Decepcionados, así es como se sienten los habitantes de la parroquia La Nueva Unión, en el cantón Valencia.
Esto, debido a que la construcción de los graderíos quedó inconclusa y solo sobresalen los hierros que los sostendrían, tampoco culminaron con los mejoramientos de baños y vestidores y estos lugares ahora son usados como urinarios públicos o para consumir sustancias estupefacientes y psicotrópicas.
“Creo que se les terminó el presupuesto, ya se fue la administración y ahí quedó todo, desde ya le solicitamos al nuevo Alcalde nos termine la obra que será de mucho beneficio para las familias de la parroquia”, Valentín Zambrano, ciudadano.
Actualmente los adoquines se encuentran con malezas que han crecido con el invierno. ‘‘Hay temor por la integridad de nuestros hijos y por quienes transitan por allí’’, dijo otro morador. (LL)