Muerto el perro…

Autor: Kléver Antonio Bravo | RS 68


Allá en España se repite con frecuencia el refrán que dice “Muerto el perro, muerta la rabia”. Allá en España.

Pero en tierras equinocciales el perro sarnoso y rabioso llamado Asamblea Nacional siempre tiende a resucitar. Nunca muere, solo va a los pantanos de la política, a reagruparse. Esto nos recuerda una parte de un artículo escrito por Alberto Dahik, publicado en años anteriores en El Universo. Recordaba el ex vicepresidente que, luego del cenicerazo y los puñetes en el Congreso de octubre de 1990, fue a conversar con un veterano de la política, don Raúl Clemente Huerta, líder de la vieja guardia del Partido Liberal.

Su preocupación más grande –relata Dahik- era la descomposición de esta Función del Estado, a lo que el veterano había respondido: “tranquilo Alberto, los próximos congresos serán peores”. “Los próximos congresos serán peores” … Clarito se ve que don Raúl Clemente fue todo un Nostradamus criollo. Y por esta premonición, vale la pena hacer memoria de los dos últimos años.

Esta historia de sarna y rabia nació el domingo 7 de febrero de 2021, cuando fueron elegidos 137 asambleístas, de los cuales 15 son nacionales, 116 provinciales y seis representantes de los migrantes; aparte, los cinco parlamentarios andinos, bien aparte.
Todo comenzó en la comunidad de San Francisco de Cotundo, cantón Archidona, provincia de Napo, donde una ex asambleísta pronunció un mensaje que bien podría llamarse la “Doctrina Cerda”: “Si roban, roben bien, justifiquen bien, pero no se dejen ver las cosas, compañeros”. Este pequeño discurso pronunciado el 17 de julio de 2021, frente a la comunidad del sector, no es que causó rechazo. Sepa la comunidad ecuatoriana que esta “Doctrina Cerda” más bien fue recibida con aplausos.

En serio. Los comuneros le aplaudieron a la ex asambleísta por su discurso – doctrina. Aquí no hubo censura, juicio político, ni siquiera golpes de pecho. Apenas unos días de vacaciones sin sueldo y ya. ¿Qué pasó con el Comité de Ética de la Asamblea Nacional?



No pasó más de un mes, cuando los medios de comunicación y las redes sociales, sacaron a la luz un nuevo escándalo relacionado con los “diezmos”, un cobro camuflado a los asesores y asistentes de los ex asambleístas por sus plazas de trabajo. Esto ya sucedió con dos ex asambleístas mujeres en meses anteriores, pero esta vez con la ex segunda vicepresidenta de la Asamblea, representante del Guayas por la Izquierda Democrática, pues aquí la cosa se puso color de hormiga. Resulta que Bellita habría cobrado 3 000 dólares al asesor y 2 500 a la asistente… Su respuesta fue muy concreta:

“abuso de confianza de sus colaboradores”. ¿Sería cierto que “Bellita necesitaba platita para una cirugía plástica”? El final de esta bella historia se dio con la destitución del cargo de segunda vicepresidenta y la expulsión del partido Izquierda Democrática. Eso es todo.

Aparte de la rabia y el descrédito, allí también reina la desunión. Claro, No podía faltar la desunión. Y es que apenas un año de más escándalos y poca producción, la ex presidenta de la Asamblea fue destituida por “incumplimiento de funciones”. La moción fue presentada por la representante del bloque correísta, con lo que sumaron 81 votos la noche del 31 de mayo de 2022 y ya, la destitución se hizo realidad.

Y hablando de supuestos, el ex asambleísta Peter C fue detenido el 16 de mayo del año en curso, por un supuesto delito de violación a una joven de 19 de años, quien había sida citada en un hostal para ofrecerle un puesto de trabajo, pues en este caso ya no se buscaba los diezmos, sino la cacería de favores horizontales. Esto había sucedido el 26 de abril, cuando la joven agredida llamó al 911, por lo que el ex asambleísta fue “detenido en flagrancia”. En el proceso de juzgamiento se reconoció que este tipo de delitos no tiene inmunidad parlamentaria. Peter C fue condenado al grillete, del cual se despojó, y al emprender la fuga, luego de su renuncia a su curul, fue capturado el 16 de mayo.

Este perro con sarna empañada en corrupción y con rabia escandalosa, es un perro feroz y peligroso. Nunca morirá. Más bien revive cada cuatro años, pero esta vez cada dos, previo un receso de cerca de seis meses. Este perro suele morder a la justicia y a la honestidad. Su veneno paraliza el desarrollo y no hay fuerza que lo detenga porque es autoridad. Por ahora está sedado, pero regresará en agosto de 2023, y así, la historia no cambiará, porque la mayoría regresará con la misma sarna y con rabia contagiosa. Mientras los ecuatorianos no sepamos elegir a los asambleístas, ni el perro ni la rabia morirán. “Tranquilo Alberto, los próximos congresos serán peores”.