El Niño en Ecuador ha generado fuertes consecuencias, pero a través de planes de contingencia y la participación de especialistas, se busca reducir su impacto y minimizar los riesgos.
El Fenómeno de El Niño se produce cada tres o cuatro años y causa fuertes precipitaciones, inundaciones, sequías e incendios forestales debido al calentamiento gradual de las aguas del océano Pacífico. Ecuador ha sido afectado repetidamente por este fenómeno, y el año 2016 fue especialmente difícil debido al terremoto en Manabí.
Por eso, se han creado planes de contingencia para reducir las consecuencias, con la participación de especialistas como Priscila González y su grupo de investigación de la UTPL. Estos planes permiten que el país esté preparado y tenga un mayor control de sus recursos, minimizando los riesgos y las consecuencias del fenómeno del Niño.
¿En qué fechas se estima que empiecen las afectaciones por el fenómeno del niño en Loja?
Lo que hemos presenciado estos últimos seis meses, ha sido referente a la temporada de lluvias que tenemos nosotros cada año. Sin embargo, desde los diferentes monitoreos, realizado por diversos institutos y universidades, específicamente el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (INAMHI), llegan a la conclusión de que, tanto en el país como a nivel internacional, ya estamos entrando a lo que conocemos como el Fenómeno del Niño, y estas fuertes condiciones climáticas que trae las veríamos a finales de octubre e inicios de noviembre.
¿Qué tipo de consecuencias se podrían observar en la ciudad a causa de este fenómeno?
Loja posee unas características particulares por su localización, está rodeado por la Cordillera de los Andes y la cordillera Oriental. En ese sentido, por la ciudad muy probablemente no se observen fuertes precipitaciones como en las zonas costeras, pero sí se pasará por periodos de lluvias constantes que van a causar la saturación de los suelos, lo que provocará laderas o deslizamientos. Por lo que hay que intervenir constantemente en aquello para disminuir la posibilidad de desastres.
¿Cuál es el nivel de riesgo que representa El Niño teniendo en cuenta la modificación del relieve en los ríos de Loja y Zamora debido a la minería?
En los espacios donde se ha realizado la minería o procesos de alteración de relieve que desestabilicen los terrenos y no exista un plan de contingencia, el impacto será mucho más fuerte. Por lo que podremos observar deslizamientos, socavamientos, entre otros escenarios que afecten vías, fuentes y viviendas cercanas.
¿Cuáles fueron las pérdidas que ocasionó la última vez que esto ocurrió?
En la última ocasión, el Ecuador experimentó diversas pérdidas que tuvieron un impacto generalizado. Durante ese período, que abarcó los años 2016-2017, el fenómeno afectó el crecimiento del PIB, las exportaciones, el déficit fiscal, la inflación y otros aspectos económicos. Es importante destacar que en ese momento aún se estaba recuperando del devastador terremoto de 2016 en Manabí, por lo que no hubo tiempo suficiente para una completa recuperación antes de que el fenómeno golpeara nuevamente. Esto resultó en costos adicionales de reconstrucción que aún se están abordando en la actualidad.
¿Cuál es el plan de acción que tienen para mitigar las afectaciones que provoca el fenómeno del Niño?
Diferentes instituciones tratan de aportar con datos imprescindibles para que se cree un plan de contingencia efectivo y la UTPL forma parte de ese grupo. La Universidad Técnica Particular de Loja, realiza su accionar a través de información que consiguen mediante la red de observatorios que tienen instaurada dentro de su campus. Estos observatorios tienen como objetivo un levantamiento constante de datos y a través de ellos poder generar información mucho más asimilable para las instituciones. En resumen, la universidad identifica las zonas que se encuentran en mayor riesgo y brinda esa información a las autoridades encargadas de generar planes de prevención ante distintos fenómenos.
¿De qué manera se puede disminuir las consecuencias que El Niño traerá?
Debemos reconocer la inevitabilidad de estos eventos naturales y tomar responsabilidad por las acciones humanas que contribuyen a sus efectos. Es crucial evitar la construcción en zonas inhabitables, preservar el suelo, actualizar infraestructuras y fomentar el desarrollo sostenible. Cambiar nuestra mentalidad hacia la gestión de riesgos y mejorar las condiciones de los territorios vulnerables nos permitirá minimizar el impacto en las comunidades.