Latacunga, segunda especialista en el país en prótesis maxilofaciales

María José Herrera es una odontóloga latacungueña, hace ocho años pertenece a la fundación Rotarac y ha estado ligada a la ayuda social a los más necesitados, desde su profesión siempre quiso hacer algo por quienes menos tienen. Ahora con su postgrado en México, sobre prótesis maxilofaciales y un diplomado en odontología oncológica, ayuda a varias personas para devolverles la alegría y que puedan reinsertarse en la sociedad.

En el país es la segunda profesional que tiene un posgrado en esta área, por lo que trabaja en Quito, Cuenca y Latacunga, muchos pacientes todavía no conocen de la posibilidad que tienen de rehabilitarse, una vez que perdieron un miembro y estéticamente volver a tenerlo.

Esta joven profesional les da esa opción a través de la elaboración de prótesis con materiales de grado médico; es decir que no causan alergias, ni reacciones adversas; son removibles en su mayoría y aún poco conocidas.

Asimismo, trabaja con tratamientos especiales para las personas que tienen cáncer porque una de las zonas más afectadas por la radioterapia o por la quimioterapia es la bucal y los pacientes no pueden ser tratados como cualquier paciente, sino que requieren de cuidados especiales.

Durante su especialidad en México participó con un equipo multidisciplinario de profesionales en el caso de una mujer que por el cáncer se quedó sin paladar y sin nariz; por lo que tuvieron que hacerle un tratamiento integral para que recupere parte de su paladar y reconstruirle la nariz. Aquí, Herrera se encargó de la prótesis temporal de nariz y parte de la boca, para que la mujer recupere su apariencia.

“Para mi esta especialidad es hermosa porque siempre quise ayudar a quienes más lo necesitan y con esto devuelvo la alegría a mucha gente que piensa que ya no puede verse bien y en ocasiones se aísla de la sociedad”, dijo.

Cada prótesis que hace María José es personalizada, luego del respectivo diagnóstico al paciente, inicia con el trabajo, donde son importantes los detalles porque la idea es que quede precisa y lo más parecida al miembro que se perdió.

Así en el caso de los ojos, los elabora y pinta de acuerdo a las características del ojo sano, o una falange debe tener el mismo color de piel, todos los rasgos del dedo e inclusive la forma de la uña debe ser igual.

Los materiales con los que trabaja son importados, porque en el país no hay. El tiempo depende del tipo de prótesis que se haga, en una prótesis ocular se demora unos tres días.

Los costos varían de acuerdo al tipo de prótesis, pero oscilan entre los 800 y 1.500 dólares, que a decir de Herrera no son altos porque lo que busca es ayudar a las personas que lo necesitan y devolverles una sonrisa y que con su trabajo sientan que pueden reintegrarse nuevamente a la sociedad. (VHG)

María José Herrera es una odontóloga latacungueña, hace ocho años pertenece a la fundación Rotarac y ha estado ligada a la ayuda social a los más necesitados, desde su profesión siempre quiso hacer algo por quienes menos tienen. Ahora con su postgrado en México, sobre prótesis maxilofaciales y un diplomado en odontología oncológica, ayuda a varias personas para devolverles la alegría y que puedan reinsertarse en la sociedad.

En el país es la segunda profesional que tiene un posgrado en esta área, por lo que trabaja en Quito, Cuenca y Latacunga, muchos pacientes todavía no conocen de la posibilidad que tienen de rehabilitarse, una vez que perdieron un miembro y estéticamente volver a tenerlo.

Esta joven profesional les da esa opción a través de la elaboración de prótesis con materiales de grado médico; es decir que no causan alergias, ni reacciones adversas; son removibles en su mayoría y aún poco conocidas.

Asimismo, trabaja con tratamientos especiales para las personas que tienen cáncer porque una de las zonas más afectadas por la radioterapia o por la quimioterapia es la bucal y los pacientes no pueden ser tratados como cualquier paciente, sino que requieren de cuidados especiales.

Durante su especialidad en México participó con un equipo multidisciplinario de profesionales en el caso de una mujer que por el cáncer se quedó sin paladar y sin nariz; por lo que tuvieron que hacerle un tratamiento integral para que recupere parte de su paladar y reconstruirle la nariz. Aquí, Herrera se encargó de la prótesis temporal de nariz y parte de la boca, para que la mujer recupere su apariencia.

“Para mi esta especialidad es hermosa porque siempre quise ayudar a quienes más lo necesitan y con esto devuelvo la alegría a mucha gente que piensa que ya no puede verse bien y en ocasiones se aísla de la sociedad”, dijo.

Cada prótesis que hace María José es personalizada, luego del respectivo diagnóstico al paciente, inicia con el trabajo, donde son importantes los detalles porque la idea es que quede precisa y lo más parecida al miembro que se perdió.

Así en el caso de los ojos, los elabora y pinta de acuerdo a las características del ojo sano, o una falange debe tener el mismo color de piel, todos los rasgos del dedo e inclusive la forma de la uña debe ser igual.

Los materiales con los que trabaja son importados, porque en el país no hay. El tiempo depende del tipo de prótesis que se haga, en una prótesis ocular se demora unos tres días.

Los costos varían de acuerdo al tipo de prótesis, pero oscilan entre los 800 y 1.500 dólares, que a decir de Herrera no son altos porque lo que busca es ayudar a las personas que lo necesitan y devolverles una sonrisa y que con su trabajo sientan que pueden reintegrarse nuevamente a la sociedad. (VHG)

María José Herrera es una odontóloga latacungueña, hace ocho años pertenece a la fundación Rotarac y ha estado ligada a la ayuda social a los más necesitados, desde su profesión siempre quiso hacer algo por quienes menos tienen. Ahora con su postgrado en México, sobre prótesis maxilofaciales y un diplomado en odontología oncológica, ayuda a varias personas para devolverles la alegría y que puedan reinsertarse en la sociedad.

En el país es la segunda profesional que tiene un posgrado en esta área, por lo que trabaja en Quito, Cuenca y Latacunga, muchos pacientes todavía no conocen de la posibilidad que tienen de rehabilitarse, una vez que perdieron un miembro y estéticamente volver a tenerlo.

Esta joven profesional les da esa opción a través de la elaboración de prótesis con materiales de grado médico; es decir que no causan alergias, ni reacciones adversas; son removibles en su mayoría y aún poco conocidas.

Asimismo, trabaja con tratamientos especiales para las personas que tienen cáncer porque una de las zonas más afectadas por la radioterapia o por la quimioterapia es la bucal y los pacientes no pueden ser tratados como cualquier paciente, sino que requieren de cuidados especiales.

Durante su especialidad en México participó con un equipo multidisciplinario de profesionales en el caso de una mujer que por el cáncer se quedó sin paladar y sin nariz; por lo que tuvieron que hacerle un tratamiento integral para que recupere parte de su paladar y reconstruirle la nariz. Aquí, Herrera se encargó de la prótesis temporal de nariz y parte de la boca, para que la mujer recupere su apariencia.

“Para mi esta especialidad es hermosa porque siempre quise ayudar a quienes más lo necesitan y con esto devuelvo la alegría a mucha gente que piensa que ya no puede verse bien y en ocasiones se aísla de la sociedad”, dijo.

Cada prótesis que hace María José es personalizada, luego del respectivo diagnóstico al paciente, inicia con el trabajo, donde son importantes los detalles porque la idea es que quede precisa y lo más parecida al miembro que se perdió.

Así en el caso de los ojos, los elabora y pinta de acuerdo a las características del ojo sano, o una falange debe tener el mismo color de piel, todos los rasgos del dedo e inclusive la forma de la uña debe ser igual.

Los materiales con los que trabaja son importados, porque en el país no hay. El tiempo depende del tipo de prótesis que se haga, en una prótesis ocular se demora unos tres días.

Los costos varían de acuerdo al tipo de prótesis, pero oscilan entre los 800 y 1.500 dólares, que a decir de Herrera no son altos porque lo que busca es ayudar a las personas que lo necesitan y devolverles una sonrisa y que con su trabajo sientan que pueden reintegrarse nuevamente a la sociedad. (VHG)

María José Herrera es una odontóloga latacungueña, hace ocho años pertenece a la fundación Rotarac y ha estado ligada a la ayuda social a los más necesitados, desde su profesión siempre quiso hacer algo por quienes menos tienen. Ahora con su postgrado en México, sobre prótesis maxilofaciales y un diplomado en odontología oncológica, ayuda a varias personas para devolverles la alegría y que puedan reinsertarse en la sociedad.

En el país es la segunda profesional que tiene un posgrado en esta área, por lo que trabaja en Quito, Cuenca y Latacunga, muchos pacientes todavía no conocen de la posibilidad que tienen de rehabilitarse, una vez que perdieron un miembro y estéticamente volver a tenerlo.

Esta joven profesional les da esa opción a través de la elaboración de prótesis con materiales de grado médico; es decir que no causan alergias, ni reacciones adversas; son removibles en su mayoría y aún poco conocidas.

Asimismo, trabaja con tratamientos especiales para las personas que tienen cáncer porque una de las zonas más afectadas por la radioterapia o por la quimioterapia es la bucal y los pacientes no pueden ser tratados como cualquier paciente, sino que requieren de cuidados especiales.

Durante su especialidad en México participó con un equipo multidisciplinario de profesionales en el caso de una mujer que por el cáncer se quedó sin paladar y sin nariz; por lo que tuvieron que hacerle un tratamiento integral para que recupere parte de su paladar y reconstruirle la nariz. Aquí, Herrera se encargó de la prótesis temporal de nariz y parte de la boca, para que la mujer recupere su apariencia.

“Para mi esta especialidad es hermosa porque siempre quise ayudar a quienes más lo necesitan y con esto devuelvo la alegría a mucha gente que piensa que ya no puede verse bien y en ocasiones se aísla de la sociedad”, dijo.

Cada prótesis que hace María José es personalizada, luego del respectivo diagnóstico al paciente, inicia con el trabajo, donde son importantes los detalles porque la idea es que quede precisa y lo más parecida al miembro que se perdió.

Así en el caso de los ojos, los elabora y pinta de acuerdo a las características del ojo sano, o una falange debe tener el mismo color de piel, todos los rasgos del dedo e inclusive la forma de la uña debe ser igual.

Los materiales con los que trabaja son importados, porque en el país no hay. El tiempo depende del tipo de prótesis que se haga, en una prótesis ocular se demora unos tres días.

Los costos varían de acuerdo al tipo de prótesis, pero oscilan entre los 800 y 1.500 dólares, que a decir de Herrera no son altos porque lo que busca es ayudar a las personas que lo necesitan y devolverles una sonrisa y que con su trabajo sientan que pueden reintegrarse nuevamente a la sociedad. (VHG)