesar de que el objetivo era de máximo $3.500 millones. Tampoco se lograron resultados en la concesión de activos del Estado ni en la focalización de subsidios.
“El FMI ha pasado por alto una serie de debilidades e incumplimientos, a fin de evitar el naufragio fiscal”, dijo Carrera. Es más, el organismo internacional ha seguido financiando el déficit público y aceptando la no concreción de las medidas estructurales para reducirlo. Para 2020 se espera la misma actitud frente a la imposibilidad de alcanzar las metas propuestas. (JS)