Correísmo estableció como política de Estado dar impunidad a las inversiones chinas en Ecuador

INVERSIONES. Empresas chinas trajeron capitales, pero ellos mismos cobraron por las obras, muchas de ellas cuestionadas como Coca Codo Sinclair.
INVERSIONES. Empresas chinas trajeron capitales, pero ellos mismos cobraron por las obras, muchas de ellas cuestionadas como Coca Codo Sinclair.

“Es vergonzoso que durante la década correísta se haya establecido una política de Estado, para permitir la impunidad de las inversiones chinas, a través de contratos con cláusulas ina-ceptables de confidencialidad y otros subterfugios legales”, denunció León Roldós, exvicepresidente de Ecuador.

Roldós comentó que el expresidente Rafael Correa le dio ‘carta blanca’ a las empresas chinas para que inviertan, aceptando condiciones que ahora impiden determinar muchos de los términos y reales acuerdos detrás de varias de las obras construidas en la última década.

“El Gobierno actual debe hacer un esfuerzo para aclarar en qué condiciones se dieron las negociaciones y los contratos con empresas del país asiático. Y por el lado de la justicia, se debe seguir investigando hasta dónde las restricciones lo permitan, pero lo importante es que se impida, en la medida de lo posible, más impunidad”, acotó.

Cuestionamientos
Entre 2008 y 2018, Ecuador firmó 74 contratos con empresas chinas, por casi 8.000 millones. Ese valor aumentaría, en más de un 30%, si se tomaran en cuenta pagos extras por obras complementarias.

Diego Olmedo, analista económico y empresario, aseveró que ante los prejuicios ideológicos y la tozudez de Correa de cerrar la puerta al financiamiento de organismo internacionales y otros países, le abrió las puertas sin restricciones a los capitales chinos, pero sin pensar en el interés del país a largo plazo, sino en sustentar a como dé lugar el aumento de la inversión pública.

“Penosamente, muchas de las empresas chinas que llegaron establecieron estructuras de papel mínimas, solo con el objeto de captar dinero de los proyectos de inversión que impulsó el correísmo. Pero su intención nunca fue el largo plazo, por lo que se constituyeron en las llamadas ‘inversiones golondrinas’”, acotó Olmedo.

Según este analista, junto a varios empresarios ecuatorianos se pidió varias veces al Gobierno de Correa que, por lo menos, se exigiera a las compañías chinas que se use un 60% de producción y mano de obra nacional, pero nunca hubo apoyo oficial.

“En términos generales, las empresas chinas, no solo por contratos directos, sino por otros pagos y beneficios, se habrán llevado más de 20.000 millones de fondos ecuatorianos, con el añadido de que nunca se controló debidamente cómo realizaron las obras en el país”, concluyó Olmedo. (JS)