De festines

Andrés Pachano

Con tono rayano entre la resignación y la súplica, el Vicepresidente de la República anuncia que el Gobierno se ve obligado a la adopción de medidas muy fuertes -para la población se entiende- en el plano económico y social; su tono lastimero, pide comprensión: “…se tomaron medidas duras… el efecto no es suficiente… se tomaron decisiones en temas de subsidio… no alcanza, no alcanza…” ha dicho. Y … es el escalofrío del chuchaqui del despilfarro.

En 1972, Jaime Galarza, publicó ‘El Festín del Petróleo’, importante ensayo que recoge el trafago histórico de los dolorosos negocios petroleros del país, libro reeditado no sé cuantas veces, seguramente uno de los más reimpresos en el país entre ediciones legales y piratas -yo mismo tuve una de ellas-; sus ejemplares se vendían profusamente en las universidades en esa época, fue parte de la bibliografía de aquellas “materias generales”, obligatorias en el pénsum de todas las facultades, impuestas para un dogmático e ingenuo adoctrinamiento y, al fin de cuentas, inútil. Muchos de quienes gobiernan el país a partir del año 2007, deben haber leído el texto de Galarza y para muchos -a lo mejor- sería su libro fundamental. El más descomunal del desperdicio de recursos del petróleo, se ha cometido en el ejercicio del poder entre los años 7 y 17 de este siglo, por una generación de seres que, seguramente, estudió a Galarza Zavala; que contradicción; son ellos los causantes de ese agrio y descomunal despilfarro, son los que asaltaron el nombre de la izquierda ecuatoriana, ellos que han pignorado el bienestar de los ciudadanos de la patria; entonces, el Vicepresidente de la República, pide –literalmente- que el ecuatoriano encoja su estomago.

Desde mañana señor, lleve menos pan a su casa; ponga más agua en la leche para que alcance el exiguo litro del que toman sus hijos –si aún lo hacen-; es que hoy el sacrificio, como siempre, es suyo; las dificultades y las angustias también; ajuste su ánimo porque quienes las causan, ellos que vienen desde el 2007, se enancarán en su angustia, tomarán su nombre para decir “que con fulano estábamos mejor” y que lo que hoy vivimos es el reflejo de “una infame persecución”.