Los distintos proyectos alcanzados por el docente han influido positivamente en sus hijos, pues son personas dedicadas y con gran interés en la formación académica.
Roberto Carlos Cuenca Jiménez ha dedicado gran parte de su vida al ejercicio de la docencia en la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), donde actualmente continúa desempeñándose como docente investigador en el Área de Filosofía, Artes y Humanidades. Sin duda una profesión que le ha brindado momentos muy gratos, pero no ha logrado compararse con la felicidad de convertirse en padre.
El docente investigador es padre de 4 niños, lamentablemente dos de ellos fallecieron, una situación que luego de algunos años ha sabido llevar de mejor manera. Hoy en día se percibe como una persona más fuerte y afortunada de poder compartir con su familia.
“Convertirme en papá fue un regocijo inmenso, recuerdo claramente el día en el que nació mi primer hijo y me lo entregaron, no sabía si llorar o reír de lo feliz que fui ese día”, comenta.
Sobre el rol de la paternidad y la docencia al mismo tiempo, el educador menciona que muchas veces la gente no lo nota, pero ser maestro los convierte automáticamente en un tipo de persona diferente, los horarios, días de trabajo, obligaciones y responsabilidades se mueven en un calendario especial, el problema es que el resto del mundo va a otro ritmo, por eso a veces su identidad como docente y su identidad de persona normal demandan cosas al mismo tiempo, porque el ritmo escolar también lo siguen sus hijos mientras crecen.
“La paternidad es una etapa muy importante que debe saberse sobrellevar con el ámbito profesional de la mejor manera. Siempre he creído que se debe tener un equilibrio entre ambas cosas y tratar de brindarle a nuestros hijos tiempo de calidad para que puedan crecer y formarse bien”, manifiesta Roberto.
Ser padre
Para el docente, ser padre tiene muchas implicaciones desde la misma concepción. Y pasa por un conjunto de roles que hoy se entienden como los nuevos roles de la paternidad. Un padre comprometido con el desarrollo evolutivo, afectivo, psicomotriz y desarrollo psicosocial; un padre que cumple nuevos roles en casa y se convierte en corresponsable del cuidado de sus hijos dentro del hogar.
“Muchas veces se piensa que debe encargarse solamente del aporte económico al hogar cuando no es así. Mientras mi esposa estudiaba su especialización, estando embarazada, yo me encargaba de todo en el hogar, porque así debe ser, el matrimonio es un equipo y la crianza de los hijos compartida al 100%”, argumenta.
Ser docente
Un padre maestro que enseñe menos con palabras y mucho más con el ejemplo. Un padre que haga perdurar en la vida de sus hijos la idea de ser el héroe en el cumplimiento de su rol. Que genere seguridad, que sea modelo de amor, de justicia, de equidad y especialmente que enseñe a ser generoso; a trascender hacia los demás. Y esa maestría se aprende con esfuerzo y entrega diaria.
“Uno como padre logra comprender situaciones que afectan a los estudiantes y es allí donde se juega otro rol importante, el acompañamiento y apoyo hacia ellos”, explica Roberto.
Ser guía
Roberto Cuenca acota que para ser un guía es preciso saber el destino, la meta a la que se desea llegar. En la estructura familiar el padre es guía hacia la felicidad y seguridad de su familia. Asume la responsabilidad de anteponer cualquier eventualidad a la seguridad de los suyos, a la estabilidad afectiva, emocional y económica. A no poner como meta de la familia solamente el tener, sino el ser.
“Es hermosa una familia que es guiada con responsabilidad por sus padres y en ese camino se evidencia la paz, la armonía y felicidad de sus integrantes. En esta sociedad que ha trastocado los valores, es cada vez más difícil encontrar padres que balancean el tiempo, la dedicación, el diálogo a otros distractores que con frecuencia se pueden encontrar”, finaliza Cuenca.
EL DATO
Roberto es presidente de la Asociación de Docentes de la UTPL.