El histórico Edgar Palacios, quien dedicó su vida a la música

Edgar Palacios ha dedicado su vida a la música
APORTE. Premio Eugenio Espejo por su aporte al patrimonio cultural del país.

El músico, trompetista, gestor cultural y maestro, Edgar Augusto Palacios, se ha convertido en una de las figuras artísticas más importantes de Loja. En 2006, el estado le otorgó el premio Eugenio Espejo por su aporte al patrimonio ecuatoriano.

Nacimiento de un genio musical

En la pequeña ciudad de Loja, capital musical del Ecuador, bajo el resplandeciente manto del sol que se reflejaba en sus antiguas calles empedradas, un 7 de octubre de 1940, la vida y la música vieron nacer a Edgar Augusto Palacios, un ser predestinado para la melodía.

Se dice que nació en una cuna de papel pentagramado y componiendo, más que llorando, su primerísimo primer llanto. En aquellas edades, cuando las letras y los números aún son un misterio, él, quien desde entonces ya era un madrugador empedernido, llegaba a la plaza de Santo Domingo a brindar su canto.

Asimismo, por su ingenio sintió una inclinación espontánea por los instrumentos musicales, tal es así que, cuando pasaban las bandas, él, de apenas cuatro años, salía corriendo de donde quiera que se hallaba para no perder un solo sonido de los himnos y marchas que solemnemente emitían las cornetas, bombos, tambores, trompetas y platillos.

Ese amor y gusto por la música lo heredó de su padre, Luis Emilio Rodríguez, abogado y profesor del Colegio Bernardo Valdivieso y luego de la Universidad Nacional de Loja (UNL), músico en sus años mozos, tocaba flauta y cantaba.

La vida era buena a pesar de atravesar una época de conflicto nacional durante su infancia que, en el regazo de su madre, Julita Palacios, quien cultivaba el arte de la floristería, logró convertirse en un sendero propicio para la niñez del artista.

Formación artística

Su trayectoria musical inicia a una edad muy temprana con la bohemia y el compañerismo de sus amigos, así como peregrinando por las calles de Loja junto a la banda de los trabajadores ‘Primero de Mayo’. Asistía a la Iglesia de Santo Domingo donde tocaba música en las eucaristías, y de esta forma, obtenía dinero para apoyar económicamente a su madre.

Los años transcurren y en su ingreso al colegio Bernardo Valdivieso tuvo la oportunidad de compartir con ilustres lojanos que constituyeron el paradigma de la cultura, la inteligencia y primordialmente el humanismo. Es en este centro de educación donde se forma La Estudiantina, bajo la batuta del maestro Segundo Cueva Celi, ejemplo e impulso para el joven artista.

Edgar Palacios ha dedicado su vida a la música
RUMANIA. Edgar Palacios en la televisión rumana en 1964.

El viaje que lo cambió todo

En 1959 arrancan sus estudios superiores en la recién abierta Facultad de Ciencias de la Educación de la UNL, continuándolos hasta el tercer módulo, pues se encontraba tramitando dos becas de estudios de música, una en Italia y otra en Rumania, cuando en febrero del 1962 el presidente Carlos Julio Arosemena Monroy visitó Loja en compañía del embajador de los Estados Unidos, Maurice Berbaum y en el almuerzo y recepción que les brindaron las autoridades provinciales, tocó un solo de trompeta.

Gratamente impresionado el presidente le llamó a felicitar y el embajador, para no quedarse atrás, le ofreció un curso en los Estados Unidos. Poco después le enviaron los papeles de una beca para seis meses, pero justamente esa semana le llegaron las otras dos opciones, una de igual tiempo para Italia y otra de estudios completos por cinco años en el conservatorio Cipriam Porumbesco de Bucarest, en Rumania.

En Bucarest compuso varios Pasillos que enviaba a Loja con motivo de los cumpleaños de su madre, también realizó numerosas presentaciones con sus compañeros del Conservatorio y como solista interpretando música ecuatoriana para todos los países del este de la Cortina de Hierro y Austria. Al rendir su grado en la especialidad de trompeta, fue solista con el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica de Bucarest.

Durante su estadía en Rumanía conoció a grandes músicos de todos los tiempos como: David Oistriah, Hachaturian, Kavalevsky, Leonid Kogan, el pianista Richter, entre otros.  El 27 de junio de 1967 retornó a Ecuador agradecido con sus conciudadanos, e inmediatamente inició la preparación de un concierto dedicado a Loja en el Teatro Nacional Sucre y una presentación magistral en el Coliseo Julio César Hidalgo. Desde esta fecha, la música lojana dio un importante salto y se instaló por siempre en el podio que le correspondía.

Edgar Palacios ha dedicado su vida a la música
RECONOCIMIENTO. Condecoración como ‘Mejor Ciudadano de Loja’ 1982.

Retorno para la construcción de su legado

En Loja constituyó el Conjunto Universitario, grupo con el que promovió la música local, y que además le permitió realizar giras por Europa y Asia. Fue director de la Escuela de Música, desde donde fomentó la vida coral y aportó a la formación de los jóvenes interesados en esta profesión. Fue director de la Banda Juvenil de Pichincha, patrocinó la creación del Archivo Nacional de Música y formó el Conjunto de Cámara de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Creó la Fundación Cultural Edgar Palacios, lo que dio origen al Sistema Nacional de Música para Niños Especiales (Sinamune).

Cambió la estructura metódica de la Escuela Superior de Música, institución adscrita a la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNL, desde allí creó el Conjunto Universitario y se comprometió en la difusión del arte musical por toda la provincia de Loja.

Edgar Palacios ha dedicado su vida a la música
LEGADO. Edgar y su hijo Lenin en concierto.

En 1972 comienza a estructurar la Orquesta Sinfónica de Loja, de la que es director. Con su ‘Gran Orquesta de Édgar Palacios’ ha tenido exitosas representaciones en todo el Ecuador y en toda América Latina, así como en Europa, Japón y la antigua Unión Soviética.

Renunció al cargo de director del Conservatorio Nacional de Quito para poder seguir desarrollando una tarea de divulgación de la música en su provincia, destacando su particular empeño en difundir la cultura musical de un modo didáctico y popular, tanto como profesor en varias instituciones, como promotor de conciertos en cines, teatros y plazas públicas. Gracias a ello, el Gobierno Nacional le encargó la dirección del Proyecto de la Política Musical del país.

En 2019 presentó el disco ‘Mi música, Mi trompeta’, con obras musicales de su composición en la cual transmite sentimientos de nostalgia, de recuerdos, de anhelos, de alegría y sobre todo de amor, con la letra de reconocidos poetas y escritores ecuatorianos. En 2021 publicó el libro ‘Retratos de una Vida’, que reúne testimonios gráficos de la gran parte de su trayectoria artística.

Palacios ha compuesto alrededor de 150 canciones, incluyendo canciones sociales, himnos para instituciones, de marcha para jóvenes, y de otros tipos. Ha grabado 40 álbumes de música clásica ecuatoriana, así como piezas patrióticas. Ha dirigido cerca de 2000 conciertos. Uno de sus álbumes más conocidos es la colección de cinco discos titulado ‘Edgar Palacios en Concierto’.

 

EL DATO

Edgar Palacios fue reconocido con el premio Eugenio Espejo en 2006 por su contribución al patrimonio cultural de Ecuador.