Relatos de quienes ven con optimismo a la discapacidad

Silvia Torres
Silvia Torres

Una de cada siete personas en el mundo sufre de alguna discapacidad, según la Organización Mundial de la Salud.

Caerse, levantarse, llorar, luchar y convertirse en lo que ellos más anhelaban no fue nada fácil, sus historias pondrán a lo largo de las palabras, sufrimiento, alegría, pero sobretodo las fuerzas de nunca darse por vencido cuando su mundo prácticamente dio un giro de noventa grados.

“Toda mi vida he sido independiente, soy comerciante y se ha hecho muchas cosas en el cantón, así como en la provincia, pero falta mucho por hacer. Lo más importante es el empoderamiento de las personas con discapacidad, porque a través de ellos se puede exigir y vivir ese derecho que tenemos”, comentó Omar Vásquez, colombiano, radicado hace seis años en Esmeraldas.

Cuatro vidas, cuatros familias y seres maravillosos a lo largo del camino, son parte de lo que hoy se celebra a nivel internacional al frente de las personas con discapacidad.

‘Una sillas de ruedas no me detiene’

Caminar, brincar o movilizarse de un lado a otro, eran hasta hace 10 años las actividades normales que realizaba Silvia Torres, quien a la edad de 28 años, quedó en sillas de ruedas al ser diagnosticada con artritis reumatoide, una enfermedad inflamatoria sistémica autoinmune, que afecta a las pequeñas articulaciones de manos y pies, produciendo su destrucción progresiva y generando distintos grados de deformidad e incapacidad funcional.

“Fue duro”, cuenta Silvia, quien para ese entonces tenía un hijo de cuatro años, su madre quien realizó la tarea de padre también, la motivó a continuar y a no darse por vencida.

Mandar cartas y viajar hasta la Presidencia de la República, fue parte del proceso para que le sea concedida una oportunidad, cuatro años le costó, pero al final ingresó en el área de bodega del Hospital Delfina Torres de Concha, en donde ya lleva un año desempeñando funciones administrativas ligadas a su título de Ingeniera Comercial.

“Una discapacidad es la capacidad de ser extraordinariamente capaz”, es la frase que ilumina los ojos de esta soñadora, que inspira a sus otros compañeros de lucha, para no quedarse sumidos en el dolor, sino a continuar con sus vidas.

Luis Pinillo
Luis Pinillo

‘No dejé llevar por las palabras negativas’

Sentado en su escritorio y concretando negocios, nadie pensaría que aquella persona tendría un 42% de discapacidad. Su postura erguida, da esa oportunidad de encontrarse y ahondar más en sus recuerdos. Luis Pinillo, propietario de la imprenta ‘Prestigio’ en Esmeraldas, revela que sus primeros años de estudios, las mismas burlas eran a diario. “Cojo me decían, pero aquello me fue fortaleciendo y nunca me dejé llevar por las palabras”, cuenta aquel hombre, que de joven pensó que los libros eran escritos a mano.

Su llegada al colegio ‘Ciudad de los Muchachos’ o Ángel Barbisotti, en donde ofrecían carpintería, mecánica, electricidad y la que hasta el día de hoy le ha traído satisfacción, la imprenta, fue el proceso para que se independizara y no tuviera que depender de nadie más que de sus propia fortaleza.

Tuvo cuatro hijos de dos compromisos, y entre bromas comenta que va por el tercero, esa actitud demostrada, relató que una vez caminando por el estadio veía una sombra coja, su pensar fue mirar de quién era, y al no encontrar a nadie, recordó aquella discapacidad que por momentos se olvida y deja atrás.

Amayra Bone Gaspar
Amayra Bone Gaspar

Su 70% de discapacidad no le impide ser una feliz mamá

“Mi mamá pensó que sería su compañera de vida, que nunca me casaría o peor aún tendría hijos”, esa anécdota que revela Amayra Bone Gaspar, tal vez se parezca a muchas otras, porque su discapacidad no fue limitante para casarse y tener tres hijos, que hasta el día de hoy, cumplen 27, 26 y 15 años de edad.

La representante de la Federación Nacional de Ecuatorianos con Discapacidad Física (Fenedif), empezó a estudiar a los 32 años, aunque en su adolescencia no le permitieron estudiar docencia, buscó otra alternativa con la que sacó adelante a sus hijos.

Inscribirse a corte y confección fue el apoyo rotundo de su mamá, que al principio la sobreprotegía, pero que Amayra revela, muchas veces eso limita las capacidades.

Su discapacidad del 70%, no fue obstáculo, para inscribirse en concursos de méritos, su oportunidad en una empresa coreana, sólo se coartó por el miedo a la tecnología, que hoy revela, están volviéndose muy amigas.

Luis Ignacio Cuero
Luis Ignacio Cuero

El deporte para vencer a la discapacidad

A él la vida le cambió a los 16 años, un accidente en el lugar que trabajaba informalmente (camal), le provocó gangrena en una de sus piernas, por lo que amputarla fue la única opción para salvar su vida. Luis Ignacio Cuero, de 58 años, hoy es Inspector de Higiene de la Municipalidad de Esmeraldas, pero en aquel entonces, su dolor no era descrito con nada.

“Hablemos de otra cosa”, fue el paso que dio para comentar sobre su paso en el deporte, lleva más de 30 años como atleta de básquet en silla de ruedas por la provincia, y sueña con motivar a las autoridades para que creen una liga dentro de la ciudad, porque mantenerse activo ha logrado que sus tres hijos y esposa, se sienten muy orgullosos de él.

“Las personas con discapacidad deben hacer un esfuerzo, no es necesario estar tirado en una cama o sentado en una silla, tenemos que poner de nuestra parte, porque yo nado, manejo bicicletas, motos, cuadrón y mi familia se siente orgullosa porque tengo mi discapacidad y sigo adelante”.