Los extremos y gastronomía en Carnaval

EXTREMO. En la bestia o la banana náutica, los turistas disfrutan de los paseo en el mar. Cada aventura está valorada en tres dólares.
EXTREMO. En la bestia o la banana náutica, los turistas disfrutan de los paseo en el mar. Cada aventura está valorada en tres dólares.

¡Oh! Es lo último que se escucha de los arriesgados aventureros acuáticos que se suben a la bestia, un bote plástico inflado alado con una cuerda desde una lancha motor que navega sobre el mar.

La meta del motorista es lograr que los bañistas se caigan en tres ocasiones desde la bestia, mientras los lleva con violencia y seguridad. Cada navegante obligatoriamente utiliza un chaleco.

Antes de empezar la aventura, en la arena, un grupo de operadores turísticos con una cartilla en mano les explica a los potenciales clientes que con solo tres dólares pueden vivir lo que podría ser la mejor aventura de su vida sobre el agua.

Decenas se convencen de la propuesta, por lo que tienen que esperar turnos. Lo mismo aplica con los más extremos, quienes por 10 dólares son amarrados a un parapentes y llevados por los aires, desde donde se logran ver los hoteles que adornan a la playa de Atacames.

En Esmeraldas

Hasta ese sitio acudieron miles de turistas, los que no coparon todo los espacios, pero sí dinamizaron la economía de los vendedores de comida, hoteleros, masajistas e incluso los operadores de transporte interprovincial.

La diversión no solo estuvo en Atacames. En la Súa, un poco más al sur, pese a los embates que la naturaleza hizo con el malecón en diciembre del 2019, los turistas acudieron. Lo mismo se evidenció en balnearios de agua dulce como Vuelta Larga, de la ciudad d Esmeraldas donde primó el ambiente familiares de los lugareños.

En el balneario de Las Palmas, en la ciudad de Esmeraldas, la mayor diversión y exquisitez estuvo en tierra. Allí se hizo el XVI Festival internacional de música y danza, con la participación de varios países.

En simultáneo, el tercer Festival del Verde, una iniciativa que puso a prueba a los amantes de la gastronomía, por cuanto la meta era tener originalidad al momento de hacer comida donde el plátano verde era el protagonista. La diversión se extiende hasta hoy en los diferentes cantones de la provincia de Esmeraldas.