España envía un grupo de la UME a Chile para combatir los fuegos forestales

Un camión de bomberos circula en la zona de los incendios que afectan a regiones del centro y sur de Chile. EFE

España respondió a un pedido de Chile, que también solicitó apoyo a México, Argentina, Brasil y Uruguay.

MADRID. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció este 5 de febrero de 2023 el envío a Chile de un avión con un contingente de la Unidad Militar de Emergencias (UME) de las Fuerzas Armadas españolas «para colaborar en la extinción y control de los incendios que están azotando el país».

En un mensaje en la red social Twitter, acompañado de una foto de los miembros de la UME junto a un avión del Ejército del Aire, Sánchez expresa «todo nuestro apoyo al pueblo chileno» y afirma que en España «conocemos bien el drama de los Incendios Forestales».

El sábado, la ministra chilena de Interior, Carolina Toha, anunció que había pedido ayuda a España, y también a México, Argentina, Brasil y Uruguay, para contener la ola de incendios forestales que sacude el centro del país y que ya se han cobrado la vida de al menos 22 personas y dejado a más de 200 familias sin hogar.

El Ministerio español de Defensa informó este 5 de febrero en un comunicado de que el dispositivo lo forman seis asesores del Cuartel General de la UME, expertos en la Lucha Contra Incendios Forestales (LCIF), 38 militares del Batallón de Intervención en Emergencias (BIEM I) y un equipo de drones con seis pilotos del Batallón de Trasmisiones (BTUME).

El objetivo principal del despliegue es ofrecer al Gobierno chileno un apoyo especializado con capacidades técnicas como el análisis y asesoramiento en materia de LCIF y refuerzo de la estructura de Mando y Control con drones (Mavic y Matrice 300 para grandes áreas y Helios para espacios confinados) así como con enlaces satélites.

El dispositivo -dice el ministerios español- aportará también la experiencia en España ante los incendios de interfaz urbano-forestal, una de las amenazas que más preocupa a los responsables chilenos.

La UME ya colaboró en labores de extinción durante la ola de incendios que sufrió Chile en 2017, cuando se envió un contingente de 56 militares.

Entonces «se puso de manifiesto el buen entendimiento y eficaz coordinación entre el contingente español y el resto de servicios de emergencias locales y el aprecio del pueblo chileno», destaca el Ministerio de Defensa en el comunicado.

La ola de incendios forestales en Chile ha destruido desde diciembre pasado más de 45.000 hectáreas, principalmente en las regiones de Ñuble, Biobío y La Araucanía, zonas de intensa actividad agrícola y forestal ubicadas a 400, 500 y 700 kilómetros al sur de Santiago de Chile, respectivamente.

Dolor y rabia entre los evacuados

Mientras Chile espera la ayuda del exterior, la Escuela Recadero de Santa Juana, pequeña aldea del centro de Chile, es testigo de una frenética actividad pese a que es periodo de vacaciones estivales.

Desde que el viernes abriera sus puertas, no cesa de recibir familias afectadas por los graves incendios que calcinan la zona y bolsas con ayuda de todo tipo de una comunidad unidad por la solidaridad y la tragedia.

Las condiciones climáticas, unido a la imprudencia humana y la falta de medios la ha convertido en la «zona cero» de los incendios que asolan el centro de Chile, los más graves en décadas.

Un drama que congestiona los rostros de sus habitantes aún impactados por la densidad del humo, las peligrosas pavesas y un cielo gris anaranjado que dificulta la respiración y como dice Marcela, una de las vecinas, nunca se olvida.

«Lo hemos perdido todo. No sé qué hacer. Pudimos salir a tiempo. Mi marido quería quedarse. Hemos trabajado mucho y ahora no tenemos nada», explica con rabia la mujer, que llegó al centro de auxilio con lo puesto.

«Hoy día se está recibiendo de todo tipo se ayuda, alimentación, alimentos no perecederos, agua, artículos de aseo, y ropa«, explica, por su parte, Óscar Cruces Escobar, administrador de la Municipalidad de Santa Juana, quien agradece la solidaridad pero pide más empatía.

Una demanda que comparte su compañera, María Eugenia Suazo, quien asegura que «hemos tenido que desechar más de la mitad porque no venía en buen estado».

«Le decimos a la comunidad que si quiere ayudar lo haga con la mano en el corazón y traiga ropa limpia, que no esté rota porque hay gente que lo está pasando mal, se le quemaron sus casas y eso es muy doloroso, y que le traigan ropa que no corresponde igual es un dolor para ellos», afirmó.

Este es el segundo incendio de gravedad que sufren las comunas de Santa Juana y Navidad, que ya vieron a finales de diciembre cómo ardían más de 5.000 hectáreas y como 29 familias se quedaban sin hogar.

Sin medios adecuados

En Purén, a unos 144 kilómetros, ya en la región de la Araucanía, el paisaje es similar: las mismas masas de fuego, las mismas cenizas, el mismo calor y el mismo miedo entre la población, evacuada de forma preventiva ante el avance inapelable de las llamas, que allí han consumido ya un centenar de casas.

Todas los evacuados permanecerán en los refugios también esta noche, ya que el de Purén es uno de los 251 incendios que permanecen activos en Ñuble, Biobío, Los Lagos y La Araucanía, regiones de frondosos bosques explotados por multinacionales forestales y grandes latifundios que es el granero del país.

«Es complejo, porque muchas familias no quieren salir y otras tratan de volver a tratar de salvar sus cosas cuando ven que el fuego llega a sus casas. Por ello pedimos a las personas que nos colaboren», señala una voluntaria de bomberos que prefiere no ser identificada.

En la extinción trabajan brigadistas de la autoridad mediombiental (Conaf), bomberos voluntarios -no es un cuerpo profesional en Chile- y vecinos, sin apenas apoyo aéreo, debido, según las autoridades, al viento y el humo.

«Hay muchos incendios en zonas de difícil acceso que necesitan de ataque aéreo. Pero es una labor mucho más cara, la hora de vuelo es mucho más cara en comparación con los costos operacionales por tierra», argumentó, sin embargo, Miguel Castillo, experto en incendios del departamento de Gestión Forestal y Medio Ambiente de la Universidad de Chile. EFE