“El Giro”

Andrés Pachano

Lo realizado en Italia, en su famoso “giro” en bicicleta, por el deportista ecuatoriano Richard Carapaz ha causado sana emoción y apreciable alegría; muy pocas veces el deporte ecuatoriano obtiene triunfos y destacadas participaciones, más cuando esto ocurre, para nosotros el hecho toma la forma de una suerte de gesta; son los efectos de la orfandad en estos campos. La actuación valiente, decidida, de este deportista es una especie de bálsamo frente a tantas frustraciones. Él, como todos los deportistas y más aquellos que vienen desde la pobreza de nuestra sociedad, se ha sobrepuesto a dificultades en todo aspecto de la convivencia social; ha logrado superar incluso el estigma de una sanción que sufrió en centroamérica por un desliz de juventud.

Creo, aclarando que no soy docto en esta materia y que tan solo apelo a mi memoria, que lo realizado en Europa por Carapaz, es lo más destacado que el ciclismo nacional haya realizado en toda su historia. Antes de él lo más relevante y que -como hoy- para nosotros fue una gesta admirable, constituyó lo realizado por el equipo ecuatoriano en el Doble Cruce de los Andes en territorio argentino-chileno en la década del sesenta, cuando la cuarteta nacional en la que destacó nítidamente nuestro coterráneo Víctor Morales (él ganó etapas en esa competencia), triunfó por equipos en la famosa carrera que se realizaba para rememorar el cruce de los andes por las tropas libertarias. Hazaña que no estuvo desprovista de lo anecdótico, recuerdo que en la última etapa y cuando ya estaba definido el resultado final, el ciclista ecuatoriano Jaime Pozo González, “codo a codo” como dicen los entendidos en estos menesteres, peleaba el triunfo de esa etapa con un ciclista argentino –su nombre ya no recuerdo- y que por tiempo tenía asegurado el resultado general de la competencia, Pozo, casi en la línea de meta, en el embalaje final, frenó y dio un empujón al argentino para que entre primero, gane la etapa y reciba el aplauso. Son gestos de la nobleza del deporte.

Que el desempeño triunfal de Carapaz, sea un bálsamo necesario para las angustias nacionales. Honda emoción la de su valetía, la de los solitarios que luchan.