Marchas pacíficas

Rocío Silva

Miles de indígenas en las marchas llegan de todos los lados a Quito, como siempre serán la carne de cañón; serán sus líderes quienes darán las ruedas de prensa, dirigirán estratégicamente el paro, determinarán a partir de las innegables prácticas ancestrales, que participen ancianos, niños, mujeres con bebés de pecho; pero esos líderes no serán quienes pongan el cuerpo, pondrán el discurso, ordenarán toma de plantas procesadoras de agua para las ciudades, corte de transmisión de antenas de radio y televisión; que son formas de presión, lo son; que sí afectan a los ciudadanos de la urbe, claro que afectan. Pero, más afecta a sus propias bases, pues en el caso de la antenas de radio y televisión los mantiene incomunicados a sus integrantes más humildes, pues no tienen acceso sino a radios AM y Televisión convencional. No así los dirigentes indígenas ellos tienen acceso a internet, tienen equipos de seguridad personal y son quienes llegarán a los acuerdos y continuarán con su tinglado legitimado en su poder.

Otros líderes relacionados con la izquierda académica, se llenarán la boca invocando su “protesta pacífica” mientras desterritorializan a mujeres, bebés, ancianos, personas con discapacidad. Arman jornadas, turnos e imponen multas, dan lecciones precisas sobre como quemar tanquetas de guerra, someter a militares y policías; construyen todo un discurso que convoca a la solidaridad citadina, se reciben vituallas, cobijas, alimentos; claro, saben de sobra que hay un sentido indiscutible de amor al ser humano que nos mueve a ser solidarios, a luchar contra el poder. A nadie sorprenderá ni interesará, que varios de éstos académicos protagonistas de las jornadas humanitarias, viajen a Europa, a Canadá, Francia, Suiza, etc. en calidad de invitados a congresos, en calidad de conferencistas, analistas, articulista muy bien pagados, expondrán los procesos de marchas pacíficas en el país, como ícono de lucha y serán hasta galardonados.

Es así como se vive en el Ecuador de hoy, donde los habitantes libramos batallas diarias contra los distintos elementos que configuran el ámbito de lo político, se pone de manifiesto la influencia en el juego de las relaciones de poder, en ocasiones se logra influir y transformar el curso existente.

Rocío Silva

Miles de indígenas en las marchas llegan de todos los lados a Quito, como siempre serán la carne de cañón; serán sus líderes quienes darán las ruedas de prensa, dirigirán estratégicamente el paro, determinarán a partir de las innegables prácticas ancestrales, que participen ancianos, niños, mujeres con bebés de pecho; pero esos líderes no serán quienes pongan el cuerpo, pondrán el discurso, ordenarán toma de plantas procesadoras de agua para las ciudades, corte de transmisión de antenas de radio y televisión; que son formas de presión, lo son; que sí afectan a los ciudadanos de la urbe, claro que afectan. Pero, más afecta a sus propias bases, pues en el caso de la antenas de radio y televisión los mantiene incomunicados a sus integrantes más humildes, pues no tienen acceso sino a radios AM y Televisión convencional. No así los dirigentes indígenas ellos tienen acceso a internet, tienen equipos de seguridad personal y son quienes llegarán a los acuerdos y continuarán con su tinglado legitimado en su poder.

Otros líderes relacionados con la izquierda académica, se llenarán la boca invocando su “protesta pacífica” mientras desterritorializan a mujeres, bebés, ancianos, personas con discapacidad. Arman jornadas, turnos e imponen multas, dan lecciones precisas sobre como quemar tanquetas de guerra, someter a militares y policías; construyen todo un discurso que convoca a la solidaridad citadina, se reciben vituallas, cobijas, alimentos; claro, saben de sobra que hay un sentido indiscutible de amor al ser humano que nos mueve a ser solidarios, a luchar contra el poder. A nadie sorprenderá ni interesará, que varios de éstos académicos protagonistas de las jornadas humanitarias, viajen a Europa, a Canadá, Francia, Suiza, etc. en calidad de invitados a congresos, en calidad de conferencistas, analistas, articulista muy bien pagados, expondrán los procesos de marchas pacíficas en el país, como ícono de lucha y serán hasta galardonados.

Es así como se vive en el Ecuador de hoy, donde los habitantes libramos batallas diarias contra los distintos elementos que configuran el ámbito de lo político, se pone de manifiesto la influencia en el juego de las relaciones de poder, en ocasiones se logra influir y transformar el curso existente.

Rocío Silva

Miles de indígenas en las marchas llegan de todos los lados a Quito, como siempre serán la carne de cañón; serán sus líderes quienes darán las ruedas de prensa, dirigirán estratégicamente el paro, determinarán a partir de las innegables prácticas ancestrales, que participen ancianos, niños, mujeres con bebés de pecho; pero esos líderes no serán quienes pongan el cuerpo, pondrán el discurso, ordenarán toma de plantas procesadoras de agua para las ciudades, corte de transmisión de antenas de radio y televisión; que son formas de presión, lo son; que sí afectan a los ciudadanos de la urbe, claro que afectan. Pero, más afecta a sus propias bases, pues en el caso de la antenas de radio y televisión los mantiene incomunicados a sus integrantes más humildes, pues no tienen acceso sino a radios AM y Televisión convencional. No así los dirigentes indígenas ellos tienen acceso a internet, tienen equipos de seguridad personal y son quienes llegarán a los acuerdos y continuarán con su tinglado legitimado en su poder.

Otros líderes relacionados con la izquierda académica, se llenarán la boca invocando su “protesta pacífica” mientras desterritorializan a mujeres, bebés, ancianos, personas con discapacidad. Arman jornadas, turnos e imponen multas, dan lecciones precisas sobre como quemar tanquetas de guerra, someter a militares y policías; construyen todo un discurso que convoca a la solidaridad citadina, se reciben vituallas, cobijas, alimentos; claro, saben de sobra que hay un sentido indiscutible de amor al ser humano que nos mueve a ser solidarios, a luchar contra el poder. A nadie sorprenderá ni interesará, que varios de éstos académicos protagonistas de las jornadas humanitarias, viajen a Europa, a Canadá, Francia, Suiza, etc. en calidad de invitados a congresos, en calidad de conferencistas, analistas, articulista muy bien pagados, expondrán los procesos de marchas pacíficas en el país, como ícono de lucha y serán hasta galardonados.

Es así como se vive en el Ecuador de hoy, donde los habitantes libramos batallas diarias contra los distintos elementos que configuran el ámbito de lo político, se pone de manifiesto la influencia en el juego de las relaciones de poder, en ocasiones se logra influir y transformar el curso existente.

Rocío Silva

Miles de indígenas en las marchas llegan de todos los lados a Quito, como siempre serán la carne de cañón; serán sus líderes quienes darán las ruedas de prensa, dirigirán estratégicamente el paro, determinarán a partir de las innegables prácticas ancestrales, que participen ancianos, niños, mujeres con bebés de pecho; pero esos líderes no serán quienes pongan el cuerpo, pondrán el discurso, ordenarán toma de plantas procesadoras de agua para las ciudades, corte de transmisión de antenas de radio y televisión; que son formas de presión, lo son; que sí afectan a los ciudadanos de la urbe, claro que afectan. Pero, más afecta a sus propias bases, pues en el caso de la antenas de radio y televisión los mantiene incomunicados a sus integrantes más humildes, pues no tienen acceso sino a radios AM y Televisión convencional. No así los dirigentes indígenas ellos tienen acceso a internet, tienen equipos de seguridad personal y son quienes llegarán a los acuerdos y continuarán con su tinglado legitimado en su poder.

Otros líderes relacionados con la izquierda académica, se llenarán la boca invocando su “protesta pacífica” mientras desterritorializan a mujeres, bebés, ancianos, personas con discapacidad. Arman jornadas, turnos e imponen multas, dan lecciones precisas sobre como quemar tanquetas de guerra, someter a militares y policías; construyen todo un discurso que convoca a la solidaridad citadina, se reciben vituallas, cobijas, alimentos; claro, saben de sobra que hay un sentido indiscutible de amor al ser humano que nos mueve a ser solidarios, a luchar contra el poder. A nadie sorprenderá ni interesará, que varios de éstos académicos protagonistas de las jornadas humanitarias, viajen a Europa, a Canadá, Francia, Suiza, etc. en calidad de invitados a congresos, en calidad de conferencistas, analistas, articulista muy bien pagados, expondrán los procesos de marchas pacíficas en el país, como ícono de lucha y serán hasta galardonados.

Es así como se vive en el Ecuador de hoy, donde los habitantes libramos batallas diarias contra los distintos elementos que configuran el ámbito de lo político, se pone de manifiesto la influencia en el juego de las relaciones de poder, en ocasiones se logra influir y transformar el curso existente.