Las habas de la ira

En todas partes se cuecen habas, es un refrán español, pero es curioso y hasta lamentable lo que sucede en los Estados Unidos de América, cuando en sus habitantes han renacido sus más feos prejuicios, iras y odios, con ocasión de sus próximas elecciones presidenciales.


Por un lado, el señor Trump con su discurso racista ha despertado tales emociones que está a punto de ser candidato presidencial por el Partido Republicano, con el apoyo de una población no las más preparada de ese el país, formado por sus inmigrantes y que ahora ve con miedo y temor a los latinos, en especial a los mejicanos. Lo callado ha pasado a ser destapado: se rechaza lo que viene de afuera.

En lo económico se crea un nacionalismo arrogante, luego de que esa gran nación ha impuesto su sistema económico a buena parte del mundo. Alguien dirá los Estados Unidos imita a los populistas de Latinoamérica, lo cual es cierto pues acude a las más bajas pasiones de los electores.


Por otro lado el señor Sanders ilógicamente en el país capitalista por excelencia, defensor de las libertades sociales, económicas y de pensamiento, sin ningún rubor se proclama marxista y obtiene un impensado éxito electoral del Partido Demócrata. Seguramente extraña a Lenin, Stalin, Castro y al Che Guevara.


Solo en ese país sí se pueden dar esos extraños juegos, por el fuerte en su sistema: federal, división de poderes y sometimiento a la Constitución. Se comenta que los Estados Unidos han sobrevivido con buenos y malos presidentes y hasta en algún caso sin presidente.

En son de broma se repite que “Dios protege a los borrachos, a los perros y a los Estados Unidos”. La verdad es que su sistema es el fuerte, pues permite emerger de los malos políticos y mantener el régimen democrático sin golpes de estado o mesías.


Con ocasión de las próximas elecciones en Ecuador, deberíamos admitir que nosotros no estamos para esos juegos, pues nuestra democracia es débil, la economía en crisis, y carecemos de institucionalidad.


[email protected]